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Críticas de antonio1004
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Críticas 103
Críticas ordenadas por utilidad
4
20 de marzo de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un año en el que el cine se rinde a sendos tributos cinematográficos (aparentemente cercanos y en realidad tan dispares) como The Artist y La invención de Hugo, no podría ser menos el mito de Marilyn Monroe, y más siendo esta la fecha en la que se cumple el 50 aniversario de su muerte. Por ello el resultado final de esta anécdota hecha película es ciertamente desilusionante. Nos encontramos frente a un convencional drama ligero sin mayor riesgo ni intención de adentrarse en la compleja vida de Norma Jeane, o sin ninguno más que el de aportar poco sutiles datos sobre su controvertida personalidad y sus polémicos escarceos amorosos, dando lugar a una película fascinada en exceso por el mito, demasiado respetuosa y cándida, tanto que al mismo tiempo lo difumina, quedando solo la magnífica (re)interpretación de Michelle Williams a la altura de ese mito inimitable.

Desconcierta que una película acerca de la fascinación que siente un joven sobre el cine, que culmina con su encuentro fugaz con la mismísima Marilyn Monroe (que puede ser lo más cercano a hacerle el amor a un fotograma), no encuentre su tiempo –ni el tempo- para adentrarse en esa relación, en esa conexión que se produce entre ambos, entre cine y mito. Culpable de ello es un montaje que acontece demasiado rápido, el ritmo es tan ligero que no alcanza a conseguir transmitir ese fascinación, al contrario, da un reflejo fascinado que lejos de mostrarnos con intensidad esa semana con Marilyn, más bien vuelve una mirada complaciente al icono que todos conocemos. Simon Curtis se deja influir por este respeto al mito y la dirección está más pendiente de lo superfluo que de lo oculto, dejando escapar esos pequeños instantes íntimos al estar plagada la narración de lugares comunes y diálogos carentes de toda sutileza ni capacidad de fascinación.

Del mismo modo, la oportunidad que se prestaba en el guión al metacine con el rodaje de El príncipe y la corista (1957) deja cierto sabor agridulce. Aunque no en vano, las complicaciones durante el rodaje, la interpretación de varias escenas del film por una esforzadísima Marilyn Williams y el cruce de egos entre ella y Laurence Olivier dan lugar a los mejores momentos del film, pero no dejan de estar más ligados a lo anecdótico que a lo puramente cinematográfico, para los que el cine y Norma Jeane todavía tendrán que esperar.
antonio1004
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5
8 de diciembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como nos contó su propio director al presentarla, 'Krokodyle' es una especie de autobiografía cinematográfica en la que pretende hablar de su oficio por capítulos, mostrando su particular visión de la vida y su fascinación por capturar la imagen muerta por medio de un alter ego que hace las veces de su yo cinematográfico.

Profesa su admiración por 'El cielo de Berlín' (Wim Wenders, 1987), y aunque evidentemente no vuela a la altura del autor alemán, intenta acercarse al fondo del arte con nobles intenciones, quizás demasiado ingenuas en determinados momentos, pero admirables al reconocerse en su amigo cineasta que se siente frustrado por el fracaso de su primera película por culpa de los productores (ahora es cuando conviene recordar que el anterior film del director es la inefable Imago Mortis) o de manera inquietante al crear un mundo fantástico por medio de una macabra animación -al estilo del checo Jan Svankmajer- con la que otorga un punto desconcertante a la (su) obra, convirtiendo el film en una incómoda reflexión autoral mezcla de realidad, ficción y fantasía que toca el surrealismo mágico al ser capaz de concluirse a si misma.

'Krokodyl' es un fósil cinematográfico en el que, quizás dentro de millones de años, unos arqueólogos encontraran los restos de un cineasta sin película, que, como no pudo ser inmortal con su obra, dejó sus restos en el cine para así no abandonar este mundo nunca.
antonio1004
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6
18 de junio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ellos son como el Whisky y el Vodka, no se pueden tomar juntos, pero bebidos en compañía nos pueden hacer pasar un buen rato. Dresen cambia de tercio y con 'Whisky y Vodka' (2009) aborda desde la comedia el siempre agradecido tema del cine dentro del cine, y lo hace con la compasión y el sarcasmo necesario como para compadecernos por cada uno de los integrantes del reparto y el equipo técnico que dan vida al film que se está rodando dentro de la propia película. Un rodaje que sufre un inconveniente, su protagonista siempre anda borracho, pero como es un actor demasiado importante para el éxito del film como para buscarle un sustituto, deciden contratar a un actor desconocido para rodar junto a él sus secuencias e intentar motivarle. El argumento (basado en una historia real) no solo da para divertidos malentendidos, sino par ahondar en la tristeza que hay detrás de los egos, en las relaciones amorosas pasajeras y en la soledad tras los focos que se acaba ahogando en una botella de alcohol.

Con un tono estilizado que rompe con sus anteriores films, y que desde el primer plano y los títulos de crédito recuerda a Woody Allen, tampoco pretende explotar el humor negro ni el gag visual, de hecho tiene una oportunidad desternillante en la secuencia a la salida del hospital y se decide no hacer uso de ella, que los alemanes tienen por algo ganada la fama de serios. Como su protagonista clama, Dresen tan solo pide un poco de respeto y cariño para los que hacen cine. Desde el técnico de sonido hasta el ayudante de realización, pasando por el director y los actores, todos durante el rodaje forman una gran familia que conviven teniendo sus más y sus menos, los que agridulcemente consigue capturar.
antonio1004
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5
18 de junio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Viento del oeste' (Robert Thalheim, 2011) es el poético título de un film como simbolismo de dos Alemanias con miedo a un cambio que finalmente era imposible de evitar. Un año antes de la caída del muro de Berlín, una furtiva historia de amor quiebra esa barrera y origina el cambio. Dos hermanas entrenan remo en un campamento según la rígida disciplina deportiva la República Democrática Alemania, pero descubren otra vida junto a dos chicos del otro lado del muro, con los que a través de las canciones de The Cure y Depeche Mode abrirán los ojos para atreverse por fin a decidir algo en su vida, aunque esa decisión ponga en juego todo lo demás, hasta su propia unión.

Entre vinilos, walkmans, besos a escondidas y fronteras (tanto territoriales como emocionales) recordamos una época no tan lejana en la que la libertad era el mayor de los riesgos. Unos riesgos a los que no nos somete una película demasiado previsible y confortable, que se ampara en la melancolía de otros tiempos sin carreteras secundarias ni baches que compliquen el camino, como si ellos mismos ya supieran que la historia iba a tener un final feliz.
antonio1004
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5
12 de mayo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cobran verdadera importancia los festivales de cine online como Iberfilmamerica cuando nos acercan a propuestas tan radicales como esta, que de otra manera difícilmente podrían asomarse a nuestras pantallas. Me pregunto cuál sería el espacio en el que se pudiera proyectar 'Transeúnte' sin sentirse fuera de lugar, donde encontrara su público. Como su propio nombre advierte, para no ser olvidada tendría que transitar y perderse de festival en festival hasta encontrarlos, ya que su paso por salas comerciales se antoja un imposible para una obra de estas características, pues el film de Eryk Rocha está mucho más cercano al cine experimental que a la ficción o el documental al uso. De hecho, podría funcionar igualmente y pasar como ficción que como documental, es indiferente. Y ese es el mérito de un trabajo esforzado por aproximarse al día a día de su protagonista, Expedito, seguir su camino y no hacernos sentir otra cosa más que su ruido, sus ruinas, su soledad. Las mismas que comparte con una ciudad en eterna vía de desarrollo. Un recorrido a cuyo paso vemos un Río de Janeiro decrépito, fotografiado en un blanco y negro (en super 16MM) que resalta los grises que todavía asoman al futuro de una ciudad contagiada de extrañas alegrías y tristezas.

Como si fuera una efigie salida del mundo de Val del Omar, Expedito deambula por la calle mientras escucha su música. La cámara raspa de poro a poro su recorrido, capta sus imágenes y sobre todo los sonidos que le rodean, haciendo hincapié en la memoria visual y sonora a la hora de (re)construir y montar la historia, si es que existiera, ofreciendo un punto de vista en el que el espectador está obligado a participar como narrador de la película a partir de pequeños trozos de realidades. Una exigencia quizás demasiado grande para la que, más allá de la extenuante experiencia, difícilmente se pueden encontrar resultados.
antonio1004
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