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España España · Barcelona
Voto de David MS:
3
Comedia. Acción. Thriller Coco (Daniel Handler) acaba de mudarse a su nueva casa con Pipi (Jazmín Stuart), su esposa embarazada de siete meses, cuando su edificio es puesto bajo cuarentena por la aparición de un virus mortal. Rápidamente el aislamiento trae aparejados problemas básicos, como la escasez de víveres, que ponen en riesgo la subsistencia de los vecinos, quienes se convierten en enemigos inesperados, tejiendo alianzas y urdiendo conspiraciones. Coco ... [+]
28 de junio de 2013
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
No suele llegar el cine argentino a España salvo que en dirección esté Juan Jose Campanella y/o protagonice Ricardo Darín, u ocasionalmente Diego Peretti. Fase 7 es uno de esos casos en los que no aparece ninguno de estos nombres. Produce, dirige, escribe y monta Nicolás Goldbart en su debut en la mayoría de estos apartados, salvo el de montador donde tiene una amplia experiencia (Mundo Grúa). Por su libreto se llevó a casa un premio del Festival de Sitges a mejor guión en el año 2010.

Los protagonistas: Daniel Hendler, Jazmín Stuart, Yayo Guridi y Federico Luppi, el más conocido por estos lares a raíz de su participación en películas como Nadie Hablará de Nosotras Cuando Hayamos Muerto, El Espinazo del Diablo, Martin (Hache) y El Laberinto del Fauno.

Una epidemia viral hace que un edificio quede en cuarentena. Pasan las semanas, los víveres escasean y los vecinos no tardan en iniciar una guerra entre ellos por la supervivencia. Fase 7 lo cuenta desde la perspectiva de la pareja que forman Coco (Hendler) y la embarazada Pipi (Stuart), aliados con el vecino de enfrente (Guridi) contra el resto de vecindario, entre ellos Zanutto (un Federico Luppi armado hasta los dientes y con ganas de matar).

REC + Contagio + La que se Avecina (con escopetas) = Fase 7. Malo debió ser la cosecha del Festival de Sitges del 2010 para premiar el guión de Fase 7, una película que toca diferentes palos sin decantarse ni profundizar por alguno, y peor, sin convencer en ninguno de ellos, ni como muestra de una sociedad paranoica, ni como film de acción, thriller, terror o comedia.

Empieza con reminiscencias a REC y el edificio en cuarentena, momentos los cuales da la sensación que algo bueno está por venir. Pero no, por el minuto treinta aún no ha pasado nada, Coco y Pipi en su casa subsistiendo, la relación de Coco con Horacio (el vecino), y una disputa con otro par de vecinos que tienen intención de hacer un hurto en la casa del personaje de Zanutto/Luppi.

Cuando sucede este último acto es cuando Fase 7 se desmadra y se convierte en un slasher, con Zanutto matando con su escopeta todo aquello que se pone por delante en unas set pieces que lo único que tienen de imaginativo es la sangre que salpica el objetivo de la cámara. Entre medio, la trama cómica de Coco tratando de hacerle ver a su mujer que todo va bien -algo así como lo que hacia el personaje de Roberto Benigni con su hijo en La Vida es Bella-. ¿Gracia? Ninguna salvo que te encante el acento argentino y expresiones como 'boludo', 'pelotudo' y '¡la concha de tu madre!'.

En resumen -y más visto el giro del tercer acto-, Fase 7 acaba por ser un capítulo violento de La que se Avecina con un trasfondo social apenas percibido por las imágenes que muestra.

A destacar en positivo: la dirección artística -las desoladas calles-, una banda sonora que recuerda a algunos trabajos de John Carpenter -1997 Rescate en Nueva York- y que siendo barata, luce como un film más caro, buena fotografía.
David MS
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