No digo que "Rastros de sándalo" sea una mala película, posiblemente no lo sea, pero su apariencia de telefilme y su apatía argumental, han hecho que a mi me provoque un profundo aburrimiento. Una desconexión desde el minuto uno. Y lo mas curioso es que esta historia real parece menos real que cualquier otra alocada ficción. Todo es tópico, todo está en función de conseguir emocionar al espectador. El problema es que lo hace desde una flojeza argumental que asusta. Por ejemplo, lo primero que hace la protagonista al enterarse que es hindú es ir a un videoclub a alquilar una película de Bollywood donde aparece su hermana, otro ejemplo es ese vergonzoso momento a lo "Ghost" amasando el pan. Las escenas están alargadas innecesariamente, los actores parecen desubicados y su factura visual es demasiado modesta. Es de esas películas hechas para emocionar que solo emocionan a los que están ya predispuestos a emocionarse, es decir, no corre el mínimo riesgo. Por cierto... ¿quien fue el genio que imaginó que Aina Clotet podía pasar por hindú? Un apunte: la película tiene escenas que transcurren en el barrio donde vivo (el Raval de Barcelona) y pese a estar bastante bien ambientada, ni tan solo eso ha conseguido atraer mi atención. Apatía por doquier y un final tan tópico y ñoño que corres el riesgo de tener tal subida de azucar que puedes acabar en el hospital. Y azúcar de la barata, de la corriente.

Solvente película estilo “found footage” (o “material encontrado”) tan de boga actualmente en el cine de terror (por el simple hecho de que abarata costes). La diferencia es que detrás de este “Devil Pass” tenemos a un director tan solvente como Renny Harlin quien pasó a ser del rey del cine de acción a un buen director de películas de bajo presupuesto (la excelente “12 trampas” es el mejor ejemplo). “Devil Pass” cuenta la historia de un equipo que está rodando un documental sobre la misteriosa tragedia de un equipo de exploradores en 1959. Lo primero de todo es la simpleza de la propuesta: si sabemos que les pasó algo terrible a los exploradores originales y el equipo documental sigue sus pasos… ¿no le pasará lo mismo? Esta simple premisa subyace desde el comienzo de la película y hace que el espectador tenga cierto interés por descubrir que sucedió y que sucederá. La película está muy bien rodada, los escenarios son impresionantes, los actores son solventes y cuando la acción arranca (aproximadamente la última media hora) va a toda prisa y ofrece alguna sorpresa inesperada. Es buen cine de bajo presupuesto, bien rodado y que hará las delicias de los fans del género. No es una película demasiado sólida pero es entretenida, mucho, lo cual siempre es de agradecer.

Curiosa (y en cierta manera socarrona) reescritura de “El cartero siempre llama dos veces” que saca provecho de ese actor –siempre- sobreactuado que es Sam Rockwell para ofrecernos un falso e irregular thriller que intercala excelentes escenas con otras simplistas (o asentadas en el humor menos ácido). La película es entretenida y discurre sin problemas para los espectadores que no quieren sorpresas, con una narración ajustada pero que no consigue escapar de su espiritu independiente. Lo mejor de “Se vive mejor con la química” es su capacidad para hacernos creer que van en una direción para girar y volver a girar (mas en el concepto narrativo que en la historia) lo cual siempre es de agradecer porque la sorpresa dosificada suele generar entretenimiento. No obstante hay que reconocer que esta es una película menor que se beneficia de un guion simple y unos excelentes actores. Pero vamos, que ni reinventa la rueda ni lo pretende. Entretenido humor indie con insuflas de thriller erótico descafeinado.

Cruce entre “Los juegos del hambre” y “Resacón en Las Vegas” que funciona decentemente hasta que descubre todas sus cartas y a partir de ahí se convierte en algo burdo, aburrido y sin demasiada originalidad. No está mal rodada (seguramente tiene mas presupuesto que la mayoría de las películas de la cartelera) pero la falta de imaginación es alarmante y sucede al poco de comenzar la película. El problema de “Los juegos del resacón” es el mismo que cuando recibes un paquete, te ilusionas imaginando que es un pastel de chocolate y cuando lo abres descubres que es pienso para caballos. ¿Cómo criticar desde un punto de vista cinematográfico algo que carece de cualquier valor cinematográfico mas allá de alguna que otra virtud que le pertenece a la película a la que parodia? Para echarse unas risas entre amigos puede que “Los juegos del resacón” funcione pero antes hay que proveerse de una buena cantidad de alcohol y drogas blandas. Si se es muy exigente, incluso drogas duras. Si no… mejor no ver este bodrio infumable que solo sirve para que una hora y media de tu vida se vaya por el retrete.

Más que correcto drama policial que, con la excusa de los atracos, nos lleva de la mano de varios personajes en una compleja (y original) trama que roza los tópicos del cine policíaco pero que aporta unos personajes creíble, bien interpretados (el reparto es impresionante) y con buenos giros de guión que enganchan al espectador. La película está bien rodada, es entretenida y está magníficamente construida. Si os gusta el cine policíaco (sobre todo el del genero atracos o policías corruptos), este “Triple 9” os encantará porque ofrece todo eso y mucho mas. Lo que más me ha interesado de “Triple 9” desde el punto de vista crítico es ese endiablado ritmo que tiene, a pesar de que haya momentos en que no sucede nada, los personajes siempre están empujando la historia, creando nuevas preguntas en el espectador y lo hacen a toda velocidad. Lo segundo que me ha interesado es la manera en que está rodada, con esos filtros oscuros y esos juegos de luces (incluso a plena luz del día), como si fuese una película clásica de cine policíaco en blanco y negro, solo que rodada en color. “Triple 9” no es una película que recordareis el resto de vuestras vidas, tampoco lo pretende, pero es un buen ejemplo de magnifico cine negro rodado con solvencia que no trata al espectador de tonto rematado.