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España España · Barcelona
Críticas de David MS
Críticas 603
Críticas ordenadas por utilidad
4
2 de mayo de 2013
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diez años han tenido que pasar para que Arnold Schwarzenegger vuelva a encabezar el reparto de una película, la última fue en 2003 con la terrible Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas. Ese mismo año abandonó su carrera como intérprete y emprendió carrera política como gobernador de California, cargo que ha mantenido durante dos legislaturas con aciertos -protección del medio ambiente- y fracasos -problemas económicos y de desempleo en tal estado-. El Último Desafío es el título de la película que le trae de vuelta a la pantalla, una cinta de acción que supone el debut en territorio americano del surcoreano Kim Je-woon, director de la violenta, larga y algo sobrevalorada Encontré al Diablo (2010).

A Schwarzenegger le acompañan en pantalla Forest Whitaker, Eduardo Noriega, Jaimie Alexander, Peter Stormare, Johnny Knoxville, Luis Guzman y Rodrigo Santoro.

Gabriel Cortez (Noriega) es un asesino narcotraficante que escapa de la pena de muerte y se fuga con un cochazo destino México en busca de la libertad. La única oportunidad de capturarle que tiene el agente encargado del caso (Whitaker) tiene nombre y apellidos, Ray Owens (Schwarzenegger), sheriff de Sommerston, el último pueblo antes de la frontera mexicana, lugar de la emboscada para capturar a Cortez.

El fin de semana del estreno de El Último Desafío ésta entró en novena posición con unos paupérrimos seis millones de dólares. La explotación comercial tanto en USA como en el resto del mundo ha sido un fracaso. Los motivos pueden ir desde la mala imagen personal que se ha ganado Arnold como 'Gobernator', escaso interés en el cine de acción 'old school' en la actualidad, tal vez diez años apartado de las pantallas sean muchos, o simplemente es que la película es mala de cojones. Posiblemente un poco de todo aunque habría que recordar que cuando se retiró, 'Chuache' no era el rey de la taquilla ni del cine de calidad -El Sexto Día, Daño Colateral-.

El Último Desafío es un producto consciente de sus limitaciones, no trata de vender la moto como lo último en cine de acción -Fast & Furious por ejemplo-. Es una cinta de poco más de hora y media al estilo del cine de acción más directo y violento de los años ochenta -Danko: Calor Rojo, Cobra y todas esas- pero con el tono de humor autoparódico que contienen largometrajes recientes similares -el superior díptico Los Mercenarios-. Entretenida, vulgar y facilona como hace entrever un guión sin muchos alardes ni sorpresas, pero con las suficientes situaciones que den lugar a las esperadas escenas de acción -logrado el tiroteo central de la película, también las persecuciones de coches, aunque a veces parece que estemos viendo un comercial de la marca de coches Corvette-.

Lo más flojo de El Último Desafío y el motivo por el que es de los peores 'actioners' del austriaco se encuentra en los nada interesantes personajes y la correspondiente mala interpretación. Un ridículo villano Eduardo Noriega -ese acento-, un irritado/irritante Forest Whitaker, la aburrida pareja Rodrigo Santoro/Jaimie Alexander y el insoportable Johnny Knoxville repitiendo las idioteces de Jackass.

En cuanto a Arnold, siempre ha sido mal actor pero el físico le ha acompañado, ahora con 65 años la edad no engaña, su cuerpo se ha convertido en un amasijo de músculos caídos andantes, igual de mal actor que siempre pero incapaz de pegar de manera convincente a los malos -o subir una escalera, que ya es decir-. No estaba en forma para volver como protagonista, y tampoco era un proyecto muy atractivo que se diga, El Último Desafío se acerca más a los pufos de su carrera -Ejecutor, Eraser- que a las que han hecho de él el héroe de acción por antonomasia -Terminator's, Depredador, Desafío Total, Mentiras Arriesgadas-.
David MS
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3
28 de junio de 2013
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suele llegar el cine argentino a España salvo que en dirección esté Juan Jose Campanella y/o protagonice Ricardo Darín, u ocasionalmente Diego Peretti. Fase 7 es uno de esos casos en los que no aparece ninguno de estos nombres. Produce, dirige, escribe y monta Nicolás Goldbart en su debut en la mayoría de estos apartados, salvo el de montador donde tiene una amplia experiencia (Mundo Grúa). Por su libreto se llevó a casa un premio del Festival de Sitges a mejor guión en el año 2010.

Los protagonistas: Daniel Hendler, Jazmín Stuart, Yayo Guridi y Federico Luppi, el más conocido por estos lares a raíz de su participación en películas como Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto, El Espinazo del Diablo, Martin (Hache) y El Laberinto del Fauno.

Una epidemia viral hace que un edificio quede en cuarentena. Pasan las semanas, los víveres escasean y los vecinos no tardan en iniciar una guerra entre ellos por la supervivencia. Fase 7 lo cuenta desde la perspectiva de la pareja que forman Coco (Hendler) y la embarazada Pipi (Stuart), aliados con el vecino de enfrente (Guridi) contra el resto de vecindario, entre ellos Zanutto (un Federico Luppi armado hasta los dientes y con ganas de matar).

REC + Contagio + La que se Avecina (con escopetas) = Fase 7. Malo debió ser la cosecha del Festival de Sitges del 2010 para premiar el guión de Fase 7, una película que toca diferentes palos sin decantarse ni profundizar por alguno, y peor, sin convencer en ninguno de ellos, ni como muestra de una sociedad paranoica, ni como film de acción, thriller, terror o comedia.

Empieza con reminiscencias a REC y el edificio en cuarentena, momentos los cuales da la sensación que algo bueno está por venir. Pero no, por el minuto treinta aún no ha pasado nada, Coco y Pipi en su casa subsistiendo, la relación de Coco con Horacio (el vecino), y una disputa con otro par de vecinos que tienen intención de hacer un hurto en la casa del personaje de Zanutto/Luppi.

Cuando sucede este último acto es cuando Fase 7 se desmadra y se convierte en un slasher, con Zanutto matando con su escopeta todo aquello que se pone por delante en unas set pieces que lo único que tienen de imaginativo es la sangre que salpica el objetivo de la cámara. Entre medio, la trama cómica de Coco tratando de hacerle ver a su mujer que todo va bien -algo así como lo que hacia el personaje de Roberto Benigni con su hijo en La Vida es Bella-. ¿Gracia? Ninguna salvo que te encante el acento argentino y expresiones como 'boludo', 'pelotudo' y '¡la concha de tu madre!'.

En resumen -y más visto el giro del tercer acto-, Fase 7 acaba por ser un capítulo violento de La que se Avecina con un trasfondo social apenas percibido por las imágenes que muestra.

A destacar en positivo: la dirección artística -las desoladas calles-, una banda sonora que recuerda a algunos trabajos de John Carpenter -1997 Rescate en Nueva York- y que siendo barata, luce como un film más caro, buena fotografía.
David MS
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3
11 de septiembre de 2012
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenazados pertenece a ese grupo de incontables películas que se han quedado con apenas distribución en España, y que para poder disfrutar de ellas hay que recurrir a métodos a veces no legales. Sorprende en este caso al ver en su reparto rostros tan conocidos del cine actual como Samuel L. Jackson, Michael Sheen, Carrie Anne Moss (aún recordada por el personaje de Trinity en Matrix) o Brandon Routh (el penúltimo Superman, en este caso no recordado por nadie). Hay que decir que una vez visto el largometraje hasta se agradece que semejante producto se haya quedado casi sin circuito comercial.

La premisa es interesante, un terrorista (Sheen) se deja capturar tras haber escondido tres bombas nucleares en los Estados Unidos, que hará estallar si no se llevan a cabo sus reivindicaciones islamistas. Dos agentes (Moss y Jackson), le interrogarán y torturarán para que confiese el paradero de los artefactos en una carrera contrarreloj por evitar que exploten.

Thriller que podría pasar por un capítulo del montón de cualquiera de las versiones de CSI, comparte con ésta look televisivo, cambiando el dinamismo de la serie de Grissom por un tono mucho más pausado y aburrido, fruto de la realización de un Gregor Jordan que no saca provecho del acertado y nada convencional guión de Peter Woodward (pese a que sus diálogos son cháchara de la mala). Y es que el punto de partida de Amenazados contiene suficientes puntos fuertes que en manos de un buen director habría supuesto una película de esas de las que te tienen el corazón en vilo, y que en manos de Jordan carece de emoción e intensidad alguna (cada uno de los enfrentamientos entre Jackson y Sheen en el interrogatorio debería ser antológico, nada más lejos de la realidad).

Pero no solo hay que culpar a su director del resultado final (a pesar de la cutrez que llega a ser que recurra a imágenes de archivo para recrear una explosión), igual de malograda está la anticuada fotografía, que me hizo pensar que Amenazados fue realizada en plenos años 80. Tampoco está a la altura la partitura del normalmente más eficaz Graeme Revell (El Cuervo, El Tren de las 3:10) más propia de un telefilm que de una producción de estas características.

En su reparto un cada vez más viejo, gordo y en este caso irritante Samuel L. Jackson en plan chulopiscinas, una encasillada como tía dura Carrie Anne Moss, actriz con el mismo número de registros interpretativos que Bud Spencer (o sea, uno), un siempre competente Michael Sheen de lo poco interesante, y un irrelevante Brandon Routh que ha pasado de ser estrella en Superman Returns a recitar tres líneas de diálogo como secundario.

Una película que con sus primeras imágenes y trailers prometía bastante más de lo que da, que es poco. Cogiendo como referencia el título original (Unthinkable) diré que lo realmente impensable es que llevaran a tan mal puerto una idea en principio algo más interesante.
David MS
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