Nicolas Cage corriendo en mitad de la noche por el medio de una carretera perseguido por la policía, recibiendo balazos por robar pañales en un supermercado, entrando en casa ajena sin que los individuos que en ella viven hagan nada, perseguido por decenas de perros, siendo disparado por dependientes de supermercado...mientras su mujer, enfadada, lo busca.

Puede parecer una gilipoyez, pero si lo hacen los Coen es una puta pasada.

John Goodman y William Forsythe gritando desesperados dentro del coche.

Puede parecer una gilipoyez, pero si lo hacen los Coen es desternillante.

Una intro en donde el recluso se va enamorando de una agente de policía.

Puede parecer simple, pero si lo hacen los Coen te atrapa.

Harry Barry Larry Garry y Nathan jr.

Solo los Coen tienen ese humor sutil que hasta puede pasar desapercibido.

El himno de la alegría en la cárcel.

Puede parecer raro, pero todo en los Coen es así, y es mejor.

Y qué decir de los diálogos, esos diálogos con los que te quitas el sombrero.

Arizona Baby, puede parecer un título cualquiera, pero si es un producto Coen no te dejará indiferente.

Voy a hacer un ejercicio de memoria.

El gobernador, para hacerse con el action man tan molón que quiere su hijo, se pelea con el resto de compradores del centro comercial, se reboza por los suelos, corre como un poseso, se mete en una piscina de bolas para niños, se tira por un tobogán, se da de hostias con papás noeles, se hace pasar por agente del FBI, choca con la moto de un policía, destroza su coche, corre kilómetros, rompe la puerta del despacho de una emisora de radio, es complice del estallido de una bomba, allana una casa, roba a su vecino, golpea a un reno y se disfraza del propio action man.

Pero como el gobernador tiene los cojones como pelotas de tenis es capaz de decirle al otro tío que también busca el action man: "Déjalo ya, ¿no crees que estás yendo demasiado lejos?".

Como de esta película en particular, y de esta saga en general, ya está todo dicho me limitaré a alabar los cojones de jamón de Yors Lucas. Pues él no se limitó a estudiar teorías filosóficas si no que las puso en práctica y, partiendo de un punto de vista cartesiano, se dio cuenta de que si en su cabeza tenía la idea de toda una saga (y no solo de una película) esa saga tendría que existir. Por esto dedujo que esta su primera película triunfaría de tal forma que le lamerían bien el culo para hacer las subsiguientes y hasta para comprarle los derechos. Por esto, por su firme creencia en determinadas teorías tuvo los huevos bien grandes para poner en el título de esta película episodio 4.

Muchos años después nos encontramos con que jamón de yors lucas tenía razón, que tiene unos cuantos ceros más en su cuenta corriente gracias a su saga, que tiene el culo bien lamido, que la gente se lanzó en masa a ver la séptima entrega de Star Wars, que los fantáticos de la saga se cuentan por miles, que el merchandising es abrumador, que estas películas forman parte de la cultura popular y que alguien no puede ser considerado un auténtico friki si no ha visto Star Wars. Pero lo importante, lo verdaderamente importante, es que Descartes tenía razón. Pido un aplauso en su honor.

Y Dios, tras expulsarnos del paraíso, nos condenó a parir con dolor, a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, a los matrimonios y a los abandonos, a los divorcios y a las custodias.

Kramer contra Kramer nos cuenta una historia que no deja de estar de actualidad, pues esta situación la vive hoy en día cualquier hijo de vecino. Uno no tiene que irse muy lejos para encontrar una historia similar y darse cuenta de lo que supone la ruptura de una familia, las peleas de los padres, las luchas por las custodias, el papel de la madre, el papel del padre, los familiares, los abogados, los juicios… estamos por tanto ante una película con cuyos personajes es muy fácil empatizar, entender, querer e incluso odiar.

Si al tema tratado le sumas un buen guion y unas fantásticas interpretaciones consigues que el espectador se implique en la historia, se interese por los personajes, los comprenda, los critique, se preocupe y se emocione con ellos.

Kramer contra Kramer es una muy buena película, totalmente recomendable, que no pasa de moda. Y es que, si no fuera por los peinados y la ropa, bien parecería que se desarrolla en nuestros días, casi 40 años después (cuando Hoffman ya hace tiempo que viene peinando canas y no esa lustrosa mata de pelo negro).

Otra película que podía haber sido interesante y que no se ha sabido aprovechar. No es que pudiera haber sido nada del otro mundo, pero sí una comedia entretenida con algunos momentos y situaciones divertidas. En lugar de eso se lleva hacia unos derroteros que no vienen a cuento.

Si quieres orientar la historia hacia una relación sentimental cíñete a ello y tendrás una comedia romanticona un tanto diferente y darás pie a unas cuantas situaciones graciosas, que es de lo que se trata. Si pretendes ser una comedia más negra, para lo cual Sandler no puede ser tu protagonista, céntrate en eso y trata de hacerlo bien, en lugar de la tontería que acabas haciendo aquí.

Vale que incorpores algún que otro momento más dramático o sentimental, como el de la relación entre los padres del protagonista, pero esto no es ni comedia dramática ni comedia a secas, decídete por algo, o por lo menos haz una historia con un poco de coherencia y no cosas sin sentido por aquí y por allá.

Le voy a poner un cinco porque pese a todo esto la idea, la base, es interesante (aunque no se haya sabido llevar a buen puerto), los primeros 20 minutos me gustaron, al igual que la ambientación de la película; la zapatería, la calle, el vestuario... y por el giro "inesperado" final.

Pero sin duda, sin ninguna duda, lo que más me llamó la atención de esta película es esa sensación depresiva que transmite Sandler, llegando a parecer que no es cosa de su personaje si no de su propia persona. ¿Qué te pasa Adam?, ¿cansado de hacer estas películas?.