A veces poderosa y a veces pretenciosa (el plano final tiene algo de ambas cosas). A veces humana y a veces demasiado extraterrena. A veces fría y a veces cálida. A veces realista y a veces imposiblemente fantástica. A veces emotiva y a veces analítica. A veces sencilla y a veces extrañamente complicada. El director nunca termina de decidir el tono de su película, y el resultado final se resiente. Y yo no digo que no se pueda hacer todo eso a la vez, pero sí que para hacerlo hay que ser un genio. Si no, sé más humilde y ve a lo básico. Tykwer no lo hace y al final le sale un pudo ser y no fue. El resultado global es positivo y merece la pena echarle una visual, pero te queda la sensación de que podía haber sido una señora peliculona y al final queda una coqueta peliculita.

La Blanchett está espléndida, como suele estarlo cuando le dejan. Giovanni Ribisi tan mal como siempre, pero al menos aquí su eterna cara de palo sirve para algo. Otro fallo su casting.

Total, que se ve una vez y ya. Lástima.

Estamos ante una película de esas que el espectador nota al instante están hechas con la única intención de exprimir el filón, de dar el taquillazo. Está hecha sin mimo, sin cariño y con escaso respeto al referente original en comic (elementos indispensables en toda buena adaptación y que sí estaban presentes en "X-Men" de Synger). Un personaje atractivo, con toda una rica historia ya escrita, con una personalidad compleja... que en ningún momento vemos reflejada en pantalla. Una lástima, más teniendo en cuenta que se cuenta con un actor que es el personaje en carne y hueso.

Tampoco se muestra el director muy respetuoso con el espectador, al que "regala" un pastiche de situaciones, diálogos y peleas sin mucha lógica y con notables fallos de coherencia interna. Y para colmo se hace larga. Entretenida a ratos, es lo único bueno que puede decirse de ella.

Ojalá el 10%, o sólo el 5% de los directores actuales tuviera el talento y la imaginación que derrochan en Pixar. Qué diferente sería el cine hoy día de ser así. Ojalá.

Recuerdo discutir en el instituto con un amigo que insistía que la primera "Toy Story" merecía ser nominada al Oscar. Es verdad, molaba, pero en aquel entonces me parecía una locura querer comparar una peli de dibujos con cualquiera "real" (¡más comillas por favor!). Hoy creo que la Academia se deprecia más a sí misma por dar premios a pelis menores como "Infiltrados" mientras dejan en segundo plano a la que hoy por hoy es la vanguardia del Séptimo Arte. Y que se mueran los gafapastas.

Gracias señores de Pixar, porque pensé que después de los doce no podría volver a llorar con una peli de dibujos. Y ustedes han conseguido que a mis treinta y tantos lo hiciera primero con "Up" y esta misma noche con el cierre de esta trilogía ejemplar. Muchísimas gracias.

Absolutamente maravillosa peli, de esas en las que el hecho de que el rigor histórico sea licencioso te da igual. Porque lo importante es otra cosa.

Como muchas otras pelis carcelarias, trata sobre la libertad y la resistencia al poder, aún en el ambiente más totalitario que existe: la prisión. Como muchas otras pelis de guerra, trata de estar juntos en la adversidad, de no rendirse ante el enemigo, de extender la lucha a todos los frentes.

Pero, al contrario que otras pelis de guerra o de cárcel, no exalta las virtudes de un héroe solitario, sino el valor del trabajo en colectivo, del estar juntos. O no sólo, porque también están los individuos, cuya capacidad para resistir y ser libres se destaca en la peli. El individuo y el grupo, ambos necesitándose mutuamente. Ambos prefiriendo la muerte a la opresión.

O sea, que está entre "La Leyenda del Indomable", "Cadena Perpetua", "Doce del Patíbulo", "Cartas desde Iwo Jima" o "El Puente Sobre el Río Kwai". Palabras mayores todas ellas.

Y todo ello con ese especial sabor a cine clásico que sólo los grandes artesanos como Sturges sabían poner en juego: mezclar a la vez emoción y espectáculo, drama, comedia y aventura, profundidad y diversión, reflexión y entretenimiento. Todo ello tejido con mimo y precisión. Con ritmo, desplegando recursos sin abusar de ninguno de ellos. Articulando varios planos de lectura. Con un reparto coral simplemente maravilloso. Eso que nos ha hecho a todos, a todos, aficionarnos al cine.

Y no, no estoy de acuerdo con otras críticas. No estoy de acuerdo en que seamos más benévolos con las pelis antiguas. No es que lo que vimos de pequeños nos emocione más (yo era bastante mayor la primera vez que vi esta peli). Es que nos pongamos como nos pongamos esta forma de hacer cine se ha perdido, salvo por unos pocos nombres y títulos.

Y sí, ha sido a partir de los 90. En los 80 se había perdido ya la capacidad de combinar tonos serios y ligeros, pero al menos Spielberg, Zemeckis, Dante y compañía eran capaces de facturar entretenimiento de alto nivel. No me comparéis por favor, maravillosas pelis como "La Gran Evasión" con pastiches del tipo "La Momia", porque no hay comparación posible.

Monica Bellucci está tan sumamente buena que hace perder la cabeza a todos los hombres que la rodean, y eso provoca muchas situaciones límite.

Y ya está. Pues bueno. Con este esquema a veces la Bellucci nos ha regalado pelis interesantes ("Malena", de Tornatore) y algún que otro divertimento curioso, como su microhistoria en "Manuale d'amore 2". Pero a fuerza de repetirlo mil veces es inevitable que salgan pelis mediocres como esta, en la que el guión se limita a rellenar huecos hasta alcanzar la hora y media: Porque el único objetivo es exhibir el jamonismo supremo de la italiana todo lo que se pueda.

Como todos los heterosexuales de gen Y de este mundo, la Bellucci me parece probablemente el ejemplar más cercano a la perfección que haya dado el género femenino. Pero como cinéfilo estoy un poco cansado de verle hacer siempre la misma película. Y me fastidia porque ha demostrado ser mucho más que una belleza, es una buena actriz. Y he de añadir que por lo que le he leído en entrevistas y eso, me cae muy bien.