Una maravillosa aventura que convierte una aparente excentricidad en una profunda reflexión sobre la sociedad contemporánea y, a la vez, en un hermosísimo homenaje al cine. La imposibilidad de ser salvaje solo se resuelve a través de la construcción cinematográfica. Será dentro del cine donde ese mundo apartado de la sociedad pueda existir. Será dentro del cine donde se consumará la venganza ante ese mundo hostil que le hace la vida imposible a nuestro protagonista. La ficción como refugio y también como arma. Es ante la cámara donde todo encuentra un sentido. Estamos ante una ficción documentada o -dicho de otro modo- ante una ficción convertida en herramienta documental. Muy, pero que muy, recomendable.

La poesía de Patricio Guzmán plantea en este film un dilema sumamente revelador: ¿Cómo puede ser que veamos más allá de las estrellas y seamos incapaces ver a través del subsuelo? Ubicado en el desierto de Atacama -lugar donde se estima que hay enterrados miles de asesinados por la dictadura chilena- el film despliega un inédito diálogo entre científicos y madres de desaparecidos, entre el calcio de los planetas y el de los huesos, entre el cielo y la tierra. Una maravillosa alegoría donde, a mi modo de ver, el director chileno alcanza la perfección de su particular estilo.

Interesante retrato de la Italia Berlusconiana. Como es habitual en el director el casting de personajes es riquísimo, la tesis a demostrar está definida de antemano y los momentos en los que el montaje debe lucir, luce y mucho. Podemos estar de acuerdo con la mirada del autor, pero de lo que no hay duda alguna es que logra inmortalizar un periodo muy particular de la Italia contemporánea. Ojalá muchos otros países -con sus respectivos periodos históricos recientes- tuvieran retratos de esta calidad y determinación.

Un documental de referencia. Logra de un modo magistral lo que tantísimos documentales intentan: Tratar un tema universal (este caso la escuela en la infancia) desde una realidad local (en este caso la vida de campo en Francia). Humanidad y poesía a raudales.

Siempre es elogiable que alguien decida conocer una realidad (en este caso los efectos en la salud de la comida basura) implicándose directamente en esa misma realidad (comer comida basura durante un mes). Pero de buenas intenciones está lleno el infierno y una película no es solo un anunciado atractivo, ni un título ocurrente, ni un póster provocador.

'Super size me' fue un gran producto de marketing. Bonito por fuera e insustancial por dentro. Es cierto que la película no afecta a la salud como la comida que denuncia, pero tampoco aporta nada más allá de algunas sonrisas. Su única virtud tal vez fue concienciar a sectores de la sociedad a los que raramente llegaba una mirada crítica sobre esta temática.