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Críticas de Piano y yo
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Críticas 87
Críticas ordenadas por utilidad
4
7 de noviembre de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntos negativos -cada uno resta 1 partiendo de 10-:
1.- Intenta ser una comedia, pero realmente no hace reir en ningún momento, -salvo cuando Anthony Hopkins presenta a su nueva "amada" a su hija y al yerno-.
2.- Es la misma película que Woody Allen ha hecho miles de veces, y que la tenemos más vista que el tebeo. El Woody Allen en mi opinión está un poco salidillo.
3.- No está muy claro cual es la generación que protagoniza la película, si la de Anthony Hopkins y su fea esposa Gemma Jones, con el añadido de la pilingi Lucy Punch, que como ya lo tiene todo en la vida, también está ya un poco hastiada y por tanto deprimida, o si la generación siguiente, con el enigmático y mediocre escritor Josh Brolin, su neurótica esposa Naomi Watts que desea quedarse embarazada y no se entera de que su esposo está colgado por la vecinita -Freida Pinto, la cual a su vez está a punto de casarse con un chico bien del que no está enamorada-, y esa falta de claridad deriva en mi opinión en que los personajes más favorecidos por la historia acaban siendo los secundarios: Antonio Banderas y el que tiene la librería sobre temas del más alla y todo ese rollo.
Lo que quiero decir es que la película es bastante plomazo, aburrida y descorazonadora, pero al mismo tiempo, como Woody Allen no acaba de definirse, de dar su opinión, -simplemente narra y graba lo que ocurre-, acaba siendo difícil de tragar y te acabas preguntando ¿si no la hubiera hecho Allen, tendría tantas críticas esta película, o realmente nadie sabría gran cosa sobre ella?.
4.- Los únicos momentos dulces de la película es cuando suena la música de Mozart o de Donizetti -Lucía de Lamermoor- en la voz de Pavarotti, pero claro esto es sólo un ratito de nada. Recomiendo vivamente escuchar en casa música de ambos, en vez de ver esta película.
5.- Se repiten demasiado las escenas de la viejecilla contando a su hija y al yerno los cuentos que le ha contado a ella la pitonisa.
Y 6.- No acaba por desarrollar otras tramas que podrían haber sido bastante divertidas, como por ejemplo, la posibilidad que en principio muestra la película de que vuelva a la vida el escritor que consigue el triunfo tras haber entrado en coma, y cuya obra triunfal ha sido robada por el mediocre escritor Josh Brolin, o la de que Antonio Banderas se enamore de su secretaria Naomi Watts, en vez de hacerlo de la pintora recomendada como artista por dicha secretaria, historias ambas que habrían añadido más jaleo aún a la película, y que en mi opinión hubieran dado un aire totalmente rocambolesco a la película, pero que, perdidos al río, no le vendría nada mal.
Por lo tanto, en mi opinión, la película se queda a la mitad y en el fondo vale más como drama que como comedia.
Nota un 4 sobre 10.
Piano y yo
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10
15 de enero de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra joya más del director André de Toth, del que también me gustó mucho Ciudad en tinieblas (Crime wave, 1954, con el siempre genial Sterling Haydn); otra joya más del cine negro de los 40 y es la enésima, de una altura similar a todas estas obras maestras a las que estas aguas turbias me ha recordado:

1.- El personaje de la muy bella y angelical Merle Oberón (Leslie Calvin), sin duda me ha traído a la memoria a dos actrices:

A.- Por un lado, lo que le sucede a su personaje Leslie me ha recordado a la simpar Ingrid Bergman en Luz que agoniza (George Cukor, 1944), -ver spoiler uno-, y

B.- Y, por otro lado, Merle Oberón me ha recordado por sus miradas, sus gestos y toda su maravillosa interpretación, en este personaje de Leslie a la siempre genial Barbara Stanwyck -una de mis actrices preferidas-; y esto me ha ocurrido tanto en los momentos de estas aguas turbias en que Leslie sufre un dolor insoportable, por su débil psicología-, como en los breves momentos en que siente alegría, (magnífica la escena del baile con el doctor George Grover (interpretado por Franchot Tone), con todos los niños pequeños del pueblo jugueteando, y con la aparición de nuevos personajes que podrían ser también los malos de la película ¿quién sabe?, pues en el pequeño pueblo de Rossignol en el que todos se aburren, obviamente, todos quieren bailar con la bella y recién llegada Leslie.
Concretamente, en los momentos duros y de dolor, Merle me ha recordado a la Barbara Stanwyck de Voces de muerte (Anatole Litvak, 1948), y Mentira latente (Mitchell Leisen, 1950), en la que Barbara se luce como gran estrella en esa primera escena tirada en el suelo ante una puerta cerrada y abandonada por otra por su novio, el cual le pasa 10 dólares por debajo de la puerta para que simplemente desaparezca para siempre, primera escena ésta tan potente como la de estas Aguas Turbias en la que Leslie, enloquecida, sale de las portadas de los periódicos de sucesos, para en la siguiente escena despertar ante los médicos, tras su correspondiente desmayo.
Y por lo que se refiere a los momentos de alegría y amor, las semejanzas con la multidisciplinar Bárbara Stanwyck vienen de Bola de fuego (Howard Hawks, 1941) o de Tú me perteneces (Wesley Ruggles, 1941).

2.- El siempre genial Elisha Cook Jr. (Cleeve), que aquí es, por un lado ante Leslie un lobo con piel de cordero, también quiere ligarsela obviamente, pero en el fondo, un tipo con muy malas intenciones, agrio, impulsivo, inmoral, enamorado del siempre sucio dinero, y a la vez algo torpe, descerebrado y a las órdenes del también maravilloso Thomas Mitchell (Mr. Sydney), auténtico cerebro de la turbia operación acuática que se nos cuenta.
Pues como iba a decir el fantástico Elisha Cook Jr en estas Aguas turbias me ha recordado a sí mismo en su magnífica intepretación de George Peatty en la inigualable Atraco perfecto (Stanley Kubrick, 1956), si bien en esta última está a las órdenes de su insaciable amante, también ávida de dinero.

3.- El maravilloso y siempre perverso Thomas Mitchell (Mr. Sydney) me ha recordado a la absoluta estrella del firmamento fílmico Judith Anderson en su maravilloso papel de la Sra. Danvers, en la siempre bella, romántica y tormentosa película que es la genial Rebeca (del siempre retorcido y genial Alfred Hitckcock, 1940); ambos Mr. Sydney en estas Aguas turbias y la Sra. Danvers en Rebeca dirigen la casa, plantación o mansión de sus dueños con un oscuro e insano magnetismo, con una escrupulosa y omnipresente reiteración y orden en los horarios, en los hábitos, etc, etc, y con muy malas intenciones, imponiéndose en todo caso a los sustituidos y completamente desplazados señores de la casa, que son respectivamente John Qualen como el tío Norbert Lamont, al que en estas Aguas Turbias dibujan como despistado científico, y el simpar Laurence Olivier como Maxim de Winter, el cual bordó su papel de hombre de mediana edad, adinerado, pero al que su pasado impide enamorarse de nuevo en la obra maestra que es Rebeca.

4.- El matrimonio de los señores Lamont me ha recordado a los también amables y perversos Claude Rains y Leopoldine Konstantin de la bellísima Encadenados (Hitchcock, 1946), -ver spoiler dos-.

Y 5.- El enamorado médico doctor George Grover (interpretado por Franchot Tone) me ha recordado, por su papel -ver spoiler tres- al astuto Mark Halliday (interpretado por Robert Cummings en la magnífica Crimen perfecto (Hitchcock, 1954).

Y como siempre, no falta un vestuario y música maravillosas (siempre grande Miklós Rózsa), una ambiéntación fantástica, con Leslie llegando a un lugar completamente desconocido, en el que rápido comienza a sentir terror, como también ocurre a la protagonista Frances Dee, como Betsy Connell, al comienzo de la también genial y acuática Yo anduve con un zombie (Jacques Tourneur, 1943).
En fin, si todas estas películas antes reseñadas son todas obras maestras, y esta joyita de Aguas Turbias me recuerda tanto a todas ellas, será porque Aguas Turbias también lo es. (¿Quién decía que André de Toth era un mero artesano?, le contestaré que no estoy de acuerdo.)
Y en general, se nota que amo al cine clásico y especialmente el film noir -Gracias José Luis Garci por tu libro Noir, por tus programas de televisión y radio, por ser siempre guía, amigo, un ser al que amo y con razón-
Así que, música maestro, enciendan la televisión, no lean más críticas y, veánla.
Piano y yo, 15 de Enero de 2.019.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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10
27 de junio de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy moderna, que critica la situación de inferioridad de la mujer en los matrimonios de entonces. Cinematógraficamente hablando está muy bien hecha, con una luminosidad similar a la por otro lado mucho más optimista y también genial Ordet la palabra, también de Dreyer.
El argumento que he copiado de otra crítica y la opinión que me suscita las vivencias y desavenencias sufridas por Gertrud van en el spoiler, -coincido al 90% con dicha trozo copiado y en lo que estoy en desacuerdo lo escribo también allí-:
Nota 10 de 10.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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2
23 de abril de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me gustan las campañas electorales, no me gustan las películas de muñequitos. Motivo: cada vez hay más de ambas y no arreglan nada, es más sirven para que pierda uno sus dineros. Mucho mejor ir a cualquier concierto de música clásica, por ejemplo.
P.D. Se lleva un punto por la música tipo danza de Mozart en el baile inicial y otro por la pareja de hermanos gorditos que son los únicos que me han hecho reir alguna vez.
Piano y yo
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10
2 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mario Lanza canta y canta y la vida le obliga a ir, de menos a más, pues de inicio no tiene nada, salvo su voz, pero él lucha por su vida, y con todo su esfuerzo, por abarcar amor, bondad, belleza en el canto, nos brinda una interpretación llena de fuerza, vigor, pasión.
Sara Montiel es una humilde campesina, huérfana, a la que la vida solo le permite sufrir, trabajar y un día al año hacer de torera en las fiestas del pequeño pueblito de Méjico donde nació, y con ese pequeño gesto en ese concreto día en las fiestas patronales de dicho pueblo, trata de paliar el dolor por la muerte de su padre, un famoso matador de toros, al que los celos, ay, los celos, mataron de esa manera infalible que es peor que una cornada, y que no es otra que el que uno mismo ya no quiera vivir más.
La actitud de nuestra Sara no es otra que cuidar tanto a la poca familia que le queda, como a los aldeanos del lugar, entre los que destaca un paisano mejicano que se siente atraído por sus encantos, el cual, a su vez, con la llegada del cantante Mario, también sufre la dolencia de los celos amorosos.
Por lo demás, Sara sueña con una vida mejor, la cual parece muy lejana. Por tanto a Sara la vida solo le permite ir de más a más.
Y Joan Fontaine bebe, bebe, y organiza fiestas, -entiéndase orgías-, y no tiene ni que ir de menos a más -como Mario- , ni de más a más -como Sara-, pues, como nuestra querida Joan es millonaria y lo tiene todo, solo quiere a Mario para presumir de su “amor por la ópera”, el de ella, que es una “especie de serpiente maléfica” disfrazada de “cordero amante de las artes”.
Bueno, poco más se puede pedir; además si tenemos a un Vincent Price que borda su papel de empresario de ópera, que sabe de buena mano del cinismo de Joan Fontaine, pues se conocían desde pequeños, y todo esto lo dirige el grandísimo Anthony Mann, pues el resultado es un peliculón tan grande como la mismísima ópera Otello de Verdi o Don Giovanni de Mozart.
Además, las dos mujeres están muy bellas, especialmente la siempre guapísima Sara.
La música, como no tratándose de ópera, primorosa.
También muy bellas todas las escenas que suceden en Méjico, tanto por los paisajes como los interiores de las iglesias.
Así que, ahí va mi lema:
Apaguen el ordenador, ya no lean más críticas, y música maestro: enciendan la televisión y vean esta obra maestra.
Me ha recordado otra película muy bella, en las que los celos, aunque sean de una muerta, también están presentes: la famosísima Rebeca, también con Joan Fontaine.
P.D. Comento escenas impactantes en el spoiler, sin contar el final de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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