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España España · Cinecittà
Críticas de Xavier Vidal
Críticas 640
Críticas ordenadas por utilidad
4
31 de julio de 2013
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
A cada época le corresponde un tipo de cine. Ver en el 2013 'El club de los cinco' tiene el mismo efecto que subirse a la máquina del tiempo y volver al cine familiar de hace 30 años. Tal vez por haber nacido en el 1990, estrictamente el último año de la década de los 80, como espectador me cuesta conectar con el supuesto buenrollismo de ciertos títulos yankis para todos los públicos, películas de culto como es el caso de la cinta de Hugues, clásicos populares como 'Grease' u obras maestras discutibles como 'E.T.: El extraterrestre'. Entre mis primeros VHS nunca figuraron títulos como 'Los cazafantasmas', 'Regreso al futuro', 'Big', 'Los Goonies', 'Mi chica' o 'Dentro del laberinto', e indudablemente eso marca una mirada cinéfila.

Sin el factor sentimental, sin la posibilidad de acogerme a la melancolía de 'otros tiempos fueron mejores' - básicamente porque 'no fueron mis tiempos' -, 'El club de los cinco' tiene un interés exclusivamente cinematográfico, o lo que es lo mismo, la curiosidad por ver cómo se reflejaban las tensiones adolescentes en esos 80 que muchos hemos intuído pero no vivido. El club de los cinco aspira a ser una película juvenil, pero se mire por donde se mire cuesta seguirle el ritmo: a los diez minutos desconectas de la historia, los diálogos se suceden sin el menor interés, y los personajes, trazados con las líneas más burdas y básicas, tanto los jóvenes como los adultos, resultan o bien lelos o bien antipáticos. No ponemos en duda que John Hugues fuese el padre de la comedia ochentera, pero diacrónicamente su cine carece de gancho, está repleto de frases ñoñas, destaca por una utilización manipuladora de las músicas ambientales, y aunque tiene la frescura de los veinte años no tiene la rabia, la espontaneidad y la vitalidad que corresponde al perfil y a la edad de sus personajes.

Por lo menos 'El club de los cinco' sirve para darse cuenta que por el camino han quedado los mismos problemas endémicos (la soledad, la dificultad de comunicación, las tensiones entre padres e hijos, la obligación social por ser 'popular', etc.), si bien hemos perdido la mojigatería de antaño (la eclosión de las drogas en los 80 está tratada aquí de forma muy naïf, y ahora muchos pondrían el grito en el cielo con las malas conductas del profesor protagonista). Será por la vacilación de tiempos, pero hay más esencia teen en los pasillos de la serie 'Glee' o en la adorable 'Chicas malas' que en este club donde solo están invitados a formar parte los que sientan la brillantina, los pantalones de campana y el blockbuster estadounidense como señas de su identidad cultural.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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Xavier Vidal
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7
17 de junio de 2011
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mitad de Óscar viene a reivindicar y reinventar toda la pequeña pero potente cinematografía de Martín Cuenca, y el cineasta nos dice que nos habíamos equivocado al situarlo en corrientes más habituales, cauces principales de un cine español bastante disgregado. Martín Cuenca es más un pequeño afluente que el río dominante de nuestra cinematografía; y defendiendo su condición de satélite, nunca de astro rey, y tras sus devaneos con el documental histórico, ha filmado una película que es un regalo envenenado, que se acoge a una tradición europea de cine de autor totalmente libre, también difícil para los no iniciados. Por eso La mitad de Óscar desconcierta desde el primer momento y nos abandona en la más absoluta desolación y perplejidad: en ningún momento esperábamos una película en la que hay más intuiciones que diálogos, más siluetas que personajes, más sospechas que una historia con todas sus letras. Un film de mitades, nunca de totalidades.

La mitad de Óscar crea suspense con poquísimos recursos. Tres partes en las que vemos tres personajes. Un paisaje exuberante y rocoso se convierte en la exteriorización de unos sentimientos que ningún personaje verbaliza. Nunca sabremos qué ocurre con esos seres tan cerrados, cuáles son sus reproches, qué ocurrió en el pasado, qué motivos justifican su excéntrica actitud. Como avisa su título, la película es la parte disgregada de una trama, como si la película empezase a mitad de una historia y nunca se nos contase lo ocurrido anteriormente. Por eso el film requiere de espectadores pacientes que sepan rellenar los vacíos y cargar de semántica cada mueca y frase de los personajes. Así uno nunca sabe si ese paseo por las montañas es una huida, un reencuentro, una metáfora, un flashback; si el novio francés es el malo de la película o la encarnación del propio espectador al no entender nada de lo que ocurre entre los dos hermanos.

No sabemos si es porque nos ha cogido desprevenidos o porque sus fotogramas realmente tienen propiedades hipnóticas, pero La mitad de Óscar es una película que no se olvida con facilidad, de la que a uno le gustaría saber más de lo que ocurrió antes y de lo que ocurrirá después. Sobre el papel, narra el reencuentro de dos hermanos con motivo de la muerte de su abuelo después de muchos años; en la práctica, es mucho más. Para cinéfilos combatientes.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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5
30 de noviembre de 2012
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que Bestias del sur salvaje es una mala película sería no hacer honor a la verdad. Si por 'una película buena' entendemos una técnica, una capacidad por sacar lo mejor de sus actores o saber utilizar todos los elementos a su favor, incluso su reducido presupuesto o su elenco de caras desconocidas, la película de Benh Zeitlin cumple con creces cualquier expectativa. Pero entiendo que Bestias del sur salvaje busca tener un impacto emocional en el espectador, y ese impacto no se produce pese a ser una fábula esforzada con escenas absolutamente genuinas.

Hay varias cosas que me molestan de esta película. En primer lugar, la manía de conseguir belleza y esperanza de personajes poco amables y de espacios harto desagradables, algo que ya veíamos en otra pieza afroamericana de Oscar: Precious. En segundo lugar, la recurrida estrategia de ciertos guionistas de contar el relato desde la perspectiva y la voz narradora de un niño, algo que a base de tanto uso y abuso acaba por cansar. Para seguir, me molesta cierta incoherencia por parte de la crítica, la misma que vilipendia propuestas como Tan fuerte tan cerca y que luego eleva a los cielos productos como Bestias del sur salvaje, tal vez porque su naturaleza indie predispone al halago. Y para terminar, creo que el film de Zeitlin aporta poco a lo ya expuesto por Spike Lee o Spike Jonze, artistas que cito porque en todo momento tuve la sensación, mamuts de por medio, de estar ante una Donde viven los monstruos dirigida por el responsable de Malcolm X.

Bestias del sur salvaje se mueve por unos espacios propios del realismo mágico, aunque con la torpeza de quien al exagerar se desgaja de lo real y de quien al preocuparse por las referencias no llega a conquistar lo fantástico. Estamos ante la típica obra que por imposiciones de la industria se convertirá en el film de temporada. También ante la obra de aparente dureza que hará las delicias de un público que busca lo complaciente. Entre esa audiencia estarán los académicos con derecho a voto en los Oscar. Pese a la frescura de ciertos momentos, corre el riesgo de ser la gran sobrevalorada de la cartelera invernal.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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Xavier Vidal
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5
16 de abril de 2011
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ispansi es la descripción de unos tiempos oscuros, las décadas de posguerra, cuyo retrato sosegado queda medido con gotas de crítica suave y nostalgia, autocomplacencia y ñoñez. La película bebe claramente de la narrativa televisiva (medio que Iglesias domina a la perfección y del que hasta hace poco era uno de sus máximos símbolos: ¿recuerdan Manos a la obra?), y la calidad técnica de Ispansi corre en paralelo a la de las producciones de época que está levantando la nueva Televisión Española (La Uno).

Hay una asepsia que lo invade todo, y la gracia que tenía la entrañable Un franco, catorce pesetas se disipa ante una trama más rocambolesca (los más de 3.000 niños españoles refugiados en Rusia por la fallida República). Su trama de 'comunista se enamora de mujer falangista' parece invocar el pulso de las grandes tragedias (de nuevo: los grandes seriales). Pero Ispansi, modesta en recursos técnicos y habilidades narrativas, no es ni puede ser la aventura épica a la que aspira. Esther Regina encabeza un reparto marcado por un sonado error de cálculo, aquí de casting. Prescindible.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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5
22 de octubre de 2014
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No decimos nada nuevo: los franceses aman la corrección y tienen una especial tendencia al cine bienintencionado. Intocable, la tragicomedia que contaba la relación de amistad entre un tetraplégico adinerado y un joven de las 'banlieues' parisinas, se sobredimensionó hasta convertirse en la película de habla no inglesa más taquillera en todo el mundo, pero en sus adentros no había más que esa manía tan francesa por abordar cierta problemática social por la vía fácil, rebajando la gravedad de los temas tratados y abogando por una trama exportable y populista. Samba, el segundo trabajo de Toledano y Nakache, sigue la senda de su primera película: la fórmula se consolida, y nuestros vecinos vuelven a facturar una película que hará las delicias del público, aunque esta vez difícilmente engatusará a la crítica (que, sorprendentemente, se permitió demasiadas licencias con las tesis ramplonas de Intocable). ¿Bailaremos al ritmo de esta samba manipuladora... o la sombra de Intocable será demasiado alargada? Apostamos por lo segundo.

Samba es el nombre de un inmigrante senegalés 'sin papeles' que sobrevive con el sueldo de los trabajos esporádicos que va encontrando. El papel protagonista, que vuelve a recaer en Omar Sy (todavía más cómico y 'pelmazo' que en Intocable), es, por lo tanto, otro ejemplo de un cine social que quiere reciclar sus miserias por la vía de (son)risa, sin tener en cuenta que, a medida que la supuesta diversión del público aumenta, disminuye en proporciones iguales la veracidad de la historia (por eso cuesta empatizar con el universo de Samba, a pesar del esfuerzo de Sy y del meritorio trabajo de todos los actores secundarios). Toledano y Nakache alivian la gravedad que rodea a su protagonista con la inclusión de dos historias de amor que se desarrollan de forma previsible: Samba acaba prendado de una asistente social que atraviesa una complicada situación personal y laboral.

Si Intocable tenía algún momento de lucidez, una mínima chispa, Samba carece de todo ello (salvando, quizás, el baile del personaje de Rahim y el gag en el rascacielos). También pesan como una losa sus casi dos horas de metraje (no se necesitaban tantos minutos para contar tan poco). Vaya, que intuímos que los defensores de Intocable no acabarán del todo contentos, y que los que ya dudaron de esa película (me incluyo en ese grupo) recurrirán a los adjetivos que ya dedicaron al primer film de Toledano y Nakache para describir Samba. Lo peor de todo es que habrá una tercera entrega y otras tantas: el cine francés de 'la politesse' y 'el eufemismo' seguirá con nosotros durante mucho tiempo.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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