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España España · Palma de Mallorca
Críticas de Robert Denigro
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Críticas 212
Críticas ordenadas por utilidad
7
19 de mayo de 2021
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Hijos del Sol" no se limita a documentar las penurias de Irán, sino que lo hace con la firme intención de entretener. Majidi ecualizando fondo y forma no olvida la denuncia social, pero su mirada parece más interesada en captar la atención del público europeo con un estilo occidental. Su estética cercana al espectáculo logra que olvidemos relacionar el cine iraní con el aburrimiento. Un sambenito que se extendió al mismo tiempo que la popularidad de las películas de Abbas Kiarostami.

El argumento de los niños de la calle no es nuevo, pero es entrañable el optimismo con el que Majidi colorea la triste vida de unos chavales más propensos a la esperanza de "Slumdog Millionaire" que al "no future" de las pandillas asesinas de "Ciudad de Dios". Si por norma general entendemos la revolución como la búsqueda del caos, los niños de la película solo piden orden. Su revolución mínima pasa por poder ir a clase sin encontrar las puertas del colegio cerradas, cosa habitual. Si la rebeldía juvenil en occidente se demuestra haciendo novillos en Irán es al revés. Así de mal está el asunto por allí.
Robert Denigro
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3
5 de febrero de 2023
31 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conecto en absoluto con Darren Aronofsky y "La ballena" no ha hecho más que confirmarlo. Todavía recuerdo perplejo los inicios del director con ese mosaico de imágenes caóticas sobre el mundo matemático llamado "Pí". Tampoco la aclamada "Réquiem por un sueño" logró mi simpatía.

Una característica del cine de Aronofsky es la redención moral de personajes decadentes. En ese sentido "El luchador", una de sus películas más sobrias, tiene mucho en común con "La ballena". Ambas retratan personajes al borde del hundimiento con la particularidad de que los actores que los interpretan también las han pasado canutas en la vida real. Se produce así una doble redención, que empieza dentro de la película y trasciende fuera de la pantalla.

En "La Ballena" Aronofsky vuelve a regalarnos un experimento presuntamente moderno, pero cuyo resultado es una castaña aburrida. Aronofsky no sólo quiere ser moderno sino también intelectual. La ballena de la novela "Moby Dick" es la excusa (fácil) para convertir toda la película en una metáfora literaria sobre la obesidad del protagonista. Lo peor no es su esforzada teatralidad sino unos diálogos más afectados que una obra de Tenesse Williams. La exageración de situaciones (casi shakesperiana) roza lo ridículo. En especial todas las escenas donde aparece esa niña insufrible de cara angelical enfadada con el mundo.

Dentro de unas semanas, con toda seguridad, Brendan Fraser ganará el Oscar al mejor actor. Hollywood demostrará, una vez más, que no hay nada nuevo ni original en Aronofsky porque nada más antiguo que premiar este tipo de papeles.
Robert Denigro
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5
20 de diciembre de 2021
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adam Driver y Lady Gaga, dos narices contundentes para los Gucci de Ridley Scott. Ella magistral. Driver en punto muerto, poniendo doble papada al estilo de Esperanza Aguirre. Nunca he sentido curiosidad por los entresijos de la moda, tampoco por el capítulo negro de la familia Gucci y siento decir que la película de Scott no ha modificado mi falta de interés.

Una película tan larga y de formato tan plano que parece la suma de todos los capítulos de una serie de Netflix. Acabo hasta el gorro de tanto palacete y lujo aristocrático. Una puesta en escena más pomposa que un anuncio de El Corte Inglés, en una sobredosis de artificio agotador. Echo de menos alguna escena que no parezca un posado del Hola, alguien sentado en la taza del vater o bajando al Erosky a comprar lejía. Hasta el gorro de las transiciones temporales acompañadas de musica pop, siempre los mismos temas: David Bowie, Blondie, Moroder, New Order...

Ni rastro de moda en una película sobre moda. Un argumento más cerca de las finanzas de "El Padrino" que de la pasión por la alta costura de "El hilo invisible". Tampoco logro empatizar con la evolución del drama matrimonial, cuyo conflicto, en una película llena de elipsis, no queda bien explicado. Puedo ver como Driver y Gaga cambian de aspecto, de peinado, de bolso, pero no veo el crecimiento emocional de ambos.

Una sola cosa me reconcilia con la película: Lady Gaga. Magnética y voluptuosa, más italiana que nunca dosificando a la perfección vulgaridad y elegancia. Una mujer carnal, lejos del cyborg sin rostro al estilo de Marilyn Manson que pretendía ser en sus inicios. Adiós a Lady Gaga y bienvenida Stefani Angelina Germanotta.
Robert Denigro
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6
23 de octubre de 2023
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine de Scorsese todo el mundo hace bastante el indio así que no es raro que el director se haya decidido a tratar el tema directamente. En "Taxi driver" el protagonista se rapaba la cabeza dejándose una cresta al estilo mohicano y en "El lobo de Wall Street" sus protagonistas tenían un canto tribal de guerra que coreaban en la oficina.

"Los asesinos de la luna" se presenta como una película comprometida con el pueblo indio en la América pionera. Su principal objetivo es la denuncia de los abusos a los que fue sometida la tribu Osage, en cuyas tierras el petróleo corría a mares. Para ello Scorsese se pone serio y rebaja el tono buscando el clasicismo en una película sobria donde, curiosamente, nadie hace el indio. Ni rastro de esos personajes histriónicos tan propios de su cine, como tampoco de su habitual ritmo frenético. Si existen dos Scorseses, uno gamberro y otro solemne, "Los asesinos de la luna" formaría parte de las películas transcendentes del director donde no hay espacio para el sarcasmo. En ese sentido se cuenta que los descendientes de la tribu Osage tenían reparos para aceptar a Scorsese como director, pero se convencieron después de ver la profundidad religiosa de su película "Silencio". Sin embargo "Los asesinos de la luna" tampoco resulta excesivamente espiritual. No hay en ella una profunda exploración de las costumbres del pueblo indio. El resultado es una película que habla, no tanto del pueblo indio, sino más bien de la maldad del hombre blanco.

El gran error de la película es su falta de suspense. Algo falla en el punto de vista que provoca la pérdida de interés por lo que sucede. Al parecer numerosos cambios en el guion perjudicaron la narración que resulta bastante confusa. En el primer borrador del guion DiCaprio debía interpretar al investigador del FBI que descubre que entre los Osage se producen demasiadas muertes accidentales. Sin duda esa propuesta hubiera sido más emocionante. Finalmente la película focaliza su punto de vista en la perversa relación entre el maquiavélico terrateniente (Robert Deniro) y su mezquino sobrino (DiCaprio). Una desafortunada elección que obliga a Scorsese a jugar al escondite para mantener el misterio, dando rodeos, forzando elipsis o escamoteando información. El espectador perderá fácilmente el hilo simplemente porque el asunto está muy mal contado.

"Los asesinos de la luna" es una gran película de resultado fallido, encorsetada por un guion manoseado en exceso y un rodaje farragoso. Pese a todo huele a Oscar. Nada mejor para ganar el corazón de la Academia que estos indios abnegados que soportaron el terror en silencio, sin lanzar una sola flecha.
Robert Denigro
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8
1 de marzo de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si los años ochenta fueron un largo sueño hedonista Adrian Lyne fue su particular ensoñación erótica hecha cine. Nadie como Lyne ha logrado plasmar en imágenes la Sensualidad en mayúsculas. Una sensualidad capitalista peligrosamente devoradora. Una herida abierta en la sociedad del bienestar en perpetuo conflicto entre la violencia y el placer.

Cuando fantaseamos con una relación sexual perfecta estamos pensando en una cama Adrian Lyne, una cama enorme de sábanas blanquísimas. Hogares acogedoramente perfectos con tonalidades de blanco infinitas. El sueño de cualquier agente inmobiliario. Películas para quedarse a vivir.

En la vida real si os ponéis un jersey de lana sobre la piel desnuda os picará pero en las películas de Adrian Lyne es posible y además resulta muy agradable. Son jerséis Adrian Lyne. Prendas de sensualidad ochentera. Por no hablar de las bañeras Adrian Lyne, llenas de cálida espuma acompañadas de mullidos albornoces.

Adrian Lyne y Tony Scott inauguraron la estética de cine video-clip. Un estilo que definió toda una década. En los años noventa la magia se desvaneció y con ella Adrian Lyne. ¿Existe realmente Adrian Lyne o su nombre sólo fue una invocación que llegó para dejarnos el perfume de una época? Realidad o fantasía su presencia seguirá flotando en los años ochenta como esa bruma de seda que envuelve sus películas. Como el vapor de un cuarto de baño tras una ducha caliente.
Robert Denigro
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