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Críticas de Cinemagavia
Críticas 4.010
Críticas ordenadas por utilidad
8
27 de noviembre de 2021
55 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Rara avis

Chema García Ibarra continúa en su línea estilística, donde se mezcla lo paranormal con la realidad más campechana que pudiera haber, situando Espíritu sagrado en Elche. Así, logra crear un retrato de la idiosincrasia de las pequeñas ciudades, llevando al espectador al misticismo de la tranquilidad perpetua del lugar, combinándose con los conceptos espiritistas. En un primer momento, puede ser que el espectador quede extrañado ante lo que está viendo en pantalla. Sin embargo, para comprender el film en su totalidad, no se puede juzgar por las primeras escenas. Una vez vista de forma completa, se valora muy positivamente el viaje narrativo que realiza García Ibarra en la gran pantalla. Además, se une la dificultad de no ser un relato comercial, sino que necesita verse en su conjunto para comprobar la perspicacia con la que va cociendo poco a poco cada elemento.

Destaca, obviamente, la vertiente espiritual, con las creencias que van más allá de lo convencional, pero no es algo nuevo para el espectador. Hablar de sectas es algo que ya se ha hecho previamente, pero García Ibarra innova al hacerlo en un lugar como Elche, compartiendo la simbología de los barrios en todo momento. Asimismo, hace uso de la pérdida y desaparición de Vanesa, una de las hijas de Charo. Ese misterio en torno a su ausencia, se torna con una franqueza y una espontaneidad que quita dramatismo, pero que, al final del film, se convierte en el mayor azote para el espectador. Por estos motivos, se sublima una fascinación al verse la metamorfosis que hay en el film. Gracias a ello, pasa de ser una posible película de serie Z a un largometraje que parte de un terreno más abstracto para culminar con la verdad más cruda.

*La cotidianidad de lo amateur

Desde el comienzo de Espíritu sagrado se comprueba que el reparto actoral está formado totalmente por personas no profesionales. Por lo que, a pesar de las intenciones, no goza de la misma fluidez y naturalidad que un actor que se dedique enteramente a ello. En consecuencia, durante las primeras secuencias, se tercia hacia una especie de sobreactuación constante, que hace que sea difícil conectar con los personajes que hay en pantalla. Aun así, al igual que ocurre en el guion, su mayor fuerte se halla en cómo va transformando esa animadversión en una posibilidad de seducción a fuego lento. Dicho de otra forma, se terminan por aceptar estas licencias creativas, abrazando a sus personajes y confraternizando con ellos, en especial, con Vero, Charo y José Manuel, lo que termina de asentar el trabajo interpretativo.

Por otra parte, hay un despliegue de actores secundarios que también caen en esa falta orgánica de ejecutar su papel delante de la cámara, pero es lo que termina siendo su sello de identidad. Como dirían en el film “¡Corten!”, que algún actor actúe mal es una cosa, pero que todos lo hagan habitualmente es una cuestión de estilo. Y así es. Quitar ese factor ordinario, común y corriente de personas del día a día frente la cámara, no hubiera obtenido el mismo efecto en su compendio general. Por lo cual, acaba siendo uno de los aspectos transformadores del film. Además, el público asocia fácilmente qué representa cada uno de ellos. Así, paradójicamente, da más realidad, al intervenir personajes del día a día, como vecinas o jóvenes, que sirven como contextualización del espacio.

*Elche, ciudad paranormal

Cada vez son más largometrajes los que rompen la asiduidad de rodar en Madrid o Barcelona, lo que se valora para dar mayor riqueza a las distintas localizaciones potenciales que hay en España. Chema García Ibarra escoge esa Elche ausente de rimbombantes adornos, o de localizaciones impresionantes a nivel estético. Por lo que, favorablemente, se adueña de una estética muy definida, donde destacan factores estrambóticos, pero siempre dentro de una coherencia más en torno al barrio. Ahí es donde la realización hace su magia, con una dirección de arte que mantiene el realismo más puro: hogares, bares y tiendas... que podría uno encontrase perfectamente por las calles. También se valora que no haya habido una preparación cuidada al milímetro, esa esencia del amateurismo es lo que le da su propio sello de identidad.

La realidad es que sorprende como un film que se vaticina como posible cinta a mejorar, termina por colocar todas las piezas para obtener un resultado más que favorable. Por ello, hay que mencionar las decisiones estéticas y la identidad visual que se concentra en Espíritu sagrado. Por un lado, hay ese aspecto de televisión de los años 80, un 4:3 que utiliza de base una especie de trozo de rollo de cine. Después, los colores emulan ese aspecto de nostalgia, más cercano a los 90 que a los 80, en este caso. Por consiguiente, no es una ficción que se ambiente en la pomposidad de la actualidad, sino que da rienda suelta a ese factor espiritual que coincide con la crisis de fe que hay en plenos 2020's. Para terminar, el “Zombie” de Los Sobraos adquiere un sentido especial por culminar toda esta propuesta estilística.

*Conclusión

Espíritu sagrado es una grata sorpresa tras una final redondo, que termina de asentar las piezas, dando un golpe directo al espectador. Gracias a esa cocción a fuego lento de la narración, el espectador comprueba la perspicacia e inteligencia del guion de Chema García Ibarra. Por tanto, pasa de ser un posible producto a mejorar a un largometraje atrayente y coherente en sí mismo. Además, se aprecia esa mezcla de lo cotidiano, el barrio, el día a día con lo místico.

Por otro lado, la elección de actores no profesionales se convierte en un acierto al provocar una empatía bien planteada desde el amateurismo. Asimismo, esta concepción basada en la nostalgia de antaño, con sus imperfecciones técnicas y estéticas, logran una personalidad propia y en sintonía con lo que se muestra en el film. Una metamorfosis excéntrica, en torno a un camino inusual que encuentra su culmen de una forma espléndida.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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7
4 de junio de 2022
49 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Relato de dos perdedores

Garra se articula como un relato de perdedores, de aquellos que están a los márgenes y no siempre actuaron como debieron. Ese es el caso de Stanley (Adam Sandler) un tipo que trabaja como ojeador para los Philadelphia 76ers. Siempre viajando por todo el mundo en busca de ese jugador diferente que pueda mejorar a la plantilla. Un obseso del baloncesto que, sin embargo, no recibe el apoyo suficiente de los dueños del club. Y que con un pasado doloroso, fruto de su mala cabeza, ahora tiene que refugiarse en un segundo plano. Hasta que amenazado por sus superiores dará con la joya perfecta.

En un viaje por España, concretamente Mallorca, Stanley quedará prendado por el talento natural de un chico llamado Bo Cruz (Juancho Hernangómez). Un joven de apenas veintidós años que trabaja en la construcción, al tiempo que lidera pachangas callejeras. De modo que viendo posiblemente su última oportunidad, Stanley le convencerá para que deje a su madre e hija y pruebe suerte en la tierra prometida del baloncesto. En un viaje muy arriesgado, del que Bo será plenamente consciente solamente al final. Iniciando así una relación de pupilo y mentor, repleta de mucho sudor y algunas lágrimas. Con el tradicional sueño americano esperando en la cima de la escalera.

*Tiene encanto y es muy entretenida

Una trama mil veces vista, pero a la que Garra consigue engancharte. Por muy predecible que sean sus giros de guion, el equipo es capaz de ordenar a la perfección sus piezas. Dotando al conjunto de una solvencia envidiable, abierta a un público muy variado. No siendo necesario tener una gran afición por el baloncesto para dejarte llevar por la propuesta. Y es que los perdedores siempre tienen un romanticismo especial. Si no que se lo digan al entrañable Rocky Balboa, que comparte su Philadelphia natal con Bo y Stanley. Además de unas secuencias muy evocadoras y claves para cimentar la relación de ambos.

Sin dejar de subrayar su emotividad, su humor y la realidad que desprenden sus interpretaciones. Adam Sandler y Juancho casan a la perfección como profesor y alumno. O simplemente como padre e hijo, de hecho en la película no se menciona la figura paterna de Bo. Algo que el propio Juancho ha querido recalcar en alguna entrevista, declarando que se ha convertido en un hijo para el intérprete. Aspecto que queda muy patente en la cinta y que la dota de gran sencillez y emoción. La emoción de dos personajes abocados a la oscuridad que con esfuerzo y magia cinematográfica logran dar luz a sus vidas.

*¿Cómo creéis que es España?

Dicho todo lo anterior, Garra merece un cariñoso tirón de orejas por algunos elementos que cercenan su credibilidad. Como hemos dicho al inicio, en la trama tiene gran relevancia España, concretamente Mallorca, ya que aquí Stanley descubrirá al talentoso Bo. Sin embargo, resulta muy llamativo la imagen que se traslada de nuestro país. Da la sensación que Sandler está en una paupérrima ciudad sudamericana en la que reina la delincuencia. Con un bloque de edificios en el que vive Bo con su madre (María Botto) y su hija, habitado por vecinas gritonas. Aunque curiosamente la madre, supuestamente muy humilde, habla inglés con soltura.

Aspectos que chocan un poco, pero que enseguida quedan olvidados por el atractivo innegable de la propuesta. Con toda una serie de cameos y un palpable presupuesto que le hacen destacar dentro del género deportivo. Empezando por grandes figuras del baloncesto patrio como Felipe Reyes, José Manuel Calderón, Willy Hernangómez o el seleccionador Scariolo. Así como estrellas icónicas de la NBA como Julius Erving o los más jóvenes Trae Young o Aaron Gordon.

*Conclusión

En definitiva, Garra es una buena historia de superación con el mundo de baloncesto como telón de fondo. Una de esas historias que los americanos bordan sobre perdedores en busca de su última oportunidad. Con Adam Sandler brillante en la figura de un ojeador en crisis y Juancho Hernangómez como el talento descubierto al que explotar. En una relación a la que ambos le dan mucha verdad y multitud de cameos de estrellas del baloncesto. Así como un ritmo gustoso y una animada banda sonora.

Es cierto que el retrato de España es absolutamente llamativo por lo alejado de la realidad. Y también es cierto que algunos giros de guion son totalmente predecibles. Sin embargo se augura un rotundo éxito. Una clara jugada de tres puntos.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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7
12 de octubre de 2018
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bondad y maldad detrás de la piel

Para crear Lazzaro Feliz, Alice tomó como referencia una noticia local que leyó en un periódico años atrás. En ella, se relataba el engaño a una familia campesina por parte de una marquesa. Esta mujer, aunque la ley no permitía la esclavitud y la aparcería, se aprovechó del grupo hasta que la policía descubrió el crimen.

Y es que, el poder emocional de los hechos a veces supera los relatos ficticios. Por eso decidió llevar a cabo una metáfora cinematográfica acerca de lo que significa ser uno mismo en medio de una sociedad enferma de mentiras y escepticismo ante los escasos buenos actos de nuestra especie.

Capas de verdad

Además, un motivo importante que le llevó a escribir la película fue el análisis del protagonista: un joven noble, de carácter sosegado y paciente, dispuesto siempre a ayudar, obediente y sensible. Alguien que existe en dosis pequeñas, en momentos históricos y actuales, y entre remolinos de gente egoísta y mezquina. Un alma que no abandona a los demás ni oculta sentimientos, y que, con su corazón honesto y sincero, está dispuesto a mirar el mundo sin averiguar el por qué del mal, sin plantearse preguntas acerca de la naturaleza humana. Un niño grande que solo experimenta la calidez de la vida y del contacto con otros.

Y de cara a darle forma y presencia a su historia, la directora narra, a través de una de las voces de las chicas que trabajan en la granja, el cuento de un lobo, de un animal viejo cuya travesía y final pertenecen al viaje mismo de este joven; el que dibuja al hombre desde el realismo más frío.

Casting de talentos

Y hablando de actores, el elenco de Lazzaro Feliz está muy bien escogido. Sobre todo destacan los dos jóvenes que tienen el peso principal del film, quienes nunca antes habían actuado en la gran pantalla.

Adriano Tardiolo, nacido en Italia en 1998, encarna a Lazzaro con brillantez. Demuestra que sabe transmitir la inocencia y la calma del personaje con profundidad y le aporta un toque de ternura especial, pasando de una escena a otra con candidez y benevolencia, convirtiendo sus minutos en cámara en pura emoción y fragilidad.

Luca Chikovani, proveniente de Georgia (1994), es también cantante y compositor. Él vida a el marqués Tancredi, el hijo de la marquesa. Este personaje es interesante tanto por sus ideas, mayoritariamente distintas a las de su madre, como por su evolución hasta la adultez. Si bien arrastra cierta arrogancia y testarudez, conoce los secretos de su familia y desea alejarse de la ruindad de esta y encontrar la amistad en Lazzaro. El actor desarrolla el papel con solidez y llena de matices su relación con el campesino, haciéndonos ver que el perdón, la amabilidad y la voluntad son esenciales para salir adelante en un universo (aún) poblado de bestias.

Lección de vida

Lo cierto es, que lejos del mayor o menor deleite del film, Lazzaro Feliz nos presenta un debate que impera en la sociedad de hoy en día y que sobrepasa fronteras y edades. ¿Explicación? La respuesta es tan dura como la realidad que retratan los personajes. En el mundo hay mujeres y hombres buenos, pero los actos de amabilidad no encuentran paz ni hogar en los corazones… porque no pertenecen a espacio ni tiempo ningunos, porque las generaciones humanas se han encargado de sustituir los resquicios de esperanza por la sombra de la malicia y los intereses personales y grupales. En palabras de la directora, “se trata de una historia de renacimiento y de la inocencia que, a pesar de todo y todos, vuelve para perseguirnos y atormentarnos”.

Escrito por María Iglesias
https://cinemagavia.es/lazzaro-feliz-pelicula-critica/
Cinemagavia
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6
20 de abril de 2023
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El análisis más retorcido de la sociedad

Estamos antes uno de los análisis más salvajes de la sociedad, de los privilegios, las ambiciones y las diferencias entre clases. En Inseparables, los sueños se hacen realidad y es ahí cuando el espectador se empieza a plantear si, tal vez, sería mejor no desear ciertas cosas. Esta historia busca provocar e iniciar conversaciones en torno a los temas de la sociedad actual (la infertilidad, la maternidad, las adicciones, el papel de la mujer, el suicidio y los derechos reproductivos, entre otros muchos).

*Weisz consigue cargar con el peso de la historia

Aunque, es cierto que lo más reseñable es la interpretación de Rachel Weisz en este doble papel. La actriz interpreta a dos gemelas, Elliot y Beverly, que son muy diferentes entre ellas y se están retando y provocando continuamente. Pero, el espectador es capaz de diferenciar siempre a ambos personajes gracias a los matices que Weisz consigue añadir en cada una de sus interpretaciones. Consigue reflejar muy bien como una relación de amor entre hermanas puede desencadenar una serie de tragedias y momentos bastante oscuros en las vidas de ambas. Además, el hecho de que las dos gemelas estén juntas en muchas secuencias, compartiendo el plano, hace que la narrativa sea mucho más realista y visibiliza el trabajo en el diseño de efectos visuales que tiene esta producción.

Está muy presente en el guion también el deseo de la “nueva carne”. Algo que vemos en gran parte de la filmografía de David Cronenberg y recientemente también en otros trabajos como Titane (2021), ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Esa fusión, en la mayoría de ocasiones muy desagradable y sangrienta, entre el hombre y las máquinas. Así, es importante destacar que la serie cuenta con escenas muy explícitas y retorcidas que no son para todos los estómagos. Lo más interesante de esas escenas es que se construyen desde la perspectiva mujer. Aunque, conforme avanzan los episodios, esos momentos, al principio muy impactantes, se vuelven repetitivos y pierden ese efecto sorpresa inicial.

*Conclusión

Inseparables es un thriller psicológico con una propuesta estética y un guion que seducen y atrapan al espectador. Pero, es imprescindible verla completa para comprender la historia. La actuación de Rachel Weisz hace que el espectador quiera seguir viendo su historia. Su interpretación incentiva ese interés por conocer más sobre la vida de estas dos hermanas. Sin embargo, aunque busca ser revolucionaria y provocativa, se vuelve repetitiva. Tal vez, seis episodios son demasiados para la propuesta de esta miniserie.

Escrito por Maria José Cánovas
Cinemagavia
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6
26 de febrero de 2021
33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Obsesión personal

Pequeños detalles sucede en 1990 en Los Ángeles, California. Joe Deacon (Denzel Washington), agente del condado de Kern, viaja a la gran ciudad para coger una prueba de un caso, pero se queda al ver que han vuelto a cometer crímenes similares a los de su pasado como detective. Jimmy (Rami Malek) es quién lleva la investigación y ambos se adentrarán en esta historia que les redimirá de sus pecados. La película es interesante para los amantes del thriller, pero no está ejecutada con la suficiente elegancia y maestría que cabría esperar.

La cinta de John Lee Hancock trata temas como las obsesiones ciegas, tener fe en lo que hacemos para sacar la mejor versión de nosotros mismos o la no aceptación de los errores. La fe se ve reflejada en las conversaciones entre ambos protagonistas, en un momento Joe Deacon le pregunta a Jimmy si cree en Dios y le añade que él cree, pero cuando ve los actos que cometen ciertas personas se plantea cómo puede permitir esas cosas.

El tema principal de Pequeños detalles es la obsesión, que funciona como motor de ambos personajes. Hay personas que necesitan llevar a cabo un trabajo perfecto para poder sentirse realizados, sin dar lugar a errores. En cuanto cometemos un fallo nos obsesionamos y alejamos a nuestros seres queridos y a nosotros mismos de la realidad. La sociedad capitalista de hoy día no nos da espacio para equivocaciones, por ello debemos fijarnos en los pequeños detalles de la vida cotidiana para seguir adelante y no quedarnos anclados en instantes que nos arruinan la existencia.

*Autoengaño consciente

Pequeños detalles presenta una estructura de guion clásica en base al género del thriller policiaco, muestra demasiado sus cartas desde el inicio, con un comienzo atropellado lleno de bloques de información. Joe y Jimmy son una pintoresca pareja de policías que solo se entienden entre ellos, uno es la versión joven del otro, Jimmy representa el pasado en el que Joe Deacon no ha cometido errores y ayuda a su compañero a redimirse.

Pero, ¿dónde reside la fuerza de esta película de John Lee Hancock? Las actuaciones y la dirección de fotografía son lo que hace funcionar toda la trama. Tenemos a Denzel Washington y Jared Leto, que ejecutan de forma impecable su papel, Denzel como policía retirado con unos kilos de más y Leto con una locura irónica que juega con el espectador. La aparición de Jared Leto es una de las actuaciones del año, por la que está nominado a Mejor Actor de Reparto en los Globos de Oro. Sin embargo, Rami Malek no casa muy bien con el papel de investigador, demasiado refinado, impasible y serio.

Pequeños detalles destaca por su dirección de fotografía que toma como referente ‘Seven’ (David Fincher, 1995) con luces de linternas apuntando a cámara y una estética oscura. Este referente también lo aplicará en toda la trama, lo vemos relacionado con la resolución final y los espacios entre los que se mueven los personajes, como el desierto. Otro referente es ‘Vértigo’ (Alfred Hitchcock, 1958) en el fragmento en el que el agente Joe Deacon está en la habitación del motel donde está hospedado y una luz verde entra por la ventana, esta idea también se relaciona con la obsesión.

*Conclusión

Pequeños detalles es la última película del director estadounidense John Lee Hancock, que se adentra en el mundo del thriller de una forma atropellada. El film es bastante parecido en su concepción a ‘Seven’ (David Fincher, 1995), pero necesitaría mayor pulcritud en su ejecución narrativa. Es una cinta que se disfruta, con un final que conmueve a cualquier espectador, ya que viene a la mente aquella mítica frase ‘’What’s in the box?’’.

Pequeños detalles nos plantea la idea de si en ocasiones es mejor mentirnos a nosotros mismos para poder mitigar el dolor de lo sucedido. Quizá lo que necesitemos ahora mismo es un poco de autoengaño colectivo para poder seguir adelante y dejar atrás lo que ha significado el desastroso 2020 para toda la industria cinematográfica mundial, que está comenzando a funcionar con películas como esta.

Escrito por Santiago Varela Antúnez
Cinemagavia
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