Pretenciosa y grandilocuente. A pesar de su sencillez, la apuesta de Coixet es en este caso demasiado ambiciosa. Es muy difícil que un solo escenario y dos personajes puedan dar para todo lo que la directora se propone. “Ayer no termina nunca” (expresivo título, toda una declaración de intenciones) propone un cóctel de sensaciones encontradas, con emociones a flor de piel. Y, de paso, efectúa una crítica social demoledora a la situación española actual, con un escenario casi apocalíptico, plasmación de un futuro cercano para la crisis que estamos padeciendo. Demasiada tensión contenida….

He de reconoce que cuando llevaba media hora de película he sentido impulsos de abandonar la sala. Me he quedado, y lo cierto es que la peli va ganando a medida que vamos introduciéndonos en las experiencias vitales de los personajes. Candela Peña está genial, como siempre. Javier Cámara no llega a tan altas cotas, pero cumple. Los dos actores superan con solvencia un reto interpretativo muy difícil. Muchos habrían naufragado ante un reto así. Pero eso no basta.

El estilo llega a ser estridente. Los episodios en blanco y negro, en los que cada personaje transmite sus propias sensaciones íntimas en un formato “rollo making of”, es sencillamente cargante. A mi entender, sobra.

En esta película, una mirada o un gesto de Candela Peña transmiten más que un florido discurso de palabras ampulosas, o que un forzado encuadre en un escenario que no da para más. No sé si Coixet ha entendido esto. Es de agradecer que un director afronte riesgos, pero no sólo por eso el resultado ha de ser bueno.

El gran problema de esta película es que no nos podemos quitar a Amelie de la cabeza. Y, en mi opinión, no es sólo un problema del espectador, Jeunet se empeña en que sea así, y no sólo porque la actriz protagonista sea la misma...

"Largo domingo de noviazgo" es de 10 en muchas cosas. Recuerdo pocas películas en que los flashbacks y la voz en off funcionen tan bien. El principio es poderoso, el argumento es potente y el final es emocionante sin caer en el empalago. Y, por supuesto, el despliegue de color, la fotografía y la puesta en escena son todo lo deslumbrantes que se puede esperar de una película de su autor. Jeunet fiel a Jeunet.

El problemilla, a mi entender, es el autohomenaje, Mathilde, aun siendo muy diferente a Amelie, nos propone el mismo juego de misticismo romántico sin concesiones. La trama llega a confundir en muchas ocasiones, lo que demuestra que el director estaba más preocupado en otras cosas. La película está llena de grandes momentos, pero también de detalles que sólo buscan la complicidad fácil con el público. Y eso llega a provocar un cierto hartazgo...

Da la impresión de que Jeunet quería dar una vuelta de tuerca a su cine. "Largo domingo de noviazgo" es como "Delicatessen" y "Amelie", pero en plan superproducción. Quizá en otras circunstancias me habría extasiado, y la verdad es que podría citar no menos de diez escenas que me han gustado mucho, pero... Tras ver la película, mi impresión es que había visto una gran obra, hecha por un cineasta que conoce el oficio y tiene muy claro su estilo, pero que sólo ha conseguido entretenerme, incluso a veces deslumbrarme, pero sin llegar a emocionarme de verdad. Y eso sí puede ser un hándicap en una película que hace del romanticismo su principal bandera... O sea, una buena película. Ni más, ni menos.

Descarnada película. Deslumbrante. "Bestias del sur salvaje" es una extraña batidora de sensaciones, que da bandazos entre el realismo más descarnado y el lirismo más onírico. Ante todo, debe destacarse la arriesgada manera de contar la historia, con una cámara en mano mareante, escenarios imposibles en donde personajes estrafalarios viven historias de supervivencia y desarraigo...

El problema de esta montaña rusa narrativa surge alcanzada la hora de metraje, más o menos. Los giros formales y argumentales terminan dejando en evidencia una trama más bien sencilla. Disiento de las alabanzas que se han hecho a la niña protagonista, a mí me ha parecido más bien cargante. Quizá sea problema del doblaje...

Al final, el gran mérito de Zeitlin es que todo encaje de una manera más o menos coherente. Y eso, puesto el listón tan alto, tenía mucho mérito. La película no da lugar a las concesiones y mueve al espectador a un conjunto de sensaciones contradictorias. Cuando ves esta película, el fuego quema, el agua te ahoga, la limitación del espacio te crea claustrofobia, el alcohol te emborracha, la comida te empacha (¡marisco!), las evocaciones te hacen soñar, los afectos de los personajes te emocionan. Todo ello sin olvidar el evidente compromiso ecológico de la película.. Ése es el gran mérito, sin duda. Aunque al final uno se sienta mareado, no puede dejarse de reconocer el mérito de esta película.

O sea, que no me ha parecido una obra maestra, pero ya tengo ganas de ver la segunda película de Zeitlin...

"Amor" es una película para emocionar, más que para pensar. El film tiene la factura formal de Haneke, grandes planos y sobriedad formal para relatar situaciones que son verdaderos puñetazos.

Una de las mejores cosas, en mi opinión, es que la película prácticamente en ningún momento cae en la sensiblería. A pesar del título, Haneke no nos presenta una pareja movida por una "sosegada pasión", ni por un baboseo engolado. No se aprecia una especial complicidad o admiración entre los personajes. Más bien se trata de dos ancianos que, con el tiempo, y tras toda una vida juntos, han aprendido a conivir. Apenas hay referencias a su vida pasada o a su juventud. La única concesión, desde mi punto de vista, es la figura de la paloma.

Tampoco el argumento puede considerarse especialmente rebuscado. Haneke nos muestra una historia desgraciadamente muy habitual y conocida por todos en nuestro mundo. Es más, los protagonistas parecen disfrutar de una posición económica más o menos desahogada, que permitiría sobrellevar estas tragedias cotidianas de una forma menos insoportable que para muchos mortales.

La trama carece de cualquier intriga, todo es un gran flashback. Desde el principio podemos conocer qué va a pasar.

Tampoco existe una preocupación por presentarnos unos personajes especialmente simpáticos. Es más, en algunas escenas el personaje de Trintignant llega a resultar antipático.

Y, dicho todo esto, lo cierto es que la película me ha sacudido, me ha removido algo muy dentro. Serán las grandes interpretaciones. O el dominio del espacio. O la música, que emociona y hiela a la vez. O el sonido, que llega a integrarse en los propios diálogos. En fin, será el "toque Haneke". Es muy fácil empatizar con los personajes, no puedes evitar sufrir con todos y cada uno de ellos. Y todo es puro miedo: a la enfermedad, a la soledad, a la falta de libertad... El amor se manifiesta en la muerte, y la muerte termina siendo un acto de amor.

Supongo que después de ver la película no sé nada que no supiese antes. Quizá me pueda servir para entender mejor a las personas que puedan estar a mi alrededor, o para ser más tolerante. En realidad, es como si me hubiesen estado dando bofetadas durante todo el metraje.

Una gran peli.

Floja película de terror. Es de agradecer que no abuse de los sustos artificiales más de lo estrictamente necesario, pero uno tiene la impresión de haber visto la misma película muchas veces. Sin tensión, diálogos forzados, planteamientos argumentales arquetípicos y desarrollo anodino para llegar a un final más que previsible. Padres recién separados, niña poseída, resonancias religiosas... Durante todo el metraje esperas que llegue el clímax, y cuando al fin llega ya estás esperando que pase... Eso sí, interpretaciones correctas del padre y de la niña.

En fin, sabía a lo que iba...