A partir de una historia real tremendamente fascinante, Eduard Cortés nos ofrece una película fallida, lastrada por la carencia de medios, un guión triste, unos personajes desdibujados y, en ocasiones, innecesarios y lamentables, una puesta en escena ramplona, unas subtramas de relleno absurdas, culminando con algún montaje de videoclip trasnochado. Todo ello nos muestra, una vez más, los tópicos que configuran al cine español y que se resumen en una falta de ambición, quizás por la mencionada falta de medios, o también, por una alarmante falta de ideas. Le falta magia.

Pobre divertimento parodico, mas próximo a las comedias de robo tipo Rufufu o Rufufu a la americana o a aquellas, cada vez mas mediocres, secuelas de La Pantera Rosa. El resultado es un simple y mediocre film, con un guión ramplón, en el que sobran personajes y no saben que hacer con ellos, con una situación de partida inverosímil y ridícula, donde con una llamada telefónica te enteras de la identidad y domicilio de un ladrón de guante blanco que lleva décadas buscándolo la policía, en la que George Clooney parece ensayar el anuncio de las cápsulas de café, y su adversario francés es tan tópico que solo le falta aparecer untando queso brie.

En fin, una solemne tontada que desmerece a la película precedente, y que solo se explica por el afán de obtener ganancias fáciles.

Prostitución o perversión de un personaje, tomado, aparentemente, de DC, para transformarlo en algo que nada tiene que ver con el Universo de comics de DC.

Si la trilogía de Nolan, con sus licencias, es respetuoso con el soporte dibujado, la Catwoman que atisbamos aquí muestra el peor y más rancio concepto de las productoras de cine sobre el mundo del comic, que consiste en aprovecharse de la fama y popularidad de los personajes, pero, cual tahúr, vaciarlos de contenido y llenarlos de podredumbre sin nada que ver con la historia dibujada del personaje, empleando como sicarios a unos ineptos guionistas, que en una especie de brainstorming etílico y delirante, pergueñan una historia absurda y profundamente insultante para los aficcionados del comic, a los que desprecian enormemente. Es tremendamente ilustrativo de este proceso tan perverso el documental sobre el filme que jamás se rodó sobre Superman, donde Tim Burton despreciaba el guión escrito por Kevin Smith (fanático de los comics de Superman y guionista de DC y Marvel) para hacer "su" interpretación del personaje, lo que muestra una arrogancia y un desprecio hacia el aficcionado y, sobre todo, a los demás artistas que han definido a dichos personajes.

Respecto al engendro que nos atañe, aparte de un guión lamentable, unos villanos ridículos (que se limitan a tres ladrones, dos matones y Sharon Stone), asistimos atónitos a una definición patética del personaje encarnado por Halle Berry. Así, si inicialmente parece un trasunto de "Betty la Fea", tras su transformación asume que su identidad consiste en menear el culo (literalmente) por azoteas y llevar un traje de dominatrix cutre, moviéndose más como "La mujer pantera" que como una mujer con los sentidos del gato, entre los que no están, creo recordar, el trepar por las paredes cual Spider-man. Sensualidad no es exhibicionismo del malo. Su interpretación es inexistente, así cuando es Catwoman se dedica a mirar de medio lado como si tuviese problemas en la vista o llevase un colocón encima. Mención aparte merecen los secundarios, innecesarios en una trama absurda y cuya función es la de alargar innecesariamente la película.

La dirección de Pitof es dinámica pero mareante; no para de mover la cámara, emplear planos bajos y realzarnos el culo de la Berry, confundiéndola, quizás, con Jennifer López, que es la que tiene la fama.

El producto para quién no conozca al personaje, es profundamente simple y tontorrón, y para el aficionado a los comics una ofensa, una aberración, de esas que no se olvidan.

Dentro de los telefilmes de Antena 3 para los domingos tarde y antes del habitual telefilme romántico alemán, en un mundo lleno de arios blancos y rubios, la cadena televisiva nos obsequia con un telefilme alemán de intriga, inquietante aunque previsible.

La joven del pantano nos relata como el hallazgo de un cadáver en el pantano reabre un caso que el veterano jefe de policía quiere resolver. Pero como en Broadchurch, en los pueblos pequeños hay más cosas de las que parecen. Y más sórdidas que en Twin Peaks.

La descripción de la psique de los personajes, en especial de la hija del policia, resulta interesante, por cuanto te muestra lo pérfido del ser humano.

Buen telefilme, aunque predecible, no por eso carente de interés.

Auténtico despropósito donde un redneck fondón y con el pelo en cresta como un poligonero valenciano, tiene visiones que le revelan que él es la reencarnación del dios nórdico Thor. Pero antes de coger el martillo de todo a 100, de plástico cutre, debe enfrentarse con unos hombres lobo cuyas cabezas son cgi del malo. Está acompañado por unos tirillas vestidos de carnaval vikingo, como acontecen en las costas de Galicia todos los años (recomiendo el de Foz), que en un territorio infestado de enemigos andan paseando, hablando de sus cosas, sin mostrar ni miedo ni pena ante sus compañeros muertos.

Con un nivel tipo Asylum, esta TV movie es un subproducto lamentable, mas próximo a una fan movie de las malas que a una producción seria. Actores (por llamarlos de alguna manera) que quedarían mejor como maniquíes de escaparate, por eso de la expresividad. Efectos de súper 8. Diálogos de relleno que citan continuamente a sus dioses. En fin... Ni para planchar.