Después de haber conseguido durante 50 minutos atraer la atención y crear una atmósfera muy interesante, viene un desenlace precipitado, carente de interés y poco elaborado. La impresión que da es que no se sabe cómo solucionar la cinta y hay que terminar como sea. Se queda uno con las ganas de algo más.

Está bien de vez en cuando dejarle algo a la imaginación del espectador pero todo, todo, ya es demasiado. El film da pie a pensar lo que uno desee y cualquier explicación posible puede ser plausible.

Ya que te metes en el thriller estilo Hitchcock se agredecería, al menos, un guión algo más elaborado, una trama con solvencia, algunos personajes mejor caracterizados, algún giro de esos sorprendentes, un clímax de tensión agobiante y una traca final que te haga darle un puntito más aunque sea. Llega el final de la película y piensas: "¿ya?".

Pese a todo, visto lo que hay por ahí, se deja ver y es disfrutable en su escasa hora y media.

El conservadurismo rancio de la sociedad estadounidense provoca monstruos como éste. Cuando se presenta una nueva oferta arriesgada, extraña e irreverente que puede hacer saltar el apolillado acartonamiento de unos principios sociales pretendidamente bonachones y naif se la dinamita para dejarlo todo en el mar en calma de lo politicamente corrento, y lo que durante una hora y cuarenta y cinco minutos te han estado contando con mayor o menor acierto, en los cinco minutos finales explota por los aires con una moralina que rezuma a leguas la naftalina más vetusta posible, demostrando su director una cobardía sin remisión a la hora de tratar un tema a priori propuesto de forma interesante, a saber, la personal filosofía de un individuo que en virtud de su trabajo ha decidido vivir solo, exento de lazos familiares, y renunciando a la familia.

No podía ser de otra manera, la película tenía que pasar por el aro para contentar a un público poco exigente y con los pies en el suelo (antítesis total de lo que pretendidamente propone la película, una vida volando por los aires). Cualquier atisbo o repunte de originalidad queda machacado por el concepto que debe prevalecer por encima de todo: la familia, y lo que se te queda en el paladar tras su visionado es el regusto amargo de lo que pudo haber sido y no fue.

Por lo demás, es una película que se deja ver, entre la comedia y el drama, nunca definiéndose por ninguna de los dos géneros. Buen trabajo de sus actores, cuya parte central (el viaje iniciático de Anna Kendrick) destacaría por encima de su comienzo y de su final, ambos, para mí, excesivamente flojos.

Convertir el cuento de Caperucita Roja en una thriller policíaco y para colmo, hacerlo a ritmo de una película de James Bond sin olvidar que va dirigido a un público de corta edad, tiene, cuando menos, su gracia.
El cine de animación por ordenador sigue buscando para no volverse reiterativo y pesado unos nuevos argumentos atrayentes. La película se deja ver sin ser una maravilla y podría habérsele aplicado mucha más imaginación y algo de más calidad en la infografía que resulta a todas luces torpe y ñoña. Los productores pensarán que para el público al que va dirigido con lo que ofrecen es suficiente.

El verdaderamente loco, paranoico y obsesivo compulsivo no es el protagonista de la cinta, éste tiene un pase, sino el que se le ocurrió poner en la carátula del dvd que este pestiño era comparable o equivalente a "El resplandor". Y por favor, que alguien me conteste a una pregunta. ¿a quién se le ocurrió la idea de utilizar a Rhona Mitra para ese pedazo de papel? Otro loco. Por Dios, jamás vi tanta belleza desperdiciada.

Con la revolución del cine llamado digital alguna "major" norteamericana auguró la muerte del cine de animación tal y como lo conocíamos dando a entender que las técnicas tradicionales, las historias y los personajes eran ya un filón agotado en aras de toda esta nueva tecnología que se nos venía encima revestida de pretendida modernidad. Ese filón inagotable que iba a suponer los "Toy's story", los "Shrek" y los "Buscando a Nemo" está llegando hoy en día a unas cotas de copia sobre copia insufribles.
¿Qué ha pasado para que en pocos años se hayan agotado las ideas y cuando te dispones a ver una película de este tipo pareciera que ya la has visto antes? O cambia de nuevo el concepto de hacer cine de animación digital o en pocos años ofrecerá tal aburrimiento que muchos preferirán otros productos, aunque siempre les quedará el amparo del público más joven.
Otra vez una historia de animales, otra vez los mismos planos de carreras frenéticas, otra vez la moraleja simplona y fácil, en este caso sobre la familia, otra vez ¡un exterminador de bichos!, en cuántas películas lo hemos visto ya, otra vez el buenismo impostado, los chistes fáciles, la caricatura de los personajes y, otra vez, el doblaje demencial en español.
A su favor tiene que la película se ve en un suspiro, menos mal, como debe de ser este tipo de cine. Pocas carcajadas, si acaso una sonrisa en los labios de vez en cuando.
Quizás productores y directores piensen que cuando un producto funciona hay que copiar y no innovar, pero se corre el riesgo del hartazgo. Si en otro tiempo películas como "Toy's story" fueron una revolución, el mismo patrón hoy en día ni funciona ni sorprende, porque te sabes paso a paso el formato antes de que la historia de desarrolle.
Al igual que la Disney en sus años dorados se renovaba con cada película de dibujo tradicional que producía, los trazos de los personajes fueron cambiando conforme los años fueron transcurriendo, se pide hoy en día una trasgresión y una valentía parecidas en el cine digital.
Soy amante del cine de animación, por eso lo critico, y hace falta quizás un poquito de más inteligencia a la hora de afrontar los productos y que no tomen por tonto tan reiteradas veces al público, por muy joven que sea.