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España España · Madrid
Críticas de Moody
Críticas 783
Críticas ordenadas por utilidad
5
14 de noviembre de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años 90 y durante la década de los 2000, un tipo llamado Guy Ritchie revolucionó la forma de rodar y hacer cine con su peculiar forma de narrar con un ritmo frenético y trepidante. Y aunque, como todos, tuvo algún borrón en su carrera (Madonna puede dar fe), películas como Snatch o RockNRolla son ya un referente no solo para los seguidores sino para multitud de directores que intentan emularle.

Monahan, aclamado guionista por haber firmado guiones como Infiltrados o El Reino de los Cielos, es seguramente fiel seguidor de Ritchie, pues no sin olvidar su forma de ver las cosas, ha intentado calcar la estética y las relaciones que se ven en sus películas. Sin embargo, y a pesar de conocer muy bien el movimiento de los bajos fondos, no consigue trasladarnos toda la emoción que esperábamos, y mientras el fondo es más que aceptable, la forma deja algo que desear.

En su esfuerzo ha logrado reunir a dos superestrellas británicas para protagonizar la película. Ambos personajes están algo fuera de la realidad, y mutuamente se ayudan a salir de su complicada situación. Es en esta trama romántica donde más se pierde el director, que no cristaliza delante de la pantalla la potencial sintonía de Farrell y Knightley. Los dos personajes atormentados que deben canalizar sus miedos para poder avanzar y esto nunca se expresa en pantalla, están anestesiados.

Toda la película está muy bien acompañada por una banda sonora cuidada y potente, siendo un punto a favor el hecho de que cada escena importante tenga su propia melodía, provocando en el espectador la atención necesaria.

Su largo final, que dura casi media hora, se basa en la finalización de las tramas que se ha ido abriendo antes, resultando ya algo habitual atar los cabos sueltos y no dejar al espectador que termine la película por su cuenta. Disparos y golpes que subrayan la violencia intrínseca de la película y que son una buena forma de contarnos esta historia.
Moody
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5
30 de agosto de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La llegada de una invasión extraterrestre siempre ha sido y sigue siendo un gran filón para los guionistas de Hollywood, ansiosos de utilizar toda la artillería de efectos especiales a su alcance para contar una historia que por supuesto no tiene nada de diferente a todas las anteriores.

Tiene todos los tópicos de sus predecesoras, como los diálogos simples, la falta de desarrollo en los personajes o una resolución made in USA. No falta ninguno a la cita. Es increíble pensar que los alienígenas, supuestamente más inteligentes que los humanos, no corten las comunicaciones y éstos puedan seguir en directo cómo se lleva a cabo la colonización.

¿Y entonces qué le hace diferente de las demás? Pues poca cosa. Sin embargo podemos rescatar los enormes efectos digitales que nos ofrecen algunos momentos espectaculares en cuanto a explosiones y disparos. Todo salta por los aires mientras los bandos van cayendo a su paso. Ver a Eckhart arrastrando un drama personal y poniendo caras hasta puede tener gracia y todo.

Aunque está claro que no es una comedia, su final parece de chiste. Con todos estos extraterrestres intentando acabar con un pelotón que, sin apoyo de nadie, va a dar con la solución al problema que nos ocupa.

Si es que no era tan difícil!!!!!
Moody
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6
13 de junio de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es nada fácil encontrar un personaje que, siendo secundario, se haga con el control de la película hasta dejar a los demás como meros espectadores privilegiados de lo que él haga. No nos importa nada más de lo que pase porque ya hemos encontrado algo que nos gusta más que lo que íbamos a ver.

El caso es que no todo es desdeñable y si tiene algunos aciertos que consiguen ese bien como nota. Si se trataba de una continuación de la acertada Pagafantas, es mejor que no lo digan. No tiene casi nada que ver con su predecesora (por Cobeaga) y la verdad es que debería. Aquélla tenía algunos momentos memorables que aquí no vamos a encontrar.

Para el reparto, Ugalde y Jiménez son guapos, encantadores y con telegenia, pero a la hora de actuar, son bastante sosos. Es difícil que lleven el peso de la historia. De ahí que JC pueda salir a nuestros rescate e ir dejando migas de pan para que no nos perdamos.

Con todo, el origen de la película es correcto y coherente, dejando claro el camino por el que quiere (y consigue) transitar. Si bien el final es el típico para este género, no podemos decir que sea decepcionante, solamente podemos decir que es algo previsible.
Moody
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4
25 de abril de 2011
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De la Iglesia siempre se ha caracterizado por ser un director arriesgado, trasgresor, innovador y valiente. Se ha atrevido con escenas inimaginables para el resto de directores contemporáneos y ha traspasado una línea invisible que parecía frenar a los demás.

Todo en la vida tiene un límite y aquí se ha querido rebasar. El problema es que el resultado nos ofrece una cinta deslabazada, con muchas ideas pero sin ningún concierto, débil. Sin duda viéndola se nos viene a la mente la memorable El día de la bestia, que con muchísimo menos presupuesto que ésta, evidenciaba una serie de registros de los que ésta adolece. Las ideas siguen estando ahí, pero hay que saber plasmarlas.

El comienzo es arrollador, con una atmósfera que nos adentra en los bajos fondos de una contienda cuerpo a cuerpo, y avanza con rapidez hacia el abismo porque lo que le interesa ya no es eso. Segura es el nexo entre un pasado y un presente que van de la mano, pero que tropiezan constantemente.

Salpicados con una sucesión de rostros por todos conocidos, ambos protagonistas entran es un tour de force interpretativo a la baja. Histriónicos en exceso, ninguno de ellos tiene el carisma suficiente para arrastrarte a su lado y convencerte de lo patético que es. Como ambos lo son, declaramos combate nulo.

Ambientado en años convulsos, el filme no logra imponer su peculiar estilo y solo provoca carcajadas al ver su desembocadura, imposible de empeorar por mucho que alguien se empeñe. Será difícil superar tanto despropósito.
Moody
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6
21 de marzo de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista, el triángulo amoroso protagonista amenaza con enseñarnos lo que sugiere, incluso sus primeras escenas también lo hacen, pero según avanza comprobamos que el cartel guarda sus cartas.

Egoyan tiene cierta prisa por llegar a lo que más le interesa: el cuerpo de la película. No se entretiene en construir una buena base ni en incidir en cómo se llega hasta la situación que se va a desarrollar. Las prisas no son buenas.

Una vez que estamos en esa parte central, podemos encontrar todo tipo de detalles en lo que se puede considerar como un viaje por la mente de la protagonista a través de la sensualidad y el deseo, ambos representados carnalmente por Seyfried. Su subconsciente es susceptible de ser manipulado al antojo de aquel/la que pueda/quiera. Sus propios miedos transforman su vida, y con ella todo lo que hay a su alrededor.

Y llega el momento de finiquitar lo comenzado, y con un final mucho más poético de lo que nos podríamos imaginar, podemos ver que todo puede cambiar, pero también que tarde o temprano todo volverá a su lugar.
Moody
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