No sé cual es el más desagradable de los personajes de Mad Men; el más hipócrita, el que ostenta mayor doble moral, el más codicioso, mentiroso y hasta aburrido, ni cual me causa mayor repulsión al verlo fumar y chupar como una esponja.
Así y todo no me pierdo un capítulo, me encanta su estética de sueño americano (que en la vida real detesto), la pulcritud inverosímil de sus personajes, y me hipnotiza ver como retrata la capacidad del ser humano de autodestruirse y causarle lo mismo a seres que supuestamente aprecian.
Probablemente de haberla comenzado a ver en otra circunstancia o momento todo esto me hubiera causado un rechazo irreconciliable, como me pasó otras veces con otras series o películas. Entiendo que puede pasarle lo mismo a otras personas; interpreto que la serie es una feroz crítica y no un ensalzamiento de esa sociedad en decadencia hace ya 40 años, momento donde está ambientada.

Crítica realizada al término del cuarto capítulo.
Tengo una gran decepción con la segunda temporada de True Detective. La primera temporada, si bien me encantó, para mi gusto tenía un bache en la historia detectivesca en la mitad de los episodios, y la misma no era lo suficientemente buena comparado con lo bueno de los personajes, donde estaba su fuerte. No quiero decir que hubiera sido mala, sino que los personajes se robaban todo el protagonismo. No hubiera importado si no hubiera habido crimen alguno y sólo hubiéramos escuchado una sobremesa de Woody Harrelson y Matthew McConaughey hablar durante 8 horas.
En esta segunda temporada me empiezo a sentir incómodo desde el principio. Toda esa oscuridad y decadencia que se veía en la primera temporada, en esta segunda parece impostada, exagerada, no fluye naturalmente como ocurre en infinidad de ejemplos de series y películas. Desde el razonamiento del protagonista contando que de niño quería ser astronauta, la relación con su hijo, todo es forzado, se le ven los hilos. La historia detectivesca es burda, aburrida, retorcida sin sentido y, lo peor, es que nunca me llegó a atrapar, incluso por momentos me irritaba. Si bien queda algo de misterio, es infinitamente menos interesante la investigación de la muerte de un corrupto por un presunto ajuste de cuentas que la de un psicópata que mata mujeres inocentes. Hasta los créditos iniciales en este año son de menor nivel que la anterior.
Los personajes cuentan con los mismos vicios que la ambientación, sus conflictos parecen forzados, exagerados y no se entienden sus motivaciones. Como en esas películas que aparecen en la época de los Oscar para impactar a la crítica, donde todos los conflictos por los que pasa terminan generando indignación por querernos manipular (recordemos a Precious). Hay un intento de emular a aquel plano secuencia que se puede decir que hizo historia, pero en una escena ridícula, emulando lo peor de Hollywood con explosiones y exageraciones sin sentido.
Incluso deja todo preparado para que los fanáticos de Breaking Bad, una vez más, la recordemos como referencia absoluta de la historia de la televisión, al utilizar muchos de sus actores secundarios.
Habrá que esperar al año que viene para ver si se puede llegar a emular el nivel del 2014.
Ni siquiera está la hermosísima Alexandra para salvar esto.

Así es amigos. El síndrome Netflix ha llegado a HBO. No me tilden de desalmado por el trasfondo, pero la historia no da para un documental de dos horas y media. Es una anécdota de unos 40 minutos como mucho, alargada hasta el hartazgo, causando un aburrimiento supremo. Al leer la sinopsis es atrapante y desde ya más que interesante pero es un recurso barato que se va desarmando y desmantelando, especialmente en el segundo capítulo, donde queda en evidencia que hemos sidos engañados. Todo el primer capítulo fue una especie de Clickbait para contar una historia agotadísima y que podemos verla en cualquier canal de noticias un día normal. no pierdan el tiempo porque encima es un embole supremo. No me esperaba esto de HBO, donde sus productos pueden gustar o no pero no nos someten a cazabobos baratos para vender sus historias como otras cadenas.