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Críticas de Antonio Morales
Críticas 1.537
Críticas ordenadas por utilidad
8
29 de abril de 2013
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una película respetada, pero no querida por los amantes del género musical. Hay razones para que así sea. Realizada en pleno apogeo del musical americano, la película de Preminger renuncia al exultante marco colorista del Hollywood “ligero” para situarse en otra esfera más problemática, una reflexión sobre la condición humana enriquecida con una pasión amorosa. Aquí no se ridiculiza a la cultura europea, ni hay cantos al “show business”, tampoco sonrisas huecas ni guiños al espectador. Además está rodada por alguien al que los aficionados suelen considerar extraño al género. Pero “Carmen Jones” no es una rareza en la carrera de Preminger, cineasta de fino oído, hombre de teatro, ayudante de Max Reinhardt en Salzburgo, luego director en Broadway y vienés curtido en los volubles aires de la opereta.

La película se basa en la opereta de Oscar Hammerstein II inspirada en los temas y personajes de la genial ópera francesa de Bizet. Con este bagaje el director se traslada al sur de los Estados Unidos, escenario de varias de sus películas y recurre a un elenco de actores negros en un momento en el que el “black power” toma cuerpo en la sociedad norteamericana. Para mí lo más admirable de este musical afroamericano es la forma en la que el director limpia de lugares comunes una ficción que, no lo olvidemos, ha producido el arquetipo femenino más fecundo de la cultura moderna. Preminger opta, ya en 1954, por un enfoque menos tópico. En sus manos Carmen (excepcional Dorothy Dandridge) es una mujer franca en lo emotivo y en lo sexual, dura en el trato con el hombre y a veces cruel, pero jamás desonesta, arisca, pero sensible. Joe (perfecto Harry Belafonte) aparece como un hombre regular y sensato cuya vocación profesional se ve amenazada por factores que escapan a su control.

Dandridge es doblada en lo vocal por la famosa Merilyn Horne (una estupenda mezzo que aquí da el registro de una soprano lírica). La cinta se inicia con unos magníficos títulos de crédito del maestro Saul Bass, el rojo es justamente el color de la llama que vemos ondular sobre fondo negro, los colores son decisivos en la historia, el rojo encarna la carne y la pasión, el negro el destino, todo ello realizado por una fastuosa concepción artística del formato Scope, (Sam Leavitt, genial fotografía), una gran puesta en escena con largos planos y cámara fija que crean su propia capacidad expresiva.
Antonio Morales
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7
2 de junio de 2016
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí la novela de Cela, hace años y forma parte de mi biblioteca, seguro que ninguna adaptación cinematográfica puede igualarla, trasladar la poética literaria a imágenes es casi imposible, mas habría que volver a recordarle a muchos usuarios que suelen recurrir a polémicas estériles, que el lenguaje literario no tiene nada que ver con el lenguaje cinematográfico, son dos “ortografías” distintas, que no es posible contar una novela en menos de dos horas, por lo tanto las comparaciones entre novela y cine, están fuera de lugar, además de que no todo el que vea la película tiene porqué conocer la novela, más aún cuando se presenta como una libre adaptación. La novela relata la historia de la familia, mientras el film se centra en el personaje protagonista. Algunos se lamentan de que el film no explica los motivos como el libro, yo les recordaría que en el cine, el director es el que nos cuenta lo que quiere y como le apetece mostrarlo, por otra parte, el lenguaje cinematográfico dispone de recursos como la elipsis, el fundido en negro, el encadenado, el fuera de campo, la foto fija o el inserto, junto a la complicidad del espectador para liberar al cineasta de plasmarlo todo visualmente.

"Pascual Duarte" es una historia sórdida e impactante por su violencia intrínseca, narra la desgraciada vida de un ser humano primitivo, brusco, tosco, de penosa infancia en un hogar poco ejemplar, encarnado por un José Luis Gómez prodigioso, no creo que el bueno de Alfredo Landa, que era el elegido por el productor Elías Querejeta, lo hubiera mejorado. Su carácter taciturno y sombrío, su mirada fría y perdida, su rictus triste y desangelado, sus impulsos primarios, crueles y salvajes, lo definen perfectamente. Víctima de un padre alcohólico, El portugués (Hector Alterio), un tipo malencarado que maltrata a su mujer, ante la mirada inocente de un niño. En una pedanía azotada por la maldita pobreza durante los años treinta, de una árida y profunda tierra de matorrales y esparto, la Extremadura rural castigada por la canícula, un infierno sin futuro y olvidado del mundo.

Ricardo Franco aborda el film con un claro ejercicio de reconstrucción histórica, de una época anterior a la Guerra Civil, con una puesta en escena seca, contundente, escueta y hasta desagradable para el espectador sensible, de una violencia atroz pero sin subrayados, no se explican los hechos, se elimina todo aspecto trágico o melodramático, sólo se muestran los resultados, despojando al film de toda referencia psicológica, causal, sociológica o sentimental. Pascual ha aprendido de su padre a tomar las mujeres por la fuerza, se muestra como un asesino despiadado e inconsciente que va “despojándose” de todo lo que le rodea y aprecia, su vieja escopeta es la que habla por él, es su forma de expresar su frustración ante los desagradables vaivenes de su mísera existencia, un rastro de sangre que va dejando sin aliviar su angustia, por eso la cuida, la limpia y abrillanta con primor y detalle.

La dificultad incuestionable que supone una adaptación literaria al cine queda redoblada en esta obra de Cela, sin embargo, el cineasta sale airoso de la empresa, adaptando un tono contemplativo de modo que las imágenes explicitan por sí solas, el sentido que ha querido darle el autor. La novela es solamente el punto de partida y arranque del film, que los guionistas van construyendo sobre el personaje y que se va alejando del original de la novela, que les sirve como referente histórico y social, la España monárquica y el advenimiento de la República en 1931, apoyándose en una excelente fotografía de Luis Cuadrado. El film no es una reflexión sobre la violencia, si bien es importante en muchos momentos de la trama, sino que ésta es utilizada tanto como medio y fin de unos propósitos bastante concretos. No es gratuita porque forma parte de los personajes, gravita a todos los niveles, lo vemos en sus rostros, sus pérfidas miradas, va cuajando en ellos hasta ser un instrumento liberador de la rabia contenida.
Antonio Morales
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10
4 de abril de 2013
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede ocurrir, aunque no a menudo, que un cúmulo de circunstancias sucedan al mismo tiempo, dando lugar a una obra inmortal. Cuando Michael Curtiz recibió el encargo (porque esta película era una obra de encargo) de Hall B. Wallis para la Warner, para realizar un melodrama romántico en un lugar exótico y con un cierto mensaje político de propaganda a favor de los aliados, nadie podía imaginar que un grupo de grandes profesionales realizarían una película que con el tiempo iría creciendo hasta ser mítica. Como dice la canción favorita de los dos protagonistas “As time goes by”, el tiempo pasa, pero se han ido incorporando nuevas generaciones de jóvenes cinéfilos que la han mantenido viva en el recuerdo.

Desde aquellos lejanos 70 en que un guión de Woody Allen, la recuperó para la cinefilia “Play it again, Sam”, de Herbert Ross, por cierto frase que ella no dice, el original es: “Play Sam, Play As time goes by”. Los diálogos son para la antología: Renault (Claude Rains) “¿Por qué vino usted a Casablanca?”, Rick (Bogart) “por las aguas”; Renault “¡Qué aguas, las del desierto!”; Rick “bueno, me informaron mal”. Ivonne, una chica que quiere a Rick “¿Te veré esta noche?”, Rick “nunca hago planes a tan largo plazo”.

“Casablanca” es una película de atmósfera, es un film de ficción nada de lo que vemos es realista, porque el autentico cine para mi es ficción consentida, para evadirme e identificarme con lo que me están contando. Una historia de amor y amistad, unos personajes ambiguos dentro de un contexto histórico y político, Rick (magistral, Bogart) un romántico cínico, rudo, pero noble y sentimental, dispuesto a renunciar a su gran amor (maravillosa Ingrid Bergman) por una causa justa, la libertad. Escoltados por unos secundarios de lujo que todos conocemos.

“Casablanca” tiene múltiples virtudes por lo que recomiendo verla más de una vez, una película no se puede ver solo una vez, es un gran error decir: “Ah, esa película ya la he visto”. Porque igual que la pintura, la escultura, la música, cuanto más la conocemos, más la disfrutamos, en el caso de las buenas películas ocurre lo mismo, cada vez que la vuelves a ver descubres cosas nuevas que te habían pasado desapercibidas, nuevos matices, percibes nuevas lecturas, os invito a descubrirlas. “Casablanca” ha conseguido el pequeño milagro de dejar de ser cine para entrar a formar parte de la historia sentimental de cada espectador.
Antonio Morales
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8
21 de marzo de 2015
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inquietante y sobrecogedora película de terror, de una muchacha cuya belleza corre pareja con su malsana frigidez, manifestada a través de fantasías de violación, objetos que parecen cobrar vida, disolución de su percepción de la realidad, que se aparta del folclore de la parasicología para acercarse, con turbadora fascinación a la patología mental. Polanski mediante su pictórica y escabrosa articulación de imágenes siniestras de ambientes delirantes, nos transmite el lado más sombrío y oscuro de la naturaleza humana, gracias a la estupenda fotografía nórdica y expresionista de Gilbert Taylor en B/N. Un film obsesivo y asfixiante que a nadie deja indiferente. Estrenada en España en las salas de arte y ensayo en versión original con subtítulos, representa el cine europeo de la de los años 60, que solía navegar en contra de las pautas del cine americano, apareciendo autores como Polanski que pretendían ir más allá del cine comercial.

Desde los títulos de crédito, las imágenes de un globo ocular acompañado de un zoom en retroceso hasta descubrir los ojos de Carol (Catherine Deneuve), me recuerda vagamente la apertura de “Vértigo”, qué duda cabe que hay influencias de Hitchcock , Buñuel y el gran guiñol de Clozot en este film, de símbolos eróticos y religiosos. Carol trabaja en un salón de belleza para gente encopetada, es una chica retraída, apocada, de andar errático, prisionera de su silencio. Sus relaciones en el trabajo son asépticas, regido por una dueña celosa vigilante del negocio. El guión de Polannski – Brach nos ofrece las primeras claves para entender a Carol, mientras se palpa una turbia evocación masculina en los comentarios femeninos. Vive con su hermana Helen en un apartamento del West End londinense, es el hábitat refugio de angosto pasillo, siempre en penumbras, colindante su patio con un convento de monjas repicando a muertos, y un paisaje doméstico que otorga a cada objeto o alimento una singular presencia.

Polanski gracias a su virtuosismo narrativo consigue crear una atmósfera opresiva y asfixiante, como haría más tarde en “La semilla del diablo”, contando historias mentales de forma extremadamente realista. Por eso Polanski cuida que el entorno sea enormemente cotidiano. De hecho el film comienza de una manera realista para hundirse progresivamente en el universo mental de Carol. Y en ese progresivo desplazamiento del punto de vista es donde se encuentra el mayor interés del film, su represión sexual deriva hacia la agresividad, objetivo que Polanski alcanza tanto con la amplificación de los efectos de sonido como a través de la escenificación: la repugnancia de Carol hacia los hombres, el hedor del conejo pudriéndose progresivamente, las patatas con sus brotes como prueba del hacinamiento, corren paralelamente a la locura de Carol. A veces al cineasta le cuesta conciliar dos aspectos opuestos de su propia personalidad. De un lado su inclinación sentimental, romántica y barroca. Del otro su obsesión por la precisión y el rigor, con “Repulsión” lo logra por primera vez.
Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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8
16 de septiembre de 2014
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El terrorismo islámico, llámese Al Qaeda, Yihad o Estado Islámico, hace tiempo que planteó una guerra que no es convencional, cuenta con financiación ilegal y no se libra en un campo de batalla, se basa en el chantaje, la propaganda política y en el terror psicológico, se ha globalizado e intenta aprovechar las debilidades de occidente, utilizan el terror para amedrentarnos e imponer sus ideas totalitarias y fanáticas, y si somos sumisos, cobardes y no recapacitamos sobre lo que estamos haciendo mal, conseguirán sus objetivos.

Qué duda cabe que tras el atentado contra el World Trade Center en Nueva York, Occidente vive en un estado de psicosis permanente ante el terrorismo islámico. La paranoia de nuestra sociedad hace que cualquier musulmán sea implícitamente sospechoso por el mero hecho de ser ilegal o desarraigado. Y eso, reconozco, que no es justo, en absoluto. Ésta película, basada en la novela homónima de John Le Carré, reflexiona abiertamente sobre el mundo oscuro de los servicios de inteligencia de las grandes potencias. Es un fiel reflejo del trabajo habitual del espía del siglo XXI, lejos de estereotipos idealizados, donde superhombres realizaban gestas heroicas llenas de acción y audacia, entre persecuciones y disparos. Ahora el espía, suele ser la antítesis del espía tradicional, un tipo que maneja la tecnología, hace largos seguimientos de vigilancia, utilizando más la información que la acción.

Hamburgo, gran puerto de mercancías y tráfico de extranjeros, es la ciudad donde Mohamed Atta reclutó la célula terrorista que derribaron las torres gemelas, a ella llega sin papeles el enigmático Issa Karpov, un joven de madre chechena y padre ruso e islamista devoto. De ahí que es seguido por la unidad que dirige el veterano agente alemán Günter Bachman (Philip Seymor Hoffman, en el mejor papel de su corta vida), fumador empedernido y alcohólico, orondo y desaliñado, pero con gran experiencia sobre terrorismo. También la CIA, así como la policía alemana ha echado el ojo al ilegal, que se dispone a retirar una enorme suma de dinero que el repudia por su procedencia. Durante la investigación y por azar aparece Anabel Richter (Rachel McAdams) una joven abogada defensora de los derechos civiles que presta ayuda a Issa sin saber el riesgo que corre.

Anton Corbijn, director interesante a seguir, nos muestra con gran realismo una ciudad grisácea de escenarios sórdidos. El cineasta hace gala de su experiencia como fotógrafo, creando atmósferas con las escenas portuarias, con asombrosa verosimilitud y una absorbente trama en una tensión progresiva y en toda su crudeza, el desarrollo de una operación despojada de toda clase de acrobacias y persecuciones efectistas, tradicionales del género, por la sencilla razón de que los tiempos han cambiado. “El hombre más buscado” es por encima de todo un film de personajes nada edificantes que transitan por una mediocre existencia impregnada de desesperanza, de pesimismo y desconfianza, sin duda una alegoría de lo que es hoy en día Occidente.
Antonio Morales
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