Película de acción y suspense, con guión relativamente predecible pero creo que no malo del todo. Hasta aquí lo esperado, poco más o menos, y que haría esta película una más del montón.
Sin embargo, según mi criterio hay un hecho reseñable, que convierte en esta película en recomendable: la actitud de la protectora, que puede ser dura como una roca o frágil cual gelatina. A mí, particularmente, me ha parecido un contraste perfecto, que humaniza el personaje y le da un toque, no diré realista, pero sí original.
Coincido en la apreciación de otras críticas, en cuanto a las actuaciones de las protagonistas, muy bien Rapace, y anodina Nélisse.
En resumen: recomendable, para pasar una tarde de domingo.

En primer lugar, la peli de acción: correcta. No demasiada profundidad, y falta de química, como dicen en otras críticas, pero efectos espectaculares, sonido impresionante, y hostias más grandes que panes. O sea, lo normal que se le pide a una cinta de acción sin más alardes. ¿Era necesaria? Puede preguntar alguien. Pues, sinceramente, no. O mejor dicho, yo no le he encontrado nada que me haga pensar que aporta algo nuevo o interesante a las películas de hace treinta años, obviando los efectos, que no son más que herramientas al servicio de la acción, se supone.

Dicho esto, lo que sí he notado es un tufillo altamente sospechoso. Una de las frases citada en otra crítica y extraída de la película: “Les darás a las personas un ideal por el que luchar. Intentarán seguirte. Tropezarán. Se caerán. Pero con el tiempo, te acompañarán bajo el sol. Con el tiempo, les ayudarás a hacer cosas increíbles”.
¡Huy!, algo místico, ¿no? Veamos, que la cosa se complica: en un momento dado, Superman dice que se ofrece en sacrificio por toda la Humanidad, como un mesías cualesquiera... a ver, que la cosa ya pasa de castaño oscuro. Además, renuncia a su pueblo por otro (literal), y dice que los primeros han tenido su oportunidad... O sea un antiguo y un nuevo juramento, o un antiguo y nuevo testamento, como si dijéramos... ¡qué fuerte! Hay un traidor ( llamémosle Judas) que lo desenmascara, de manera más sutil que el original, eso sí. Un sacerdote le dice que primero hay que tener fe para luego poder confiar. Y para redondear la cosa, los malos malosos sueltan frases como "la falta de moral es una ventaja evolutiva" y "la evolución siempre gana"... ¡Acabáramos! Desconozco si a los guionistas les ha traicionado el subcosciente, o hay algo detrás de todas estas chorradas, pero si lo hay es para que se lo hagan mirar. Lo que sí me parece imposible es que sea una casualidad.

Comedia amable, muy amable, anodina y con bastante poco picante. Un guión sencillamente soso, previsible y realmente con poca chicha a la que hincarle el diente (salvo Sofía Vergara, claro, y perdónanos señor por el micromachismo). Si me he animado a hacer la crítica es porque seguramente es un tema que da para mucho más, y tal como se trata en la película acaba siendo hasta aburrido. El único personaje que me ha parecido acorde ha sido, precisamente Sofía Vergara, que por lo menos da cierto aire a divorciada pija. Por lo demás, actores que despiertan poca o ninguna empatía, lo que, teniendo en cuenta el tipo de película me parece de juzgado de guardia.
Quizás los gourmets, quiero decir los cocinillas (tampoco nos pasemos), sí que salivan un poco viendo las escenas subidas de tono (culinario), pero si no es el caso, un buen documental sobre la elaboración de quesos es mucho mejor.

Eso es lo que echo de menos en esta película. Me aburrí soberanamente, la verdad. El libro sin duda es mejor, aunque tampoco es una maravilla, también es verdad.
Lo que me parece excesivo en esta película es la forma tan sencilla que tiene el asesino para irse moviendo por la ciudad tranquilamente, y la simpleza con la que se va cargando a todo el que se pone por delante, para finalmente dejar vivas a las dos personas que más le están haciendo la puñeta. Es decir, ese juego Browniano que ya he observado en más de una ocasión, que consiste en contraponer ética y moral de un asesino con la de una persona de acrisolada justicia... en un mismo personaje. Además, cuesta creer que se pueda despachar tranquilamente a un Papa, aunque esto quizás sí que tiene algo más de realismo, a qué negarlo. La oscuridad en los temas vaticanos sí que es un hecho, la duda es hasta qué punto.
Por lo demás, no sabría decir exactamente el motivo, pero el crescendo que debería ser típico de este tipo de películas no lo he visto por ninguna parte, y al final era más un mirar el reloj que otra cosa.

La dureza de las minas de Kartabón convirtió a Koñan en un poderooooso guerrero...
Así empieza uno de los más memorables cómics de todos los tiempos, de Superlópez, para más señas. Y, a estas alturas, si tenían que hacer un remake de Conan, lo tenían que haber hecho de esta historieta. Porque el pestiño que nos han encolomado, señoras y señores, no tiene nombre.
Yo confieso, yo me acuso, yo pecador, que pido muy poco a ciertas películas. Siempre me encuentro culpable de valorar muy inflacionariamente las películas "superficiales", y sin embargo ser más estricto con los clásicos o con las películas más cinematográficamente densas. Intento buscar una relación calidad-precio, pero me temo que como solo yo entiendo lo que hago, más de uno debe pensar que no tengo criterio. Que puede ser, para qué negarlo.
Sobre el pestiño, pues por lo menos el guión tiene algún sentido, tampoco demasiado. Se sabe cuál es el objetivo de los personajes, que vistas muchas otras películas ya es un avance. El resto, virgencita que me quede como estoy. Me quedo con las caras de Koñan... perdón, Conan, que me produjeron más de una carcajada. De verdad, fijaros en algunos momentos porque las caras de Conan pagan la película. Por ejemplo, la expresión que se gasta en el barco, cuando su amigo lo está poniendo por las nubes, son de Óscar. De Óscar Nebreda, por lo menos.
Por lo demás, una película más superficial que una capa de polvo.