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España España · Somewhere Far Beyond
Críticas de Richy
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Críticas 1.314
Críticas ordenadas por utilidad
7
10 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva entrega de la exitosa serie de “Harry Potter”, nuevamente de la mano de Chris Columbus con los mismos personajes que la anterior, que consigue, como mínimo, igualar en calidad a la primera parte.

El filme se desarrolla con la misma profusión de efectos especiales y la encantadora y fabulosa ambientación de Hogwarts, con todo el mundo mágico que rodea a la ya mítica escuela de magia, pero además se añade una trama detectivesca en la que se incluyen asesinatos y un misterio en el más puro estilo tradicional inglés, que enriquece sobremanera el interés de la cinta. Las aventuras de Harry Potter (Daniel Radcliffe), Ron (Rupert Grint) y Hermione (Emma Watson) alcanzan así una dimensión menos infantil y más madura, aunque la película siga destinada al público juvenil.

Columbus demuestra su conocimiento de la obra de J. K. Rowling y además consigue plasmar todo el universo potteriano de manera magistral, con un gran trabajo digital y realista. La cinta contiene una gran profusión de escenas coloristas y otras en la que el estilo gótico-barroco se impone. En otras, quizás las mejores de la película, destaca la tenebrosidad de las formas y consiguen un efecto aterrador en las escenas de las arañas, recordando en muchos aspectos a reminiscencias visuales tolkianas del Bien y el Mal.

En el extenso reparto destaca el shakespeariano Kenneth Branagh con un papel bastante estúpido pero gracioso al fin y al cabo, aunque la mayoría de las veces parece estar de más. Con todo, el resto del elenco cumple sus funciones con soltura y con la precisión justa para no brillar en las interpretaciones y dejar todo el protagonismo al elaborado guion, sin duda lo mejor del filme junto con otro “score” inmortal del infalible John Williams, sin duda el compositor con más olfato cinematográfico de Hollywood.

Esta secuela de “Harry Potter” es considerada como la mejor de la saga, algo de lo que al día de escribir esta crítica no puedo opinar, pero sin duda hay que reconocer el mimo y el esfuerzo que pusieron Columbus y su equipo para que sea mejor que la primera, lo cual prácticamente se puede decir que consiguieron.

Muy recomendable.
Richy
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7
2 de septiembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Ridley Scott se le puede tachar de irregular, o de inclasificable dentro de un género concreto, pero nadie que haya visto al menos una parte de su filmografía puede acusarle de no hacer películas de diseño. “Black Rain” es todo un ejemplo de cómo aprovechar ese talento innato de ambientador (no de coches precisamente) que el señor Scott lleva dentro, y del tirón de su nombre tras la claqueta después de firmar dos inmortales obras maestras del celuloide como fueron “Alien” (1979) y “Blade Runner” (1982).

Precisamente de esta última se alimenta el aspecto visual y la estética de “Black Rain”. Ambientada en Osaka, la colorida e imaginativa arquitectura asiática y la publicidad kabuki que veíamos en las calles y rascacielos de “Blade Runner” parece repetirse aquí y evocar aquellos buenos tiempos de Deckard persiguiendo replicantes. Esta vez no es Deckard, pero será Nick Conklin (Michael Douglas) quien, en compañía de Charlie Vincent (Andy García, en un papel que es el que más recuerdo de su filmografía), se encargan de escoltar a Sato (Yusaku Matsuda), un peligroso Yakuza, para entregarlo a las autoridades niponas. Pero algo les sale mal y se les escapa, por lo que se las tendrán que ver con la férrea disciplina policial de Osaka para conseguir volver a echarle el guante y meterse así en un lío mucho más gordo relacionado con la mafia autóctona.

Aparte de ese evocador estilo visual, “Black Rain” es un notable thriller al uso, con una trama que si bien no es nada original ni sorpresiva, sí que engancha por la manera en que Scott enlaza las situaciones, aportando toques dramáticos por un lado y mucha acción por otro. Siguiendo la estela de las “buddie movies”, de gran éxito en los ochenta gracias a películas tan recientes como “Arma letal” (1987), Scott construye la trama con las mismas pautas pero con menos humor, aunque pueda parecer en algún momento que Michael Douglas quiera emular a Mel Gibson: mientras que su personaje estaba loco de remate, el personaje de Douglas es más oscuro, no es de fiar y resulta fácilmente susceptible, pero su sentido del deber es lo que realmente lo impulsa, a pesar de darse de bruces continuamente. Su compañero Charlie hace de contrapeso en el equilibrio de la pareja, y el agente asignado para ayudarles (Takakura Ken) tendrá gran protagonismo en el crecimiento personal de Nick.

El casting de la película cuenta con un notable reparto de secundarios asiáticos como son Tomisaburo Wakayama, Yusaku Matsuda y, sobre todo, Takakura Ken como el honrado y sufrido policía nipón. Andy García y, en especial, Michael Douglas, realizan también un trabajo destacable. Sin embargo, el reparto femenino, encabezado por Kate Capshaw, no pasa de ser mera anécdota.

Scott baja un tanto de nivel después de acostumbrarnos a grandes películas, pero “Black Rain” sigue estando a muy buen nivel dentro del extenso mundo del thriller gracias, sobre todo, a los detalles que sólo su director consigue plasmar en sus películas, con más o menos acierto según el caso. Con “Black Rain” dio en el clavo.
Richy
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5
27 de agosto de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercer título de la saga de los simios y quizás el más flojo del quinteto de películas que la conformaron.

Después de que Taylor (Charlton Heston) destruyera la civilización simia en “Regreso al planeta de los simios” (1970), Zira, Cornelius y Milo consiguen escapar con la nave espacial que llevó a Taylor y viajan a través del tiempo a pleno siglo XX, donde son encontrados y enjaulados para su estudio.

El cambio de signo que se da respecto al tono de la saga pretende insuflar algo de novedad a la trama subvirtiendo los papeles de amo y esclavo; ahora son los humanos los que someten a los simios y son doctores humanos los que estudian su portentosa inteligencia, empatizando con ellos al igual que la doctora Zira y Cornelius hicieran con Taylor en “El planeta de los simios” (1968). El tono de la cinta es preeminentemente humorístico y resulta interesante en su primera mitad, con los toques de ironía de los simios y los intentos de dar una explicación científica a su aparición, pero se va diluyendo en su segunda mitad por culpa del ritmo cansino y desganado que le imprime Don Taylor.

Aunque se desentiende de las dos películas anteriores, enlaza con la historia de las dos siguientes películas de la saga con el nacimiento de César, en un intento de mantener una franquicia que aún seguía dando buena taquilla a pesar de ir desinflándose poco a poco.

Sólo para fans de la serie.
Richy
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6
1 de julio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante filme de aventuras temporales dirigido por un correcto Don Taylor después de rodar dos años antes “La maldición de Damien” (1978).

Un portaaviones norteamericano se ve engullido por una misteriosa tormenta que lo traslada a 1941, en vísperas del ataque japonés a la base de Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. La tripulación, incrédula, verá cómo los acontecimientos históricos de ese nefasto día se van sucediendo tal y como se conocen. Tal como están las cosas, la tripulación capitaneada por Kirk Douglas llegará a plantearse si intervenir en la Historia y evitar, así, el mayor desastre militar que recuerda EE.UU.

De ritmo intenso y planteamiento bien desarrollado, “El final de la cuenta atrás” es de esos filmes poco conocidos que se disfrutan por su falta de pretensiones, su indudable fuerza comercial y el interés que siempre suscita una aventura temporal y la posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos para arreglar errores del pasado. A pesar de las inevitables inconsistencias científicas que suelen darse en obras así, el conjunto del filme resulta coherente, explicando incluso algunas lagunas de la historia de aquel fatídico día para los norteamericanos.

Por otro lado, tenemos un buen plantel de estrellas encabezada por Kirk Douglas, al que le siguen Martin Sheen, Katharine Ross y James Farentino, gran actor al que recordamos de su estupendo papel en “Muertos y enterrados” (1981) y, sobre todo, de Simón Pedro del “Jesús de Nazareth” (1977) de Zeffirelli.

El televisivo Don Taylor ofrece con “El final de la cuenta atrás” otra muestra más de su destacado talento para el ritmo en un cine comercial de calidad.
Richy
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6
13 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Stevenson, especialista en cine de corte infantil y responsable de un clásico como “Mary Poppins” (1964), firma otro producto agradable, divertido y fácil de digerir como es habitual en los productos Disney.

“La bruja novata” es la historia de Eglantine (Angela Lansbury), una aprendiz de bruja que, en plena Segunda Guerra Mundial, le encargan la tutela de unos niños huérfanos. A base de estudiar trucos que el profesor Emelius Browne (David Tomlinson) le manda por correspondencia, consigue atraer la curiosidad de los pequeños y viaja, con una cama voladora, hasta conocer al profesor. Todos juntos buscarán el hechizo que impedirá la próxima invasión nazi, viajando con la cama voladora hasta un lugar tan lejano como la isla de Naboombu, un mundo de dibujos animados.

El filme se desarrolla desde una perspectiva imaginaria e inocente para el disfrute y el entendimiento de los más pequeños, a pesar de sus referencias a la guerra y la crueldad de ciertos pasajes (el comentario del asesinato cometido por los habitantes de Naboombu contra el último ser humano de la isla). Como viene siendo habitual en este tipo de películas, la música es un componente importante y “La bruja novata” está repleta de canciones con estribillos pegadizos y coreografías vistosas y alegres.

Sin alcanzar el alma de “Mary Poppins”, Stevenson realiza una película casi calcada en cuanto a forma y desarrollo, aunque en “La bruja novata” concede mayor protagonismo a la animación, ofreciendo unos resultados más que correctos en las escenas donde se combina imagen real con dibujos animados. En este aspecto son destacables las escenas de la canción y coreografía bajo el mar, o el caótico partido de fútbol. Ya fuera de la animación, es también destacable la escena final, en la que se rechaza al invasor alemán de una forma muy peculiar y risible.

Angela Lansbury y Emelius Tomlinson realizan unos papeles correctos pero no llega a establecerse la suficiente química entre ellos como para ser recordados. Por el contrario, los niños hacen unos papeles muy naturales, sobre todo el más pequeño de ellos.

Stevenson y Disney consiguen con “La bruja novata” otro clásico que, a pesar de no estar a la altura de “Mary Poppins”, ha quedado en la memoria de varias generaciones. Recomendable.
Richy
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