Hemos visto con el paso del tiempo muchas veces en las que una idea inteligente y buena de inicio se convertía en una película aburrida por un desarrollo inadecuado. Sin embargo, al menos yo no recuerdo muchos ejemplos en los que una mala idea pueda terminar en algo medianamente interesante.

Me ha recordado a otras películas como Beautiful girls (aunque ésta tremendamente superior) o a Bocados de realidad, películas que sirvieron de referente para sus generaciones contemporáneas y que aún siguen siéndolo. Ésta que nos ocupa no podrá llegar nunca a esas cotas, pero se mira en el espejo para decirse a sí misma que también tiene algo que contar, y se esfuerza para lograrlo.

Happythankyoumoreplease es casi un retrato generacional de aquéllos que se encuentran cerca la temida treintena y viven en grandes ciudades, una generación que se muestra insegura, desorientada, con dificultad para encontrar su lugar en el mundo, alérgica al compromiso y angustiada por las responsabilidades que suponen ser adulto. Es cierto es que el amor y sus consecuencias son los auténticos protagonistas de la historia, pero también es una buena historia de sentimientos, por lo que no defraudará a aquellos que estén hartos de empalagosas comedias románticas.

En una historia como ésta, no podía faltar como elemento diferenciador una gran ciudad (en este caso Nueva York) que proyecta los objetivos de los protagonistas. No vemos una imagen de la ciudad nocturna, con multitud de gente que nunca duerma, sino que la imagen que nos ofrece es de claridad, de luminosidad, muy acorde con el tono positivo del filme.

A pesar de la tristeza y la melancolía de las decisiones a tomar, la actitud positiva se hace con el control, apoyándose en una fotografía repleta de luz. Quizás su final sea algo irreal, con su manifiesto excesivamente positivo, pero muchas veces tenemos lo que nos conviene delante de nosotros y no sabemos reaccionar.

Ya desde el inicio, el montaje en el que las historias de los protagonistas se entrecruzan dejando a sus personajes tocados sentimentalmente para comenzar una nueva relación puede que sea uno de los mejores momentos del filme, y enseñarlo tan pronto nos lleve a pensar que el listón va a estar muy alto.

Durante los primeros minutos del metraje parece que estemos viendo un reportaje turístico de la ciudad de Nueva York. Todas las vistas, los lugares que aparecen son muy buenos, aunque en su mayor parte inaccesibles para el resto de los mortales que visitamos la ciudad. Otro buen momento.

Desde aquí, esta comedia romántica, que tiene bastante poco de comedia, poco de romántica y mucho de física (la mayor parte de los minutos ambos están en la cama) continúa por el camino antes marcado por otras de alejarse de aquel tópico en el que las chicas buscaban a un chico para casarse. Hace unos años la películas de este género se basaban en este cliché, menos mal que ahora ya no.

Kunis y Timberlake acaparan prácticamente todas las escenas, lo cual deja muy poco espacio para los secundarios. Unos actores sobresalientes (Harrelson y Clarkson principalmente) para lo poco que se les ve y que en otras condiciones habrían borrado a los jóvenes de la pantalla. Sin embargo aquí Gluck solo les tiene para dar algo de profundidad a los personajes principales.

Con una banda sonora muy apreciable, acorde en todo momento a lo que estamos viendo, se trata de una comedia romántica, y como tal, debe aparecer el amor. En estos casos lo mejor es mirar atrás y ver si el recorrido ha merecido la pena. Para entonces esperemos tenerlo más claro que lo que lo tienen los personajes.

La llegada de una invasión extraterrestre siempre ha sido y sigue siendo un gran filón para los guionistas de Hollywood, ansiosos de utilizar toda la artillería de efectos especiales a su alcance para contar una historia que por supuesto no tiene nada de diferente a todas las anteriores.

Tiene todos los tópicos de sus predecesoras, como los diálogos simples, la falta de desarrollo en los personajes o una resolución made in USA. No falta ninguno a la cita. Es increíble pensar que los alienígenas, supuestamente más inteligentes que los humanos, no corten las comunicaciones y éstos puedan seguir en directo cómo se lleva a cabo la colonización.

¿Y entonces qué le hace diferente de las demás? Pues poca cosa. Sin embargo podemos rescatar los enormes efectos digitales que nos ofrecen algunos momentos espectaculares en cuanto a explosiones y disparos. Todo salta por los aires mientras los bandos van cayendo a su paso. Ver a Eckhart arrastrando un drama personal y poniendo caras hasta puede tener gracia y todo.

Aunque está claro que no es una comedia, su final parece de chiste. Con todos estos extraterrestres intentando acabar con un pelotón que, sin apoyo de nadie, va a dar con la solución al problema que nos ocupa.

Si es que no era tan difícil!!!!!

De principio, no me atraen especialmente las películas basadas en hechos reales porque siempre tienen que acabar plegadas ante las exigencias artísticas, siempre hay detalles importantes que se dejan a un lado y otros que, sin ser importantes, se potencian por aquello de dar dinamismo.

Con su particular arte de mover la cámara, Boyle nos recrea una historia para pasarlo mal. Y no es de esas con sustos o terror, sino de aquellas que de verdad aterran porque lo que ocurre es la vida real, y éstos son los miedos más temidos.

Esa circunstancia agobia a pesar de que la mayor parte de la película transcurre a plena luz del día, lo cual no nos ayuda a la hora de encontrar una salida. La atmósfera se hace pesada porque sabemos lo que va a pasar y lo esperamos con ganas.

Sin embargo, y a pesar de que algunos la etiquetan como película de acción, Boyle se instala en la filosofía del "me río por no llorar" y articula, a través de una cámara de vídeo, el paso de la vida del protagonista por delante de sus ojos como previendo lo que puede ocurrir. Todo esto se hace eterno y tremendamente tedioso, desvaríos de una persona a la que le faltan comida y agua incluidos.

Podemos imaginar que tantas horas en un desfiladero sin poder moverse procurarían al protagonista muchos más problemas de los que aparecen en la película, pero bastante mal lo estaba pasando ya como para que algún animal le pusiera en problemas.

Aburrida en muchos momentos, solamente el buen hacer de director y protagonista merecen la pena para ver ese final en el que se esconde el hecho en sí deliberadamente, no fuera que calificaran la película solo para adultos...

A pesar de que la protagonista sea encarcelada al poco de comenzar, no podemos esperar escenas de juicios o abogados (que aparece muy fugazmente) porque no va por ahí la cosa.

A diferencia de otras películas de temática parecida, ésta no se centra en involucrarnos en la búsqueda de la verdad, en si es o no culpable, cosa que aquéllas suelen hacer utilizando giros a veces forzados y sin sentido que nos lían más de lo que estamos. Aquí no hay fe en la justicia, así que no nos pide que la tengamos nosotros.

Interesa más la forma en la que se traza el plan, y en los detalles que son de suponer porque está claro que no todo puede salir a la primera. Sus fallos en el plan son muescas en la pistola, pruebas que el protagonista debe pasar para saber que está preparado. Son necesarios.

Es evidente que este género uno debe tomar las inverosimilitudes como licencias del guionista, que necesita de ellas para entretenernos. De otro modo cada acción se convertiría en un imposible para la mayoría de los mortales.

Bien rodadas las escenas de acción, Haggis aparta su lado más efectista y lacrimógeno para rodar lo que según su título parece una condena, pero es en realidad una buena película.