Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
7
Drama Pascual Duarte es un campesino español, cazador furtivo, reclutado a la fuerza en la guerra de África, pobre, huraño, poseído por la mala suerte que se manifiesta a través de sus largos silencios y sus miradas que se pierden en el vacío. Al igual que miles, tal vez millones de españoles de la época, Duarte vive rodeado de una violencia estructural que poco a poco se adueña de él hasta sus actos más mínimos. Así, Pascual Duarte, ... [+]
2 de junio de 2016
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí la novela de Cela, hace años y forma parte de mi biblioteca, seguro que ninguna adaptación cinematográfica puede igualarla, trasladar la poética literaria a imágenes es casi imposible, mas habría que volver a recordarle a muchos usuarios que suelen recurrir a polémicas estériles, que el lenguaje literario no tiene nada que ver con el lenguaje cinematográfico, son dos “ortografías” distintas, que no es posible contar una novela en menos de dos horas, por lo tanto las comparaciones entre novela y cine, están fuera de lugar, además de que no todo el que vea la película tiene porqué conocer la novela, más aún cuando se presenta como una libre adaptación. La novela relata la historia de la familia, mientras el film se centra en el personaje protagonista. Algunos se lamentan de que el film no explica los motivos como el libro, yo les recordaría que en el cine, el director es el que nos cuenta lo que quiere y como le apetece mostrarlo, por otra parte, el lenguaje cinematográfico dispone de recursos como la elipsis, el fundido en negro, el encadenado, el fuera de campo, la foto fija o el inserto, junto a la complicidad del espectador para liberar al cineasta de plasmarlo todo visualmente.

"Pascual Duarte" es una historia sórdida e impactante por su violencia intrínseca, narra la desgraciada vida de un ser humano primitivo, brusco, tosco, de penosa infancia en un hogar poco ejemplar, encarnado por un José Luis Gómez prodigioso, no creo que el bueno de Alfredo Landa, que era el elegido por el productor Elías Querejeta, lo hubiera mejorado. Su carácter taciturno y sombrío, su mirada fría y perdida, su rictus triste y desangelado, sus impulsos primarios, crueles y salvajes, lo definen perfectamente. Víctima de un padre alcohólico, El portugués (Hector Alterio), un tipo malencarado que maltrata a su mujer, ante la mirada inocente de un niño. En una pedanía azotada por la maldita pobreza durante los años treinta, de una árida y profunda tierra de matorrales y esparto, la Extremadura rural castigada por la canícula, un infierno sin futuro y olvidado del mundo.

Ricardo Franco aborda el film con un claro ejercicio de reconstrucción histórica, de una época anterior a la Guerra Civil, con una puesta en escena seca, contundente, escueta y hasta desagradable para el espectador sensible, de una violencia atroz pero sin subrayados, no se explican los hechos, se elimina todo aspecto trágico o melodramático, sólo se muestran los resultados, despojando al film de toda referencia psicológica, causal, sociológica o sentimental. Pascual ha aprendido de su padre a tomar las mujeres por la fuerza, se muestra como un asesino despiadado e inconsciente que va “despojándose” de todo lo que le rodea y aprecia, su vieja escopeta es la que habla por él, es su forma de expresar su frustración ante los desagradables vaivenes de su mísera existencia, un rastro de sangre que va dejando sin aliviar su angustia, por eso la cuida, la limpia y abrillanta con primor y detalle.

La dificultad incuestionable que supone una adaptación literaria al cine queda redoblada en esta obra de Cela, sin embargo, el cineasta sale airoso de la empresa, adaptando un tono contemplativo de modo que las imágenes explicitan por sí solas, el sentido que ha querido darle el autor. La novela es solamente el punto de partida y arranque del film, que los guionistas van construyendo sobre el personaje y que se va alejando del original de la novela, que les sirve como referente histórico y social, la España monárquica y el advenimiento de la República en 1931, apoyándose en una excelente fotografía de Luis Cuadrado. El film no es una reflexión sobre la violencia, si bien es importante en muchos momentos de la trama, sino que ésta es utilizada tanto como medio y fin de unos propósitos bastante concretos. No es gratuita porque forma parte de los personajes, gravita a todos los niveles, lo vemos en sus rostros, sus pérfidas miradas, va cuajando en ellos hasta ser un instrumento liberador de la rabia contenida.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow