A veces el cine de Tarantino ha sido, en mi opinión, sobrevalorado. Quiero decir que en algunas ocasiones se le han reído demasiado las gracietas y sus ocurrencias, como en el cso de "Death Proof" o "Jackie Brown". En esta ocasión no es así. Del díptico "Kill Bill" los que entienden de cinde de verdad siempre se han quedado con la primera parte; yo como no entiendo mucho, me quedo con la segunda.
Es cierto que la primera parte puede ser más dinámica e incluso más divertida pero en ella no encontré los diálogos tan tarantinianos que aparecen aquí, esos diálogos que mezclan la cultura más pop con cuestiones morales y filosóficas de una forma tan natural que nos deja con la boca abierta (la charla de Carradine sobre Supermán). Tampoco es que no haya acción en el film, de hecho se llegan a las batallas más importantes, pero sí es verdad que no es tan violentísima como la anterior, lo que para mí es un plus ya auq, para mi gusto, muchas veces peca Tarantino de demasiado violento, hasta casi llegar al "gore" como se ve en la batalla de la Novia contra los maniacos.
Un cineasta que rodó su obra cumbre hasta la fecha (que no es poco si tenemos en cuenta las estupendas "Reservoir Dogs" y "Pulp Fiction") que no ceja en su empeño de sorprender aunque a veces meta un poco la pata, y de explorar campos ya conocidos pero de una forma personal y novedosa.

Antes de nada, unas cuestiones: ¿Es una buena película "Prometheus"? Sí. ¿Es mejor "Alien" que esta? Pues también. Ridley Scott pocas veces nos presenta una mala película que no merezca la pena ser vista (vaaaaaale, no contamos "Los Impostores" o "La teniente O´Neill"), pero muchas personas han criticado la película por considerar que no se parece demasiado a la anterior "Alien" dirigida por Ridley Scott, siguiendo exactamente los mismos pasos que le llevaron a la fama a finales de los setenta. Si van buscando ver algo parecido a "Alien", lo mejor que pueden hacer es ver "Alien" y así no se sentirán decepcionados.
No es una mala película, ni mucho menos. Se trata de un film con una fotografía preciosa, unos efectos especiales geniales y una trama que no aburre en absoluto aunque sí es verdad que puede hacerse un poquitín lenta en algunos tramos del metraje y hay partes de la película en las que uno se siente verdaderamente inquieto por lo que puede pasar u ocurrir.
Quizás esta película tenga, al final, más elementos en común con otra obra iconográfica de Scott que con el propo "Alien" y es "Blade Runner", lo decimos por las preocupaciones existencialistas que se desprenden de la mayoría de los personajes de la cinta, al igual que el personaje de Rutger Hauer. Tanto el personajde de Noomi Rapace como el de MIchael Fassbender (y en menor medidael de Guy Pearce) sienten la necesidad de encontrarse con su creador, los dos que se preguntan por sus orígenes.
La mano de Damian Lindeloff se nota a lo largo de la trama en el sentido de que hay algunos rasgos que nos recuerdan a su trabajo más famoso que es "Perdidos" como se ve en que un grupo de personas llegan a un lugar extraño y hostil donde tienen que luchar por su supervivencia, así como la presencia de símbolos totémicos como la presencia de esa enorme cabeza que recuerda un poco a la estatua de la isla que tenía sólo cuatro dedos. De igual forma se vale Lindeloff de la ambivalencia, de la presencia en todo ser vivo del Bien y del Mal, de la eterna lucha, del eterno conflicto que se establece entre ambos, si en la serie entre Jacob y de Locke, aquí esa ambivelencia estará presente en los seres extraterrestres.
El reparto está muy bien elegido: Michael Fassbender consigue que la ambigüedad del androide David traspase la pantalla, Noomi Rapace, si bien no llega al carisma de Sigourney Weaver, cumple su función con creces y derrocha fortaleza, Charlize Theron, aun teniendo siempre cara de malas pulgas,cumple su función. Lo único que quizá chirríe es el papel de Guy Pearce que si lo que buscaban era eso a lo mejor hubieran pododi encontrar un actor más adecuado, por la edad.
En definitiva, una buena película de ciencia ficción aunque no resista la comparación, quizá eso se deba a que no tendría que ser comparada con ninguna otra, a lo mejor debemos dejar que vuele libre.

Este film de Ridley Scott es una de las mejores películas que se han hecho en jamás y ha tenido una influencia en el cine posterior incalculable. Es una de las cimas del cine de ciencia-ficción y ha sido una inspiración para los cineastas que han cultivado este género en los últimos treinta años (como Alex Proyas o Luc Besson). A mí me gustó más la versión original que le Director´s Cut que publicó hace pocos años el propio Scott, aunque es cuestión de gustos.
El montaje de la película es clásico y en él, a diferencia de cómo hará en películas posteriores por el influjo de su hermano Tony, se puede apreciar que el cambio entre toma y toma no es demasiado vertiginoso, a excepción de las persecuciones o en la secuencia final en la que el montaje se hace más trepidante. De los planos y contraplanos que abundan es el más importante el del final cuando el personaje de Rutger Hauer realiza su famosísimo monólogo y Harrison Ford le observa atónito morir. La cámara, en algunas ocasiones, adquiere un movimiento más que relevante: en la escena en la que el replicante que encarna Hauer va a ver a su creador, la cámara va ascendiendo por el edificio, este movimiento tiene un significado, ya que el creador está en la cima, está en lo alto, como en nuestras creencias religiosas. otras, Scott usa el plano detalle, como en una de las últimas escenas, cuando Ford va a recoger Sean Young y ve en el suelo una figura de papiroflexia que significa que el detective al que da vida Edgard James Olmos ha estado ahí y los ha dejado marchar. Muy sutil tanto en la forma como en el significado, ya que ¿es Deckard un replicante?. En esta versión nos lo tenemos que imaginar, en el Director´s Cut está más claro.
La puesta en escena es magistral. Imitada hasta la saciedad, esa visión tenebrosa e incluso gótica de la urbe futurista, que irradia hastío, pesimismo y agobio ha influenciado hasta otros géneros, (la atmósfera de "Seven" es deudora). Esa oscuridad, esa lluvia omnipresente, tienen un significado que trasciende lo puramente estético. También en la ciencia ficción posterior han aparecido elementos como los coches voladores.
La banda sonora es perfecta, Vangelis compone una partitura futurista que ayuda a recrear de una forma más solvente la atmósfera que tiene la película. Esta banda sonora ha sobrevivido al tiempo, como toda la obra. La voz en off de Deckard, lejos de ser una losa, es una guía espléndida para deambular por el genial y metafísico universo creado por Phillip K. Dick y Ridley Scott.
Harrison Ford estaba en el punto álgido de su carrera aunque él mismo haya dicho que no está muy satisfecho de esta película (a lo mejor prefiere "Air Force One"). Era cuando estaba dispuesto a correr algún riesgo, no como de un tiempo a esta parte. En definitiva, una de las cumbres del cine, una película magistral tanto en la forma como en el contenido y un film que ha marcado la estética futurista del cine posterior además de ser una reflexión metafísica de altura.

Esta película del debutante Gary McKendry se basa en un libro que cuenta una serie de acontecimientos en los que se vieron envueltos los servicios secretos británicos y otros antiguos agentes. Quizás por eso hay algo en esta película que recuerda bastante a muchas de las obras del grandísmo escritor inglés John Le Carré. Es obvio que la trama se asemeja bastante a sus argumentos de espías, también la época que coincide con su época de mayor es plendor y cómo no, que gran parte de la acción se desarrolle en Inglaterra. Pero esto puede suponer un problema. Las historias de John Le Carré no han tenido mucha suerte en el cine (excepción de "El jardinero fiel" y "El topo") por lo que lo anteriormente dicho casi puede ser una rémora.
Aparte de esta influencia, a mí también me ha recordado a la genial película "Munich" de Steven Spielberg. Un grupo de ex agentes del MI6 son contratados para vengar la muerte de un emir musulmán a manos de otros agentes británicos. Aquí radica el mayor interés del film: el dilema moral del grupo de asesinos a sueldo por matar a compatriotas suyos.
Con los referentes anteriormente citados, podríamos esperar una gran película, pero lamentablemente sólo llegamos a ver un entretenimiento digno (que no es poco). La película es tosca, debido quizás, a que el montaje es alborotado y el guión, desordenado. A esto también contribuye el reparto: llevamos tanto tiempo viendo a Jason Statham en películas baratas de acción de usar y tirar que hemos olvidado que es un actor más que digno; Robert De Niro está de capa caída desde hace ya tiempo aunque este no es su peor papel y el que sorprende es Clive Owen como el antagonista, el concienzudo agente dispuesto a atrapar a los asesinos de élite del título.
En definitiva, una película entretenida, parece una de Le Carré contada a cámara rápida, pasada por el pasapuré o por la turmix.

Como siempre que Tarantino realiza una película, está llena de controversias y polémicas. Si bien no es la mejor película de su autor, sí hay que reconocerle que demuestra estar en forma. Las escenas de acción están bien rodadas, los diálogos son buenos, la puesta en escena es perfecta y la fotografía muy bella, por no hablar su (por otro lado como casi siempre) magnífica banda sonora. La película, como todo el mundo sabe, trata sobre la violenta venganza de una mujer a la que asesinan a su familia y a ella la dejan en muy baja forma el día de su boda. El argumento es simple pero quiere ser un homenaje a las películas asiáticas de acción de los años 70 y Tarantino demuestra una vez más su cinefilia (o mejor su cinefagia) porque absorbe todo ese caudal y lo elabora si no con la maestría de otras veces, sí con una gran eficiencia. Homenajea sin escrúpulos a Bruce Lee tanto en el traje icónico de Uma Thurman como en la vestimenta de los maníacos copiada del personaje que Lee encarnaba en "El avispón verde". Sin olvidar la aprición de Sonny Chiba
Particularmente, yo prefiero la segunda parte o el segundo volumen de esta obra, al contrario de la mayoría. Casi todos dicen que esta es más dinámica, más divertida, con más acción y eso es innegable, pero también hay que destacar que, por esa misma razón, tarantino cae en la tentación de que su obra muchas veces bordee la parodia y no sé si eso es lo que pretendía. Al prevalecer la acción sobre los personajes en esta entrega, Tarantino abusa de la violencia. Tanto es así, que nunca se han visto más litros de hemoglubina en metro cuadrado y por segundo derramados en el cine. Esto le obligó a poner escenas en blanco y negro porque si no sería abusar del color rojo.
La violencia es una de las partes negativas de esta película, lo mismo que la querencia que tiene Tarantino por retratar lo más abyecto de la personalidad humana que le hace caer en momentos de violencia gratuita o de momentos verdaderamente desagradables (¿Por qué tiene que ser así esos enfermeros?). por otro lado, se debe alabar la maestría con la que Tarantino mezcla elementos. Ya nos tenía acostumbrados a su narración fragmentada en capítulos desordenados, pero aquí introduce elementos novedosos como el ya mencionado blanco y negro o el uso de dibujos animados manga. Por otra parte, nunca Uma Thurman estuvo tan irresistible.