Una muestra de cómo el cine puede servir de vehículo de denuncia de una situación política, de una actitud gubernamental. En este caso, una crítica ácida sobre la pena de muerte en Irán, ejecutada en muchas ocasiones por jóvenes que cumplen un estricto, obligatorio, largo y penoso servicio militar.

Si bien realizar una película con el método de unir diferentes relatos es algo que suele conducir a una estructura y resultados muy desiguales (este es el caso exactamente de esta película), a Mohammad Rasoulof le sirve para contemplar cuatro casos diferentes que en una película de historia convencional y única le hubiera resultado más complejo contemplar, sobre todo tratándolos con la profundidad que aquí sí se permite.

Los actores son muy buenos y el Irán que se nos muestra, en su faceta urbana y en la rural, parece muy auténtico, con personajes creíbles e historias bien conducidas.

Me quedo con la primera, sin duda la mejor y más impactante.

No estamos ante el cine de su aclamado y reconocido compatriota Asghar Farhadi, mucho más elaborado, con más profundidad en los personajes centrales e historias más guionizadas, pero sí estamos ante un nivel de compromiso mucho mayor, de hecho en el comienzo del film ya se nos dice que el director está pendiente de conocer su condena por realizar esta bella, valiente y, sí, inconsistente película.

Merece la pena verla.

Howard Hawks es un director con un número de películas magníficas, tantas que no sabes con cuál quedarte como favorita. TENER Y NO TENER no es mejor que EL SUEÑO ETERNO, ME SIENTO REJUVENECER o que RÍO BRAVO, quién puede discutir eso sin mentir.

Pero no es peor tampoco que estas o que RÍO LOBO, LA FIERA DE MI NIÑA, LA NOVIA ERA ÉL o SARGENTO YORK.

Estamos sin duda ante uno de los tres o cinco grandes directores de toda la historia del cine. Si nos centramos en Hollywood y su entorno, quizás solo BILLY WILDER y JOHN FORD puede igualarle. Quizás.

Aquí estamos ante una película-mito, la que reunió a Bogart y Bacall, una especie de CASABLANCA caribeña, con un Bogart en estado de gracia y una de las apariciones más recordadas de una protagonista en toda la historia cinematográfica.

Los diálogos son eléctricos, el reparto, espectacular l(Walter Brennan, Dolores Moran, Hoagy Carmichael, inolvidables), tiene de todo: amistad, aventura, compromiso y, sobre todo esto, una historia de amor que trasciende de la pantalla a la vida. Y eso se nota, vaya si se nota.

La química Bogart-Bacall es tan notable y tan sincera que impregna todo el flim de una sinceridad tal que el espectador siente que el romance, el enamoramiento es sincero. Seguramente, sin ese toque y la vida que llevaron luego realmente como pareja los protagonistas, la película bajaría algún peldaño, seguiría siendo magnífica en su concepción y realización, pero el aspecto mítico quedaría un tanto mermado.

Verla es una obligación y placer que se paladea una y otra vez, da igual que ya la hayamos visto. Y recuerda: si me necesitas sólo tienes que silbar.

Agarrado como estoy a un programa que tiene José Luis Garcia en la cadena televisiva TRECE, en el que se analizan películas clásicas (su nombre lo dice todo: CLASSICS), se emite la cinta y posteriormente se abre nuevo debate, ya sabéis el método de toda la vida para hacer eso que los de mi generación llamaban Cine-Club y que aquí pusieron de moda y en lugar muy alto en cuanto a calidad programas como LA CLAVE o QUÉ GRANDE ES EL CINE, del propio Garci.

La fórmula funciona, en tanto en cuanto se seleccionen bien películas y personal que las comenta. Y eso lo hace fenomenal Garci. No se lo pierdan, yo me enteré de casualidad, llevan ya 8 ó 10 programas y han emitido cintas clásicas, algunas desconocidas para mí como LA ESCLAVA LIBRE.

En fin, veo esta magnífica muestra del Technicolor, de la alegría y la fantasía, que es EL MAGO DE OZ, donde una Judy Garland algo crecidita para ser una niña de 10-11 años, encarna magníficamente a Dorita, la protagonisa de una película asombrosa si la vemos y analizamos pensando que se rodó en 1939, dentro de nada hará un siglo.

La banda sonora y las coreografías son buenísimas, en especial la canción que Judy Garland interpreta de manera magistral, mítica ya en la historia del cine y de la música, quizás el tema más maravilloso de todos los tiempos, y no exagero: Over the Rainbow.

Los efectos especiales, las caracterizaciones de los actores son magníficas, siempre mirando a la época de la que vienen, y el guión también está perfectamente adaptado de la obra literaria original.

Interpretaciones sobre la película, el camino amarillo, lo que hay más allá del arco iris o los leones miedosos las habrá a cientos, ocurre lo mismo que con ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS, tanto la obra literaria como las diferentes películas que la versionaron, es lo que tienen las obras maestras. Y para tener un cierto fundamente sobre sus significados, anécdotas de la película y divagaciones varias, nada mejor que Garci y su tropa para ponernos al día.

Una película muy disfrutable, para adultos y para niños, mítica e inolvidable.

Sin duda estamos ante una película interesante, con parte de los diálogos subtitulados y declamados en japonés original, dando autenticidad a una historia que nos cuenta la difícil inmersión de varios personajes occidentales en el Japón actual.

Wash Westmoreland ya tuvo cierto éxito con la película que dio un Oscar a Julianne Moore, SIEMPRE ALICE, y aquí vuelve a mostrar una cierta tendencia a contar historias de forma que parece que estas viendo películas de sobremesa, en mi opinión es un director ideal para poder ver sus películas en plataformas, como yo vi esta. Le falta algo de "aliento cinematográfico", no veo sus historias en pantalla grande, al menos no las imagino. No sé si me explico.

Diferentes costumbres, diferente modo de vida, desde lo más cotidiano, un simple saludo o como comportarse en la mesa, a lo más complejo, desenvolverse en el mundo laboral o intentar alquilar una vivienda. Ese es el punto fuerte de la película, mostrar ese desequilibrio entre una cultura y la otra y cómo incomoda, asfixia y dificulta la vida el no poder sumergirse en ese mundo que se nos hace tan ajeno.

La parte de suspense de la historia es, quizás, la más floja: la sensualidad que impregna en cada gesto una sugerente Vikander no está acompañada por el actor japonés, más que correcto, pero carente de esa vena sexual que la historia pide a gritos. El triángulo amoroso que provoca la parte thriller de la película no acaba de funcionar, dos de sus vértices no tienen la química suficiente y solo la mencionada Vikander resulta creíble, a ratos incluso deslumbrante.

Por lo demás, es una película interesante que se ve con facilidad pero que nunca acaba de atraparte, sirve como retrato costumbrista, sin duda, y es ahí donde más interés tiene, pero falla en la parte en la que pretende ser un suspense clásico.

El maestro Walsh, capaz de tocar todos los géneros y de hacerlo con una maestría difícilmente repetible, tira de uno de sus actores preferidos, el Rey, el gran Gable, ya maduro, no en decadencia, porque siendo Clark Gable no se puede decaer nunca ante una cámara, pero si en retirada ya, del cine y de la vida, para contarnos una historia con muchos paralelismos con LA PELÍCULA por antonomasia que, veinte años antes, había batido todos los registros en Hoollywood.

Con una bellísima Yvonne de Carlo, ciertos paralelismos con IMITACIÓN A LA VIDA, de otro gran maestro del melodrama, nos presenta todo un dramón en el que se mezcla la aventura, la reflexión sobre el racismo (ciertamente novedosa en aquellos tiempos), un technicolor rabioso que va muy bien con la historia, y una cierta pulsión sexual, muy evidente y muy osada para aquellos años.

Si bien no hablamos, ni por medios ni por resultados, de LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, Walsh es capaz de competir con cierta dignidad desde una película mucho más pequeña pero con momentos dramáticos verdaderamente notables, guiando al espectador por una historia muy atrevida para la época, con un ritmo trepidante y una forma narrativa en la que los sobreentendidos y las insinuaciones hacen que el espectador se percate de todo y se sienta importante, ya que se le trata con respeto, a él y a su inteligencia.

La película resulta tan atrevida y avanzada a su tiempo que nos permite ver negros malos, blancos buenos, soldados yanquis malvados, hombres de honor canallas y simpáticos personajes con pasados turbios y truculentos, todo mezclado con una historia de amores entre blancos y negros novedosa y audaz para la época.

Y todo, increíblemente, enmarcado en un rodaje de estudio, de interiores, con pocos medios para los que una producción así parece pedir.

Chapeau ¡¡!!