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España España · Madrid
Críticas de Eduargil
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Críticas 139
Críticas ordenadas por utilidad
7
26 de febrero de 2017
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne volvieron con La Chica Desconocida a la sección oficial del pasado Festival de Cannes, dos años después de Dos días, una Noche (2014). Ambas películas fueron concebidas más o menos en la misma época, y la estrella de esta última, Marion Cotillard, también fue la elegida en un principio para protagonizar La Chica Desconocida; pero conflictos de programación y agenda impidieron su participación, por lo que optaron por contratar a Adèle Haenel con una actuación más que convincente, perfecta para el papel de la eficiente y apasionada doctora Jenny, como de pertinaz detective. Aquí reside la novedad en relación a sus anteriores films, al mezclar el drama social con la intriga policiaca.

La estricta profesionalidad y la rectitud moral de Jenni Davin tienen bastantes semblanzas, todas ellas basadas en la búsqueda obsesiva por encontrar respuestas, y por ello toma la iniciativa de descubrir la identidad de la joven muerta después de negarle el acceso a la consulta médica. Esa mezcla de culpa y de concienciación social hace que la joven doctora abandone sus planes de ingresar en una prestigiosa clínica privada, para seguir como médico de familia en una modesta consulta de barrio, en concreto, en una zona desfavorecida de la antigua ciudad industrial, minera y siderúrgica de Seraing, cerca de la frontera de Alemania, (ubicación favorita de los hermanos Dardenne, donde pasaron su infancia).

Aunque subyace un mensaje crítico al actual clima político de la Unión Europea sobre las fronteras, debido al desamparo y al temor a la deportación de los inmigrantes ilegales (el cual les impide muchas veces acudir a la justicia cuando son vulnerados sus derechos, o cuando están enfermos o heridos llegando a poner su vida en peligro en vez de acudir a un hospital), es tratado de manera muy superficial, como muy de pasada dentro de la trama principal de la historia.

En relación al punto de vista técnico, en La Chica Desconocida reconocemos rápidamente el sello de los hermanos Dardenne con la aparición de elementos muy comunes en su filmografía, desde su conocido método de cámara al hombro, colocada tan cerca de los personajes que da la sensación de perseguirlos constantemente, hasta la puesta en escena austera y despojada de artificios, sin partitura musical y la utilización de luz natural.

Los hermanos Dardenne, famosos por contar historias relacionadas con temas universales ambientadas en ciudades pequeñas, en La Chica Desconocida mezclan con gran maestría elementos del Realismo Social tan característicos de su cine, como la pertenencia, la marginalidad, o los problemas de la inmigración clandestina, con otros basados en dilemas éticos y morales, como la culpa, la expiación o la redención. Todo ello, envuelto en una intrigante trama de novela policiaca.

CINEMAGAVIA
Eduargil
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8
24 de mayo de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su extraordinario debut cinematográfico con “Samson and Delilah” en 2009, el realizador, guionista y director de fotografía Warwick Thornton esboza brillantemente los problemas contemporáneos de su pueblo, los aborígenes. Sitúa la acción en una sociedad donde son considerados como ciudadanos de segunda clase, sufren la pobreza, padecen adicciones y con un índice muy bajo de alfabetización.

Esa idea inicial sobre los aborígenes desfavorecidos que luchan contra los perjuicios preconcebidos de la sociedad australiana contemporánea inspiraría a Thornton a realizar una versión moderna de la historia bíblica de amor entre Sansón y Dalila. Ahora con Sweet Country, el director australiano muestra la forma en la que han sido tratados los habitantes originarios de Australia durante décadas, y como los problemas a los que se enfrentan los aborígenes han sido creados por el propio opresor blanco. La tierra de las tribus aborígenes fue arrebatada, su cultura y tradiciones destruidas y la gente humillada. En ambas películas sus protagonistas huyen tras una tragedia.

La trama de Sweet Country se basa en una historia real que el guionista David Tranter (aborigen al igual que el director Warwick Thornton) oyó una vez a su abuelo, sobre un juicio ocurrido en los años veinte donde un nativo fue arrestado y juzgado por el asesinato de un hombre blanco. En la película el personaje se llama Sam Kelly (Hamilton Morris) que junto con su esposa Lizzie (Natassia Gorey Furber) viven bajo la custodia del afable predicador Fred Smith (Sam Neill). El matrimonio es tratado por el religioso con dignidad y de forma igualitaria. Esta relación lamentablemente es una excepcionalidad en aquella época ya que la mayoría de los aborígenes tienen dificultades con sus amos.

La caridad y fraternidad de Fred conlleva prestar a Sam y Lizzie a su nuevo vecino, Harry March (Ewen Leslie), un militar recién llegado del frente que desea la ayuda de Sam para arreglar su valla. Una decisión equivocada que dará lugar a unos trágicos acontecimientos. Harry es una bomba siempre a punto de explotar, un hombre amargado y violento que trata a los aborígenes con desprecio. Este hecho provocará situaciones conflictivas y tensas, fuera de control, que terminarán con la muerte de March por Sam en defensa propia. El matrimonio se ve obligado a huir al desierto. Un grupo dirigido por el sargento Fletcher (Bryan Brown) comienza una persecución contra Sam y Lizzie.

Tiene todos los elementos propios de un western clásico: vaqueros, disparos, paisajes polvorientos, personajes taciturnos, bebidas, los sombreros característicos, la frontera……..Sweet Country bajo la envoltura de un western narra una historia sobre racismo, y el sometimiento de todo un pueblo.

En el western clásico, los blancos son los “buenos” y los indios los “malos”, sin embargo, Sweet Country se desvía de esa idea, y aparentemente en un inicio concebimos a los aborígenes como héroes sobreviviendo ante la explotación del hombre blanco. Digo aparentemente, porque al finalizar la película te das cuenta que, no todos son tan buenos en un bando ni tan malos en el otro. Todos intentan sobrevivir a su manera en un mundo duro y despiadado.

Warwick Thornton deliberadamente no utiliza música en su película, a excepción de “Peace in the Valley” de Johnny Cash bajo los créditos, de esta manera los sonidos ambientales adquieren un papel relevante y exigen nuestra atención. La hábil forma de utilizar y jugar con el sonido ambiente contribuye a intensificar situaciones inquietantes y turbadoras.

A través de fragmentos de flashbacks y forwards, Thornton revela lo que sucedió o está a punto de suceder. Estamos ante una película amarga, con una puesta en escena sencilla y austera, desprovista de adornos, y con un reparto muy justo sin apenas extras.

El paisaje es otro elemento inconfundible y característico de la película. Al igual que el Gran Cañón está interconectado con el Oeste de Estados Unidos, Outback, región interior de Australia, impregna de carácter a Sweet Country. Los alrededores de Alice Springs, la única gran ciudad del interior y lugar de nacimiento del director, son hermosos e impresionantes, y están bellamente filmados por Thornton y su hijo Dylan River.

La naturaleza salvaje de la zona con las áridas praderas adornadas de elementos rocosos, los charcos de agua en medio de desiertos de sal, sirven de hermoso telón de fondo para reflejar la dura realidad a la que se tiene que enfrentar y adaptar el hombre y el ganado para sobrevivir. La muerte parece estar siempre al acecho en este paisaje.

Las dilatadas imágenes de la superficie de la tierra adquieren con frecuencia una belleza adicional debido a que van acompañadas de peculiares fuentes de luz, como la luna llena o el amanecer, filmadas con mucha sensibilidad y cuidado por Warwick Thornton.

Sweet Country con la utilización de un ritmo comedido, escasos diálogos y el apoyo de la impresionante belleza del interior de Australia, parece que Warwick Thornton intenta transmitir al espectador un mensaje donde deja entrever que realmente se ha avanzado bien poco desde 1929 hasta nuestros días en cuanto al trato y reconocimiento de su pueblo.

https://cinemagavia.es/sweet-country-pelicula-critica/
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8
22 de diciembre de 2016
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paterson es el nombre de un conductor de autobús y aficionado a la poesía (Adam Driver), que vive en Paterson, New Jersey. Para Paterson su poesía se inspira en el mundo que le rodea, en las conversaciones de los pasajeros que escucha durante la conducción diaria, e incluso en algo tan liviano como las cerillas de punta azul acumuladas en un tazón de la cocina. Su poesía es lo suficientemente buena como para dotar a esos objetos cotidianos de fuerza y emociones profundas. Paterson utiliza la poesía para reflexionar sobre su trabajo, su ciudad y su relación con su mujer, Laura (Golshifteh Farahani).

La película está dividida en siete días que narra la rutinaria vida del joven Paterson, su caminata diaria hacia al trabajo y de regreso a casa como sus visitas al bar de su barrio todas las noches aprovechando el paseo al perro. Siempre deja atado al perro en el mismo sitio de la calle antes de entrar al local, siempre se sienta en la misma parte de la barra del bar, y siempre en el interior mantiene el mismo tipo de conversaciones con su amigo Doc (Barry Shabaka Henley), camarero orgulloso de la localidad donde vive, dedicado a colocar en la pared cualquier celebridad o noticia importante vinculada a la ciudad.

Es un film al mismo tiempo sencillo y reflexivo, y lo que podría parecer tedioso y monótono resulta ser inspirador y estimulante, sin perder en ningún momento esa encantadora ternura y sensibilidad que impregna cada plano de la película, iniciada todos los días con un beso de Paterson a su amada esposa, Laura, tras despertar de la cama sin hacer uso del despertador para comenzar la “rutinaria” jornada. Aquí nuestro héroe no es sobrehumano, ni con poderes fantásticos, ni con una vida agitada llena de emociones sino más bien todo lo contrario, se trata de un hombre común, más terrenal, más cercano, con una vida existencial sin muchas pretensiones al que Jim Jarmusch homenajea y aplaude en contraposición a ese otro cine comercial con la idea equivocada que la mundanidad equivale a la mediocridad.

Poco a poco nos vamos acostumbrando a esa mágica y cautivadora rutina de Paterson de tal forma que comenzamos a envidiar su modesta existencia forjada para si mismo hasta el punto que cuando se interrumpe por la llegada del fin de semana se siente como un cataclismo. Paterson es un poeta de talento cuyo reflejo artístico es William Carlos Williams natural también de la ciudad de Paterson, que es feliz por compartir sus escritos únicamente con su esposa sin ningún otro tipo de pretensión a pesar de los intentos frustrados de ella para que los publique o al menos fotocopie su “cuaderno secreto” para conservar y salvaguardar sus escritos.

A medida que Paterson realiza sus poemas antes de su jornada de trabajo o en el almuerzo, su voz en off lee las líneas que escribe en su libreta al mismo tiempo que el texto fluye a través de la pantalla. Es interesante ver las diferencias en su trabajo a medida que pasa por varios borradores, la ligera reestructuración de las frases y los sutiles cambios en la inflexión, todos esos pequeños ajustes que convierten la buena escritura en una gran obra. Todo el proceso creativo del artista desde la inspiración hasta su elaboración está expresado de una forma tan meticulosa y elegante que Jim Jarmusch consigue hacer de lo simple algo bello y hermoso, y de lo rutinario una secuencia melódica y armónica de gran vitalidad.

Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/
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8
27 de enero de 2017
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está basada en la historia real de Olli Mäki, uno de los mejores boxeadores finlandenses de todos los tiempos, muy venerado en su país hasta casi ser considerado un heroe nacional. La trama se centra en el verano de 1962, en el inicio de su carrera, cuando el "panadero de Kokkola" (apodo de Olli) tiene la oportunidad de disputar el título de campeón del mundo de boxeo en la categoría de peso pluma al campeón estadounidense Davey Moore. El combate se va a convertir en todo un espectáculo al más puro estilo américano en el estadio de Helsinki, todo está preparado para su fortuna y gloria. Lo único que debe hacer es perder peso y concentrarse. Pero hay un problema: se ha enamorado de Raija.

Olli, el panadero Comunista de la pequeña ciudad de Kokkola, es un hombre muy introvertido, tímido y taciturno, que se siente incómodo e infeliz cuando se presenta con su traje elegante a las ruedas de prensa llenas de fotógrafos, y en realidad desea que lo dejen solo para seguir siendo él mismo y poder dedicar más tiempo al amor de su vida, Raija. Por el contrario su manager, Elis Ask (Eero Milonoff), es ambicioso y frío, preocupado por conseguir un gran interés mediático por el combate en todo el país, siempre insatisfecho con el boxeador, centrado únicamente en la manera de mejorar su negocio y adquirir mas patrocinadores, y que ve en Raija una amenaza constante a sus intereses. Juho Kuosmanen intenta reflejar con la participación de Olli en el combate, un choque de dos visiones del mundo, la sencillez de un comunista de una localidad pequeña de Finlandia frente a la magnificencia y opulencia de los que ven a Olli como una gran estrella de la industría del espectáculo norteamericana.

El prototipo de boxeador macho alfa repleto de testosterona, todo fuerza y músculo, en un mundo muy competitivo donde para alcanzar el éxito hay que ser el mejor, a base de mucho esfuerzo y sacrificio, se rompe con la figura de Olli, un ser pequeño, sensible y delicado que rehuye de todo eso para luchar fuera del cuadrilátero por su amada, además, se decía que en la vida real era un chico demasiado amable y nada ambicioso que nunca quiso noquear a sus oponentes porque pensaba que no había razón para ello si el combate ya parecía ganado. En El día más feliz en la vida de Olli Mäki, conceptos como el éxito, la voluntad incondicional, el entrenamiento duro o la confianza en sí mismo, muy típicos en películas sobre boxeo, no son ensalzados ni ocupan el centro de la historia. Juho Kuosmanen quiere mostrar el boxeo como una parte de la vida diaria y no elevarlo a algo simbólico o superior a las demás escenas, y centrar la atención en el retrato de su personaje principal, al que intentan convertir en héroe nacional, y en la relación de éste con su gran amor: Raija.

La película rodada en 16 mm y en blanco y negro reversible logra sin esfuerzo un efecto retro muy sutil, que permite evocar de forma clara y nítida, la atmósfera de la Finlandia de principios de los años 60, con una presentación visual muy realista, gracias a la textura conseguida por la película fotográfica de alta sensibilidad Kodak Tri-X, elegida tras probar durante dos meses con diferentes materiales. Esas imágenes filmadas magistralmente con cámara en hombro en blanco y negro, casi en forma de documental logran acercar la acción y los personajes al espectador.

El día más feliz en la vida de Olli Mäki se aleja del esquema narrativo clásico propio de películas del género pugilístico como Rocky (1976) donde se relata la lucha de un humilde y oprimido contra un oponente superior, cuyo único camino para conseguir la oportunidad en su vida, el éxito, la salvación, la felicidad y la solución a todos los problemas es lograr la victoria en el combate final, y además, el film de Juho Kuosmanen carece de esa típica protesta desafiante contra la falta de oportunidades en la vida. Desde un principio queda claro, que la salida de Olli al cuadrilatero no tiene gran importancia, no se trata de ganar o perder el combate ante un rival insuperable, ni incluso de conseguir solo que triunfe el amor, sino que la mejor manera de encontrar el camino a la felicidad es a través de la humildad y el conocimiento de sí mismo con independencia de las expectativas generadas del exterior. Para Olli simplemente se trata de una pelea, "vamos a ver cómo va y si se pierde, no sería al menos contra un mal boxeador", declara en una rueda de prensa ante el asombro de Elis por su poca rotundidad.

Aquel día de agosto de 1962, cuando se celebró el combate de boxeo con el título de campeon de mundo de pesos pluma en juego, fue el día más feliz de Olli Mäki, como afirmó públicamente más adelante. Ese día compró los anillos de compromiso con Raija. Un compromiso de amor que perdura a día de hoy como podemos comprobar en la última escena de la película con un delicioso y hermoso cameo de los verdaderos Olli y Raija paseando por el puerto. Como muestra de ese fino y tranquilo humor finlandés, ambos se cruzan con sus personajes de ficción en la película interpretados por Jarkko Lahti y Oona Airola, y esta se pregunta, tras el paso de la pareja de ancianos, si llegarán a ser igual que ellos de felices. Una maravillosa película dotada de una gran sensibilidad y delicadeza.
Eduargil
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7
25 de octubre de 2018
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación 7,5

En este intenso drama de Erik Poppe (La Decisión del Rey), volvemos al recuerdo de unos hechos sucedidos el 22 de julio de 2011 que conmocionaron a Noruega y al mundo entero. El país nórdico se vio sorprendido por dos actos terroristas. Primeramente explotó una bomba en el edificio del primer ministro Stoltenberg. Posteriormente, el terrorista de extrema derecha viajó a la isla de Utøya, donde la sección juvenil del partido laborista sueco celebraba un campamento de verano. El perpetrador se vistió como policía para pasar desapercibido y acceder con facilidad al lugar de los jóvenes. Entonces comenzó el tiroteo. Tardó 72 minutos. 69 niños murieron.

En Utoya 22 de julio experimentamos esos 72 minutos infernales a través de los ojos del personaje ficticio kaja (Interpretado magníficamente por Andrea Berntzen). Poco antes del tiroteo ella se pelea con su hermana menor Emilie, y ambas toman caminos diferentes. A pesar del miedo de nuestra protagonista al tirador, toda su obsesión es saber de su hermana para protegerla. Gracias a esa búsqueda incesante de Emilie, el espectador experimenta muy de cerca como debieron haber sido los hechos en la isla. Con Kaja de guía, vemos a los jóvenes corriendo desesperados, a los moribundos tirados por el suelo, a niños asustados, a jóvenes intentando salir de la isla a nado, el pánico, el caos……

Rodada como un docudrama, muy al estilo de United 93 o El Hijo de Saúl, con imágenes tomadas en streaming, cámara al hombro, sin música, y sin imágenes claras del perpetrador. Al seguir la ficción de Kaja obtenemos probablemente una imagen bastante completa y fidedigna de como sucedieron los hechos.

Al principio sentimos miedo con cada disparo y nos relajamos un rato cuando cesan por un tiempo. Nuestro conocimiento del suceso nos da una ventaja sobre las víctimas, porque sabemos que solo hay un tirador y no es policía, mientras que los niños piensan que hay varios tiradores todo el tiempo y que pertenecen a las fuerzas de seguridad, por lo que el desconcierto, el miedo y el caos generado es mayor aún.

https://cinemagavia.es/pelicula-utoya-22-de-julio-seminci/
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