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Críticas de SunshineReactor
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Críticas 101
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
5 de octubre de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil hacer una película que no deje insatisfechos al seguidor de la Fórmula 1 o al que va a verla porque le han hablado bien de ella pero los coches dando vueltas sin parar a un circuito le da hasta pavor. Igual de difícil que dejarlos a los dos insatisfechos. A mí Ron Howard me convence más o menos poco, pero después de Rush lo tendré un poco más en consideración. Primero porque el accidente de Niki Lauda está narrado sin demasiadas florituras, sin recrearse y siguiendo muy fielmente cada topetazo del Ferrari. Segundo porque ambos personajes son imbéciles por igual, consigue no decantarse por ninguno, lo cual es fiel a la realidad. Y en tercer lugar, porque logra hacer lucir unos miserables fórmula 3 como unos indómitos bólidos de fórmula 1 de finales de los 70.

Hay "farfolladas", claro, como en toda peli comercial que se precie, hay que introducir escenas de sexo aprovechando que Hunt no usa tanto la palanca de cambio de su McLaren como la de la entrepierna, meter narraciones ridículas de las carreras (Lauda pasa a Andretti en boxes y a la siguiente vuelta el narrador dice que Lauda va a conseguir adelantar a Andretti, hasta entonces piloto de Lotus, no del Vaticano), o convertir a Lauda en el Adrian Newey de esa fórmula 1 tan bruta, introduciendo componentes con magnesio (¿ein?), como licencia artística para plantearnos lo listo que era también cuando le quitaban el volante de entre las manos.

Pero las escenas a partir del accidente, con la recuperación y todo lo que deriva de ella me han complacido, y mucho. Quizá en la carrera de Japón sobra ese lío con los tiempos y posiciones, que parece que corramos en el Paleozoico y no en la era IBM, leñe. Pero me gusta que optasen por decir que Lauda abandonaba por el tema de la seguridad y no el que conocíamos de que no veía un burro a tres pasos con la poca luz ambiental, combinada con sus cicatrices en la córnea. El mono que pilota el F1 vuelve a ser persona. El final es muy Hollywood para poder hacer un amago de homenaje a Hunt, pero bueno, todo sea por una nueva película sobre la F1.

Desde aqui hacer un homenaje previo al director que consiga llevar al cine la rivalidad Senna - Prost. Gran parte del mérito, me figuro, estará en conseguir permiso por parte de la fundación Senna, o lo que sea, para que se use su nombre. Pero queremos una película de verdad que nos muestre igualmente lo imbéciles que eran ambos, y lo grandioso de su rivalidad como dos de los mayores fenómenos de
nuestras carreras. Creo que tiene mucha más chicha, entre el thriller, el drama y la historia de superación. Vamos, que las productoras tienen material para hacer más entregas que de los X-Men. Se me hace la boca agua solo de pensarlo, y no el documentaloide políticamente correcto de Senna, que interesa, pero más bien poco. Queremos los claroscuros, las putadas mutuas, las cuasi-peleas, ¡queremos a los secundarios de lujo que se echan en falta en Rush!

Menos mal que hay carrera este fin de semana. La Fórmula 1 ya no es lo mismo, pero tampoco es necesario que lo sea. Dentro de 10 años echaremos en falta el dedo índice de Vettel chinchándonos, así como echaríamos en falta los arrestos de Hamilton y la inmensa habilidad de Alonso. Este es el show, y si no, que venga Bernie y ponga las cosas en su sitio ¡diantre!
SunshineReactor
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4
24 de septiembre de 2013
20 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Yo nunca hablo con alguien que tiene un arma en la mano". Después de esta invitación a que su oponente tire el arma, tiene lugar una escena ridícula que daría verguenza rodar a Bud Spencer y Terence Hill.

No es más que el colmo de una sucesión de infortunios tontos que nos hacen pensar que, o bien el guionista es ingenuo hasta su última sinapsis en la zona gris, o bien Francia sigue siendo especial hasta en el tema del crimen. Lo han comentado otros usuarios muy acertadamente y no querría repetirme, aunque es difícil no darle importancia a ciertos detalles que convierten esta obra de arte del neo-noir en un cuento achorlitado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SunshineReactor
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1
21 de agosto de 2013
7 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casimiro se nota raro todo el día. Desde que se levantó le duelen las piernas y la espalda, ha empezado a moquear y no tiene ni ganas de levantarse a orinar. Cuando acumula algunas fuerzas es capaz de ponerse el termómetro: marca 38,5ºC. Su madre le pregunta si no va a ir a trabajar. Casimiro suspira y se echa en cama. Telefonea al encargado y le comunica su lamentable estado; ha de ir a buscar la baja o lo echan.

Por la tarde Casimiro nota que la fiebre sigue subiendo: 39,5ºC. No quiere tomarse ningún antitérmico porque quiere saber a cuánto le llega la fiebre para así poder decírselo a su médica al día siguiente. Entonces empieza a quedarse dormido. Ahora Casimiro es un astronauta de la estación MIR y está intentando comerse un cocido de habichuelas: desastre total. La estación espacial empieza a dar tumbos en el espacio y termina chocando contra el satélite del GPS, cayendo los dos al mar Egeo. Allí llega un barco de pescadores con Gregory Peck al mando, que decide que Casimiro, si quiere ser salvado, ha de ayudarles a destruir los Cañones de Navarone. Pero se les aparecen las sirenas y sus cantos los seducen. Casimiro muere ahogado... en su propio vómito tras el mareo en el barco.

Casimiro se despierta y la tele está encendida. En el Kmplayer todavía está puesta "Enter the Void". Ni tiene fiebre, ni gripe, ni huele raro en el sofá. Se pone triste y llora. Al Niño Jesús no le gustan estas cosas, no.
SunshineReactor
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3
11 de agosto de 2013
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso pregunta Joseph Fiennes en medio de una escena de la película mientras ensayan la obra. ¡Eso me pregunto yo! Joseph Fiennes es a su hermano Ralph lo que Mark Whalberg a Matt Damon. Nesquik o Colacao. Nolotil o Metamizol.

Es un tostón de Óscar. Es difícil llegar a encontrarse con una pareja de palurdos más entrenada como la de Gwyneth y Joseph. O eso, o los palurdos eran "Will" y la hija del rico y resulta que los interpretan estupendamente. Pero es que llamar Will a Shakespeare se me hace raro. Menos mal que se pasan media película retozando desnudos mientras hablan en verso sin parar como si al cerebro se le hubiera desconectado el raciocinio y dedicase todos sus recursos a la abstracción tonta y cursi.

¿Y lo de Ben Affleck? Es difícil hacer la vista gorda cuando aparece con su cara de cartón intentando hacer algo así como un papel de película histórica. Pero tiene la cara de Pearl Harbour antes de que los japoneses comenzasen a "banzear" a diestro y siniestro. Es un despropósito. Igual que Gwyneth disfrazada de maromo adolescente. Menos mal que el resto de personajes de la película hacen la vista gorda, como si no se hubiesen dado cuenta. Es triste pero cierto, ahí se ganaron su sueldo. Como cuando Coentrao le hacía la pelota a Mourinho a pesar de que éste le regañase por echarse un cigarrito después de los entrenamientos. Todo sea por cobrar a fin de mes y que no llegue la sangre al río.

Hablar en verso y usar palabras rimbombantes puede ser divertido, y más en una comedia. Pero cuando todo eso lo pones en actores cuya risa la producen sus muecas interpretativas inspiradas por José Mota, todo se vuelve absurdo. Y para mí Gwyneth es la única salvable, que conste, pero es que tanta mediocridad acaban por ahogarla en una piscina de autocomplacencia, arrojándose como un zombie en una ciénaga.

"Amo la poesía por encima de todo", dice. Ni en El Rey León nos encontramos con tanta sensibilidad. Yo amo los guantes de felpa por encima de todo. No hay nada como los guantes de felpa. Mato por ellos.

Luego llega la reina, descubre que la Paltrow está desflorada y que ha perdido ya la garantía. No vale la pena, por mucho que Óscar diga que sí, patrañas como éstas te hacen amar programas como Mujeres y Hombres y Viceversa. Al menos te ríes, aquí como no sea risa sardónica, estás jodido.
SunshineReactor
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1
27 de julio de 2013
15 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Tranquila, tranquila..." le dice un soldado americano a una niña a la que acaban de dejar huérfana. La película tiene un prólogo de una hora y media hasta que comienza lo realmente interesante, que es la supuesta caza del presunto Bin Laden. Es una especie de tomadura de pelo que trata de hacer un "Call of Duty" y se queda en un Supermario. Es de traca. Resulta que encontraron la casa donde se refugia Bin Laden y mandan una operación ultra secreta con helicópteros silenciosos y los gallos más gallitos del corral. De noche todos los gatos son pardos, menos los paquistaníes que son imbéciles. Sólo así se puede comprender cómo Bin Laden puede estar metido en una casa (y no una casa cueva como decían algunos) sin seguridad. Porque si la tiene, tuvieron pistas y tiempo para asomarse a las ventanas antes de que los quince o veinte yankees entrasen en la casa, susurrando "Osama, Osama, ven...". Es tan tonto que me cago en todo.

Se cae un helicóptero, revientan puertas con C4 (como si fuese silencioso) y entran y se hinchan a matar mujeres y niños sin que nadie les oponga resistencia. Al final el malo malísimo de Osama no tenía ni un maldito cuchillo para defenderse, ni siquiera uno de plástico del Burguer King. Si ellos son tontos nosotros estamos debajo del ciempiés en la cadena de la evolución. Ni un vigilante, ni un perro mugriento, ni siquiera un pavo. Sólo vacas y gallinas haciendo ruido. Pero ya se sabe que los moros son de difícil despertar y menos avispados que un perro en celo. Es tan inquietante que te preguntas si un tío tan torpe podría llegar a tramar un atentado contra un hormiguero.

"Por Dios y por la patria", "objetivo conseguido". Y venga a romper ordenadores, discos duros y regrabadoras, las putas armas de destrucción masiva de la propiedad intelectual de Lady Gaga. ¿No había nada aprovechable? Lo más triste es que para llegar a este desenlace tan anencefálico hay que tragarse el prólogo en el que una chavala de inteligencia sufre unas cuantas desgracias que la congracian con la búsqueda incesante de Nessie Bin Laden. Una tía que genera tan poca empatía que realmente te preguntas si ella es la protagonista o Michael el de "Perdidos" que aparece de vez en cuando tal y como hacía en la serie, pero molestando algo menos que entonces.

Esta película la hubiese salvado en sus tiempos Lee Marvin, poniendo un poco de cordura entre todos esos soldados que marranean palabras mientras calman a niños que acaban de dejar huérfanos en sus propias caras, según la directora. Barack Hammurabi Obama está contento y todos lo estamos. Crítica social, occidentales justicieros y moros malvados que ni siquiera saben hacer pueblos en sitios decentes.

¿De verdad que hacían falta dos horas y media de película para contarnos este cuento? Para esto me pillo una Biblia ilustrada y paso el rato más entretenido; es menos fantástica y más divertida. Bigelow: escribir la Historia haciendo trampas equivale a un suspenso. Piérdase.
SunshineReactor
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