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Críticas de Luis Guillermo Cardona
Críticas 3.369
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de agosto de 2012
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Muchos son los lobos que cada día se visten de ovejas! ¡Incontados son los bandidos que con calculadas mañas lucen en los palcos como insignes personajes! ¡Numerosos son los fascistas cuyo discurso aparenta democracia!... Y muchos son los defensores acérrimos de la dignidad y la justicia, que cada día lucen como si fuesen los malos de la película.

Dicen que dormimos ocho horas al día, pero la mayoría de la gente luce dormida las 24 horas. Tragamos entero, le comemos el cuento sin reflexión alguna a los que ostentan títulos, altos cargos o tan solo fama… y luego recogemos decepciones, fracasos y desgracias por nuestra ligereza e ignorancia.

“LOS MEJORES AÑOS DE MISS BRODIE” está basada en la novela “The prime of miss Jean Brodie” de la escocesa Muriel Spark (Muriel Sarah Camberg, 1918-2006) gran amiga de Graham Greene que, por sus servicios al imperio británico, obtuvo insignias y otros tantos reconocimientos.

Pero, todos los imperios son una forma de fascismo por más que se vistan de cultura y democracia, e Inglaterra también entra en este juego. Lo que hace Miss Brodie, en la Escuela femenina Marcia Blaine, es lo particular de cierta gente de alcurnia de estos países (y ya sabremos que, como otros, también su padre tenía un oscuro pasado): talante intelectual, sensibilidad hacia el arte, comportamiento manipulador, liberalidad sexual e ideología fascista.

En aquel curso de 1932, entre sus alumnas, Miss Brodie elige a un grupo especial de seis que son las que moldeará con mayor dedicación, convirtiéndose ella misma en el modelo a seguir y reclamando fidelidad absoluta. Mientras exalta la personalidad de Mussolini y consigue fondos para Franco, seduce a las chicas hablándoles de verdad, bondad y belleza (¡¿Habrase visto?!); se fascina con una de ellas (Jenny) a quien pretende convertir en amante del pintor de la escuela (mecanismo de suplantación); y de paso, conseguirá que su rectora sea vista como el ogro por cuestionar sus procedimientos y cualquier chica que se salga del círculo será la traidora, y tomada como la ruina de su “edificante” proyecto.

El filme de Ronald Neame, original y creativo, se mueve con peligrosa maestría en aquellas ambigüedades, y con Maggie Smith bordando una excelente caracterización que le mereció el premio Oscar, a cuyo personaje se dará los mejores argumentos, haciéndolo tan convincente que muchos se sentirán neciamente seducidos, no obstante los coherentes y plausibles resultados con que un día se deshoja la flor de la señorita Jean Brodie.

No debería olvidarse jamás: La verdad no suele estar en manos de quienes detentan el poder. Con mayor frecuencia, puede hallarse entre aquellos que asumen vivir con humildad y en el anonimato. Sandy, la chica de anteojos, con su pequeña perspicacia quizás emane más luz que aquella influyente dama que tanto presume de tenerla.

Título para Latinoamérica: “LA PRIMAVERA DE UNA SOLTERONA”
Luis Guillermo Cardona
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7
20 de junio de 2012
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta estupendo el arranque de esta película: Dos jóvenes reclusos en la prisión Iron Mountain, sueñan con la libertad. Para el ladrón de autos Rudy Duncan, una tasa de chocolate, una tarta de nueces, y volver a estar con su familia en su pueblo Sidnaw, son sus mayores anhelos. Para su amigo y compañero de celda, Nick Cassidy, condenado por haber asesinado a un tipo que molestó a su exnovia, su mayor anhelo es el encuentro con Ashley, una adorable chica con la que viene escribiéndose desde hace ya seis meses, y a quien ansía conocer y tenerla entre sus brazos. Pero en silencio, Rudy luce tan prendado de ella como su amigo, pues éste le comparte sus cartas y exhibe sus llamativas fotos en las paredes de la celda.

El manejo de estos momentos resulta romántico y sugestivo, y mucho más aún cuando al conocer a Ashley (nada menos que Charlize Theron, esa adorable mujer capaz de fascinar con una sola mirada) nos damos cuenta de que es una chica inteligente que demuestra una sensible autovaloración cuando dice cosas como éstas: “Quiero que seas como quieres ser” o “Los tipos que han pasado por mi vida nunca ha querido conocerme, saber quién soy. Todo lo que desean es sentirse dentro de mi”.

Como espectadores y haciendo agua en la boca, volvemos a tener la impresión de estar en un dulce diciembre… aunque solo sea envidiando a Ben Affleck por la magnífica ocasión que le está brindando la vida.

Con gran soltura y sin permitir que perdamos el interés en ningún momento, el director John Frankenheimer, nos mete luego en un túnel que va de sorpresa en sorpresa, logrando que su filme se convierta en un thriller sumamente entretenido, con asalto a bordo y seis personajes pintando de rojo la temporada navideña, sin importarles que, de paso, dejen a Santa Claus como un vulgar delincuente.

El reparto incluye a un variopinto grupo de camorristas, con Gary Sinise liderando eficazmente aquella pandilla que, no solo arruina una luna de miel, sino que se empeña en hacer que de un ternero salga leche. Ben Affleck, con al menos un par de desacordes típicos del niño bonito -extrañamente aceptados por un gran director de actores como ha sido Frankenheimer… ¿o por eso mismo aceptados?- es el ladrón en apuros que jamás olvidará lo que es recibir gato por liebre. Y Charlize Theron… mejor que la vean, porque sin lugar a dudas, es la razón de ser de este impredecible juego por el premio gordo.

Título para Latinoamérica: “DOBLE TRAICIÓN”
Luis Guillermo Cardona
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9
12 de abril de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El humor es uno de los más bellos regalos que nos ha dado la vida. Semejante, pero opuesto al humo que se escapa por cualquier rendija, el humor se mete por cualquier rescoldo y toma las tristezas y frustraciones, las infamias y crueldades, y todas las tragedias y calamidades, y les extrae con una fineza exquisita y con una magia increíble, una alegría y una esperanza que parecieran impensables. El humor ve la luz donde hay densa sombra; ve la alegría donde otros sólo ven tristeza; y ve una resplandeciente y oculta felicidad donde pareciera que únicamente hay lugar para el dolor.

Este es un poder y un talento de inigualable valor que poseen muy pocos y especiales seres en este planeta tierra. Por eso, los Comediantes se vuelven inmortales y quizás nunca reciban en la tierra todo el reconocimiento que merecen, por una sola y sencilla razón: porque son ellos los más felices al ser también los que más comprenden.

Cervantes, Quevedo, Shakespeare, Twain, Carrasquilla … Keaton, Chaplin, Lloyd, Laurel & Hardy, Langdon… Capra, Cukor, Wilder, Benigni… son apenas un ejemplo de aquellos que merecen nuestro eterno aprecio, pues, de fuentes como éstas es que emana la miel de la existencia.

“STALAG 17” (los títulos para España y Latinoamérica –“Traidor en el Infierno” e “Infierno 17”- no dan cuenta del amable desarrollo de esta historia), es una graciosa farsa que se desenvuelve en un campo de concentración nazi donde están confinados los más simpáticos americanos que hayan podido tomar como prisioneros. ¡Dios los cría y ellos se juntan!

Sefton (el oscarizado William Holden), es un habilidoso sargento que se las ingenia para conseguir recursos de sus compañeros, mientras él les ofrece cosas que hacen más grata su permanencia en aquel feo barracón. Tras un intento de fuga de dos de sus compañeros, sucede una desgracia que hace presumir que entre los hombres que allí conviven, hay un delator al servicio de los nazis. Todos apuntan el dedo hacia Sefton y éste recibe de ellos un “merecido” regalo. Pero, Sefton, no parece conforme y monta su propia guardia a ver si puede ver las cosas como realmente son.

Basado en la obra de Donald Bevan y Edmund Trzcinski, Billy Wilder, ha hecho un filme lleno de optimismo y de muy buena comedia, con personajes encantadores como Schulz, el alemán buena gente; “Chimpancé” el obsesivo enamorado de la actriz Betty Grable; o Shapiro, su polifacético aliado en toda suerte de bromas.

Pero, con todo, queda planteado el drama y la crueldad de la guerra, la cual no brota de un sólo lado, sino de cada bando que asume su parte en el conflicto.

Con cierta dosis de intriga inteligente y con unos personajes que, en medio de la tragedia, consiguen emanar vida y esperanza, “STALAG 17”, se convierte en un calificado filme que nos hace pasar un rato inolvidable.

Billy Wilder, llegó muy alto en el conocimiento de la esencia humana.
Luis Guillermo Cardona
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9
12 de enero de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imposible comparar, <<LA EXTRAÑA QUE HAY EN TI>>, del comúnmente brillante, Neil Jordan, con los esperpentos fascistoides de tándems como Winner-Bronson o Siegel-Eastwood. Lo realizado por Jordan es una película sobre el alma humana, la misma que puede resquebrajarse a la vuelta de la esquina cuando las sombras del universo de repente te envuelven sin defensa alguna.

En todo ser humano hay un polo de luz: amor, bondad, generosidad… y otro de sombra que conserva todos los aspectos de nosotros mismos que solemos negamos a reconocer: perversidad, agresividad, deseos de venganza... y estos rasgos pueden salir a flote en cualquier momento, inducidos por un impacto emocional negativo o por un sentimiento de impotencia y de miedo incontrolables. Necesitas sobrevivir, necesitas liberarte... y la violencia puede convertirse en el recurso que rompa aquella cadena invisible, pero, real. De aquí el enorme eco que posee la venganza. No es plausible desde ningún punto de vista, pero es comprensible cuando se mira desde el alma humana.

Erica Bain, el personaje de Jodie Foster (su interpretación brillante, creíble y conmovedora), es una locutora de radio que vive para la reflexión intelectual y para la poesía citadina. Un ser humano frágil que pierde su más preciado sueño (el hombre que ama y con el que está a punto de casarse) y, cuando se siente sola, pues no encuentra respuesta en los medios policiales, no determina otra salida que hacer catarsis eliminando, uno a uno, a todos sus fantasmas. De paso, hace justicia cuando libera a víctimas femeninas (mancilladas como ella) o cuando impide que hombres sin moral sigan su curso destructivo.

El detective Mercer (un convincente, Terrence Howard, con el que empatizamos sin dificultad), es un hombre que cree tener la certeza de que actuará siguiendo las normas de los códigos de justicia (así se lo confiesa a Erica), pero luego, cuando conoce más y más a su sospechosa, termina por comprender una verdad inamisible: justicia es actuar acorde con la conciencia íntima que te determina lo que es el bien. Entonces, quizás compruebe en su ser interior que, a veces, es imposible condenar u odiar a alguien por más fuera de la ley que pueda estar.

La lección es contundente: Cuando se conocen las razones más íntimas por las que un ser humano se convierte en delincuente, se torna imposible condenarlo. Si te interesa este tema, recomiendo: "This Gun for Hire" de Frank Tuttle, "Les Misérables" de Bille August, "Happiness" de Todd Solondz o "Little Children" de Todd Field.

<<LA EXTRAÑA QUE HAY EN TI>>, es la suerte de película que nunca consigues olvidar.
Luis Guillermo Cardona
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6
31 de agosto de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno pregunta ¿por qué algunas personas nacen con discapacidades? Encuentra muchos tipos de respuesta. Si le preguntas a un médico, quizás te diga que la causal son ciertas deficiencias en el proceso de gestación. Si indagas con personas de ciertas sectas seudoreligiosas, de seguro te dirán que es un castigo que la persona recibe a consecuencia de la ley de karma. Y si le preguntas a un escéptico, es muy posible que afirme que eso se debe a que la vida es injusta. Lo que yo creo, es que los seres humanos –hijos Todos de un Dios Grande y Único- nacemos diferentes porque, para cada uno, el universo tiene planes diferentes. Y estoy seguro de que todos, absolutamente todos, son planes de la más alta relevancia. El hecho de que ciertas diferencias o carencias las asumamos como una desgracia, obedece tan solo a los modelos conceptuales que ordinariamente maneja una u otra sociedad, y por supuesto, a los patrones de personalidad que haya aprendido cada individuo.

En mi ocasional trabajo con discapacitados, he podido escuchar de labios de algunos frases muy acertadas: “No es el mundo el que tiene que adaptarse a mi –me decía un joven parapléjico-, sé que soy yo el que tengo que adaptarme al mundo, pues no son los demás sino yo el que luzco extraño”. Y una encantadora chica invidente confesaba: “La discapacidad te vuelve el primero en todo, te prestan más atención y siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. De esta manera he aprendido a querer muchísimo a la gente”. Y puedo asegurarlo, la discapacidad es la escuela que la vida les brinda a ciertas personas, para que se preparen mediante la superación, a un maravilloso servicio que se les tiene asignado. De ellas mismas y de su entorno, dependerá que consigan llevarlo a cabo.

Marlee Matlin, la joven americana con hipoacusia severa desde los 18 meses, lo ha logrado: Ahora es una estrella, se ganó un premio Tony por su representación en la versión teatral de la obra adaptada luego al cine, y también como protagonista del filme de Randa Haines, se ha llevado el premio Oscar a la mejor actriz. Pero, infortunadamente, “HIJOS DE UN DIOS MENOR” no alcanza para mostrar sus logros como consagrada servidora en importantes instituciones de ayuda a los niños, y centrado en la obra de Mark Medoff, se dedica a enseñarnos a una preciosa joven de 21 años, con demasiada repulsa ante la vida por algunos hechos del pasado. Después, el filme se convierte en un romance entre el instructor y la alumna, donde escasos momentos logran poseer algún brillo, mientras el resto resulta como una nube a escasos minutos de la fuerte lluvia. Y para ser una historia donde se habla en LS (lengua de señas) hay excesivos diálogos, demasiado manoteo y tediosas “traducciones” cuando, en su comportamiento natural, esta clase de personas suele conseguir magníficos y expresivos silencios.

Una exigente actuación de William Hurt –quien también se merecía el Oscar, pero su premio fue quedarse con la actriz-, sus logros en el habla de algunos de sus alumnos y una notable banda sonora es, junto a la grata presencia de Marlee Matlin, lo mejor que puedo rescatar de un filme al que le faltó una dirección más fuerte y una historia con matices más iluminados.

Título para Latinoamérica: “TE AMARÉ EN SILENCIO”
Luis Guillermo Cardona
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