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Críticas de Federico_Casado
Críticas 662
Críticas ordenadas por utilidad
3
30 de julio de 2009
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la zaga de la factoría de Judd Apatow (usando incluso a dos de sus actores favoritos, Paul Rudd y Jason Segel) viene a la cartelera otra comedia sentimental "masculina", en la que un hombre perfecto, a punto de casarse con la chica perfecta, descubre que todos sus amigos son mujeres, y que en realidad, tanto contacto femenino y tanta exquisitez en las relaciones le han anulado gran parte de los tópicos masculinos que todos tenemos en la cabeza -ser guarros, maleducados, borrachines, obsesionados con el sexo, etc.-. Todo esto sucede unas pocas semanas antes de su perfecta boda, y tendrá que afanars en encontrar a un padrino y unos amigos para acompañarle en dia tan señalado. Es cierto que es un film fácil de ver, y que algunos chistes realmente funcionan -especialmente divertidos son los encuentros con Lou Ferrigno, que aparece en el film- pero en general, hablamos de un producto comercial con bastante poco interés. Lástima.
Federico_Casado
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6
19 de enero de 2014
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque ya lo hayamos visto mil veces, por la televisión, por el cine, por todo tipo de influencia cultural, artística... vale, otra película sobre la esclavitud. Otra más sobre la brutal explotación irracional de los esclavos africanos en la pujante industria esclavista de los inicios de los Estados Unidos (o por entonces, confederados) de América. Ya hemos visto "Raíces", "Mandingo", "Tiempos de Gloria", "El Color Púrpura", "Lincoln", "Amistad"... Por eso me esperaba que el británico Steve McQueen, que me sorprendió y hasta me embelesó con su anterior "Shame" aportara alguna luz de originalidad sobre el tema... pero mi gozo en un pozo: sí que me he encontrado con su austero estilo visual, con su narrativa espartana, pero poco más. Es decir, más de lo mismo. Y lo que es peor, con más de dos horas de ejercicio repetido de historias que ya conocía, con hombres injustamente convertidos en esclavos (vengan de África o del Norte de América donde ya había negros libres), con patronos inmisericordes y egoístas vestidos con una pátina de honorabilidad, con la sinrazón del egoísmo humano, etcétera, etcétera.

Puedo entender que Hollywood cada cierto tiempo revise la (corta) memoria de su país en un intento pedagógico-emocional-histórico de no olvidar lo bueno y lo peor de sí mismos (que ojalá todas las cinematografías lo hicieran con el mismo presupuesto, habilidad y narrativa con que lo hacen ellos) pero por lo menos ¡que añadan alguna nota diferente, que nos sorprendan con algo nuevo!. Vietnam, asesinatos presidenciales, hombres que se han hecho a sí mismos, robos legendarios, Irak, atentados... esa crónica que parece ser el fértil campo de cultivo de guionistas está bien... pero cuando lo hacen diferente. Y otras dos horas y media de lo mismo, me ha aburrido soberanamente, por bien que esté fotografiada, interpretada, contada y articulada. Aburrida, aburrida, aburrida.

Basada en la biografía de Solomon Northup, un elegante, sofisticado y culto caballero norteño que además era un virtuoso del violín, la cinta nos cuenta cómo unos negociantes de esclavos consiguen drogar y vender al protagonista, metiéndolo en el infierno de las plantaciones del sur, condenado a servir para lo que le queda de vida, y sometido a base de brutales disciplinas, aplicadas a los que no eran hombres libres. Precisamente esto es lo único novedoso del film, y que se toca a vuelapluma: me resulta interesantísimo cómo en los preámbulos de la Guerra de Secesión Norteamericana había lagunas legales en las que un hombre negro podía ser libre, y un marshall podía liberarlo de su posición de esclavo si demostraba su identidad. Bueno, pues eso -que es lo único original, diferente e interesante de un film, que por otra parte no es más que una repetición de lo que ya conocemos hasta el hartazgo- sólo aparece en tres secuencias en toda la película. El resto, son palizas, humillaciones para quebrantar el ánimo y la mente de los esclavos y así un larguísimo etcétera.

Por supuesto, no dejo de reconocer el gran nivel artístico de todos los elementos del film, todo con una gran exquisitez, y sin olvidar las fantásticas interpretaciones donde destaca un Michael Fassbender que como siempre, entra en la genialidad y un Benedict Cumberbatch -el último y famoso Sherlock Holmes televisivo y el poderosísimo Khan de la última de Star Trek- que con su inquietante presencia da vida a un conflictivo y atormentado personaje que también supone un elemento de originalidad en el film.

No dejo de pensar algo que llevo haciendo desde hace unas décadas, cuando me intentan mostrar, desde el Hollywood más comercial, historias pertenecientes a las vidas más genuinamente norteamericanas: ya estoy un poquito harto de que me cuenten cosas con las que no puedo sentir empatía alguna, más que nada porque ya me las han contado veinte veces antes y además ¡porque no soy norteamericano! ¿Quieres hablarme de esclavos y de lo injusto que era? ¡Nada mejor que "Django Desencadenado", que es probablemente la mejor película sobre la esclavitud norteamericana de la historia del cine! ¿Acaso me quieres contar lo injusta que fue la guerra del Vietnam ¡¡Pues quizás "Good Morning Vietnam" o "El cielo y la Tierra", con ópticas originales y que no cuentan exclusivamente lo que pasó!! A esto me refiero con "12 años de esclavitud": es como si estuviera viendo un maravilloso cuadro ejemplarmente pintado, con un trazo perfecto, con unos colores brillantes y trabajados, con un marco perfecto... pero que es una copia de "La Madre" de Whistler. Me encanta la cultura norteamericana, tanto la contemporánea como la antigua (si se la puede llamar antigua a lo que ha pasó en el siglo XVIII y XIX), pero intentar que conecte con personajes sin más, porque me muestran su historia...no. Sencillamente porque no soy norteamericano.
Federico_Casado
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5
27 de julio de 2013
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era una de las películas más deseadas del verano, pero la verdad es que a la vez también estaba temiendo lo que James Mangold –un torpe artesano de la más rancia escuela de los Estudios de Hollywood- hubiera perpetrado. Y lamentablemente, no me he equivocado. No es porque le declarara la guerra sin cuartel a Mangold tras destrozar la imagen de Sevilla en “Noche y Día”, ese engendro pseudothrillerpoliciacoydeespias protagonizado por un descreído Tom Cruise y una histérica Cameron Díaz (que también), sino porque desde finales de los 90 del pasado siglo –cuando hiciera las interesantes “Inocencia interrumpida” y “Copland”- no levanta cabeza. Es uno de esos directores de la industria de Hollywood que se doblega a las intenciones de los ejecutivos, y asimila las fórmulas clásicas del supuesto éxito de taquilla –sea la película del género que sea-. Así le ha lucido el pelo al pobre lobezno en esta última incursión…

Y mira que tenían unos argumentos de partida fantásticos, con Frank Miller y Chris Claremont de pilares para la revisión de la biografía de uno de los superhéroes más carismáticos de la Marvel…pero a base de mezclar retazos de varios cómics, al final han creado un guión Frankenstein que no tiene ni pies ni cabeza, y donde han querido meter a empujones todos los elementos que les ha dado la gana. Tengan o no tengan que ver. Algo así como lo que pasó en “Sin City”, pero en plan macarra. Un macarrerío que no tiene que ver con la chulería del mutante canadiense, sino con la torpeza manifiesta de un director al que le ha venido grande el encargo y que aunque arranca con fuerza en una película visualmente llamativa, termina con un final lleno de fuegos artificiales, música atronadora, y muchos movimientos de cámara…que terminan por cargarse la película.

Tras su paso por los Xmen y la muerte de su querida Jean Grey, Lobezno vaga por las montañas del Yukon, convertido en un vagabundo hasta que un buen día es requerido por la todopoderosa empresa japonesa Yashida para ir hasta Tokyo, donde el jefe del clan está a punto de morir. Logan salvó la vida del oficial japonés en el fatídico día en el que Nagasaki se hizo tristemente famosa al recibir la histórica segunda bomba atómica de la historia. Ahora el anciano Yashida quiere ayudar a Logan en su tormento vital, logrando incluso que deje de ser inmortal…

Este planteamiento, que tiene en realidad poco que ver con la historia de amor entre Mariko, la enamorada de Logan en los cómics, empieza a desarrollarse de la manera más salchichera incluyendo a otra mutante realmente dañina, ninjas a tuti plén –únicamente para justificar una épica batalla entre Lobezno y los ninjas- y toda serie de hallazgos argumentales y visuales absolutamente gratuitos (o sea, rodamos en Japón… ¿y qué es famoso en Japón, el Tren Bala, los hoteles-nicho, las salas de juego, los karaoke…? Pues nada, a sacar todo eso sea como sea…).

La esforzada interpretación de Hugh Jackman –al que empiezan a notársele los años, a pesar de los músculos…- termina por perderse ante tal mediocridad, que se va acrecentando a la vez que la película va desarrollándose, y que termina por ser absolutamente increíble: unas lagunas argumentales realmente inconsistentes (hay muchos elementos que están en la película y que literalmente no sirven para nada) consiguen que nos salgamos de la historia y llegue un momento en que no nos creamos nada de nada. Y lo que es peor, que nos de igual lo que pase: que Lobezno gane o pierda, que luche o no luche, que se vaya o que se quede con la chica…

Como producto comercial de la marca Marvel, resulta un gran paso atrás en las últimas franquicias que hemos visto (Capitán América, Los Vengadores, Iron man…) y esperemos que las próximas películas de mutantes –con esa secuencia post-créditos finales que es precisamente lo mejor de toda la película- suban otra vez el listón. Fox tiene los derechos de Xmen y todos los mutantes. Y Disney (o sea, Marvel) los del resto de personajes creados por Stan Lee (al que por cierto, creo no haber visto en esta película, rompiendo la tradición de los cameos…). Esperemos que en esta batalla de franquicias se espabilen, y que lobezno siga teniendo el factor curativo que le ha caracterizado, porque en esta ocasión, le hace mucha falta curarse de este desaguisado.
Federico_Casado
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7
27 de septiembre de 2012
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Woody Allen es un genio, es incontestable. No ya por sus ingeniosos diálogos, su descacharrante e imprevisible sentido del humor o la narrativa que ha desarrollado, mezclando elementos del neorrealismo italiano con un irónico y mordaz costumbrismo norteamericano, sino por su capacidad de reinventarse... contando lo mismo. Quizás esa sea la clave de su verdadero encanto, porque seguramente muchos nos sentiríamos cuando menos que desconcertados si no encontramos las claves de su filmografía película tras película (aunque a veces nos sorprenda con arriesgadas propuestas como "Match Point", que da un giro radical a todas las expectativas que tenemos de él.

En su película italiana, Allen sigue con el estilo liviano de sus últimos producciones europeas, que homenajean a ciudades como Barcelona, Londres, Paris o Roma. Si la participación española fue realmente desastrosa -a pesar del Oscar para Penélope Cruz- la inglesa tuvo momentos realmente esplendorosos -como "El Sueño de Cassandra" o la anteriormente citada "Match Point"-, y otros muy decepcionantes -como "Scoop"-. La francesa nos cautivó, con una visión romántica del París de la bohemia, trufado del inconfundible sentido del humor... y ahora nos llega la italiana, que contiene toda la ligereza, irreverencia y apasionamiento del carácter latino, que impregna cada fotograma de un film irregular, pero tan lleno de magia como la misma Roma. Hay además un notable ejercicio de traslación psicológica en el guión de la cinta, disgregando la personalidad de Allen en casi cinco personajes (uno de ellos interpretado por el mismo director) que articulan un discurso realmente divertido frente a la vida, el amor, la felicidad, la ambición, la fama o la familia. Si antaño veíamos reflejado a Allen en el protagonista de sus películas, ahora es como si entráramos en una de esos laberintos de espejos de las ferias, donde se multiplican las imágenes y los reflejos hasta casi el infinito: en casi todos los personajes de este film está la voz de Woody Allen en primera persona.

Si en Paris consiguió transmitir la exquisitez y el sentimiento de los artistas que buscan desesperadamente la romántica inspiración, en Roma ha logrado retratar una poliédrica, barroca e incluso surrealista confusión con una galería de personajes cuyas historias se van sucediendo para mostrar la locura de la ciudad eterna: un arquitecto famoso que vuelve a la capital italiana y conoce a un arquitecto joven al que irá aconsejando sobre la amiga de su mujer, la clásica turista neoyorquina que conoce al guapo italiano... cuyo padre es un deslumbrante cantante de ópera, aunque solo en la ducha, un joven matrimonio pueblerino que viaja a Roma para su luna de miel y termina descubriendo muchas cosas de sí mismos que ignoraban o el anónimo oficinista que se convierte en una celebrity por obra y magia de un incomprensible destino, son algunos de los personajes de esta ópera desquiciada, cuyo sentido consiste precisamente en no tener demasiado sentido.
(SIGUE EN SPOILER SIN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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3
28 de noviembre de 2010
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el género cinematográfico de ciencia ficción hemos visto casi todo tipo de extraterrestres: desde espíritus reencarnados en cuerpos humanos, a amigables seres de dedos luminosos, organismos genéticamente optimizados para sobrevivir ante cualquier contigencia, cazadores que buscan la emoción de poseer los trofeos en los planetas más dispares, terribles hombrecillos de superlativa tecnología y así un larguísimo etcétera. Durante un tiempo parecía que la tendencia de los alienígenas en el celuloide era amistosa, hasta que películas como “Independence Day” o “Monstruoso” volvieron a poner de moda las invasiones. Cito estas dos últimas cintas porque son casi el punto de partida estética y argumentalmente del film que nos ocupa, un revoltillo algo desquiciado de todas las películas clásicas de marcianos –y por supuesto, incluyendo “La Guerra de los Mundos”: un pintor urbano llega a Los Ángeles con su novia, invitado por su mejor amigo, que ahora ha triunfado en el mundo de los efectos especiales y goza de una vida de multimillonario. Tras la resaca de la celebración del cumpleaños del anfitrión, unas hipnóticas luces azules empiezan a bajar del cielo, atrayendo a todas las personas que las miran, y absorbiéndolos literalmente hacia el espacio. (SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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