La única película pasable de la saga "Universal Soldier", pues fue la única que no insultó al espectador y se atrevió a vestirse con una personalidad propia y bien identificable. ¿Y qué personalidad es esta? Pues la de los productos con toque marcial y violento de nuestro amigo el musculitos belga Juan Claudio Van Damme. Porque en el fondo da lo mismo el contexto de la película y nos importa dos pares de pollas que la cosa vaya de ex combatientes del Vietnam reconvertidos a una suerte de pseudomarionetas de la muerte al servicio de los servicios secretos estadounidenses y no sé qué más gilipolleces en vinagre. Aquí el guion sigue los mismos pasos y cumple los mismos requisitos mínimos que debe reunir una cinta que se precie a llevar el nombre del belga en los créditos iniciales y finales, a saber:
- Familiar, allegado o amigo que es conducido a un estado de minusvalía o metido en una caja de madera de pino por alguien muy malo.
- A raíz de ello, el belga resurge lleno de odio para darle una lección al hijoputa de turno.
- Muestra del trasero de Van Damme.
- Muestra del repertorio de patadas voladoras rompemandibulares de Van Damme.
- Siempre hay un espacio para la ternura y/o reconciliación con alguien bueno en la peli.

En este caso fue Dolph Lundgren el invitado elegido para tocarle los cojones a Van Damme y es presentado como un auténtico perturbado con una debilidad especial por las orejas del prójimo y como alguien tan jodidamente marcado por los traumas del Vietnam que su mente desquiciada acabará confundiendo a un texano con sombrero con un vietcong con gorra y a un científico con jeringa con un soldado con pistola. Un zumbado que ha traspasado la línea de la disculpa por lo experimental de su ser y cuya defensa de lo patrio mutará al vicio de joder y matar por simple disfrute personal. Disparando y pidiendo perdón y solicitando permiso antes de matar, Iván Drago desarrollará como pocos el arte de la socarronería aplicada al crimen, digno estudio para sesudos de la psiquiatría.

En el otro bando se encuentra el grande entre los grandes. Un belga con capacidad para abrirse a sí mismo en canal, empujar coches a mas de 40 millas por hora y deglutir el contenido de 10 menús completos con palomitas como postre al tiempo que zurra y requetezurra uno tras otro a los incautos que osan interrumpir su proceso digestivo. Solo que este tío, a diferencia de Iván Drago, lo hace todo por una buena causa. Ya saben, el rollo del bueno y el malo y toda la doble moral de los dichosos norteamericanos que nos dictan a los pobre europeos cómo hay que manejar el mundo con epicentro Washington D.C.

Con todo lo dicho, el duelo está servido entre botas de patear vietnamitas, jeringas para chutarse lo que quiera que sea lo que contengan, hielo para enfriarse y trituradoras de carne para servir la cena de los campeones. Muchas bombas, mucha velocidad, muchos combos de ostias, muchos filetes crudos mordidos como perros y un insuperable Juan Claudio en su salsa haciendo el papel más inexpresivo de toda su carrera, que ya es decir.

LO MEJOR:
- Cine al más puro estilo Van Damme.
- Que es una estupidez disfrutable.
- Confieso que me he partido el culo con las notas de humor de la peli.
- El "Body Count´s in the house" de los créditos finales.

LO PEOR:
- Quiere ser una historia con trasfondo y moral.
- Que después de esto, nos masacraron con infumables secuelas.

Al ver esta película es cuando te das cuenta de lo buena que fue la trilogía de "El Señor de los anillos", porque esta tontada que se sacó de la manga el bueno de Zhang Yimou quiere emular la magia de las apabullantes luchas que vimos a través de los ojos de Peter Jackson y cargarlas con el mismo carisma y la misma portentosa aura de fuerza y fantasía de aquellas. Pero está claro que no toda fogata callejera montada con muebles viejos y neumáticos desgastados se puede igualar con la belleza de las Fallas de Valencia por el simple hecho de que haya fuego de por medio, y esta película made in China no pasa de ser una simple fogata de chatarra del Todo a cien servida con voluntariosa masificación de extras que solo sirven para adornar y hacer pasar a esta cinta como lo que no es. Y es que no cuela. Y no cuela porque lo que hay entre batalla y batalla respira un vacío que aburre con la misma fuerza que sonroja. Un vacío que nos importa tres cojones porque la trama es tan simple como estúpida y el dibujo de los personajes es demasiado burdo para que nos llegue a preocupar lo que pasa con ellos o si los bichos verdes se los desayunan o deciden pasar de sus jetas. Se podría decir que jamás tanta gente junta en pantalla sirvió para tan poco.

La historia solo vale la pena cuando el gentío se enfrenta en el cuerpo a cuerpo contra esas cosas venidas de vaya usted a saber qué mundo. Una suerte de mezcla entre dobermans hipervitaminados y orkos ultradopados untados en color verde con ojos sobaqueros y más dientes que la madre que los parió. Reconozco que en esos instantes me puse cachondo viendo a las masas comerse y darse de ostias y lanzadas. Pero todo esto se nos estampa demasiado rápido delante de nuestras narices, sin cocinarse demasiado la situación, entrando a lo grande y casi al grano y no dando tiempo a que los personajes nos hayan calado mínimamente para que empecemos a sentir empatía o antipatía por ellos. Es básicamente como entrar a matar sin haber toreado o entrar a follar sin haber cortejado previamente. Te sientes abrumado por la situación pero no acabas de encontrarle sentido a lo que ves. Solo disfrutas del momento en concreto y cuando ese momento pasa solo hallas el vacío argumental y un guion que se derrumba por completo y te abandona como el desodorante al sobaco cebollero. Así que todo lo que nuestros ojos ven más allá de las criaturas verdes, es un montón de gente con disfraces que andan a medio camino entre los Caballeros del Zodiaco y "El Último Emperador", con un Matt Damon y un Pedro Pascal que se mueven grotescamente entre ellos como si fueran Bonnie y Clyde con pinta de Robin Hood y un Willem Dafoe intrascendente que nadie sabe muy bien para qué fue llamado aquí. El maltrato al buen gusto narrativo es evidente en esta peli y huelga decir que hay escenas y paisajes tan groseramente copiados de Mordor, que uno se pregunta si alguien pagó los derechos a los creadores de "El Señor de los anillos" para poder engendrar esta basurilla.

Es en definitiva un producto para ver rápido, para el cual no hace falta calentarse demasiado los cascos y que por lo tanto puede ser visto en cualquier momento y a cualquier hora del día. Lo más probable es que cuando la hayas visto solo recuerdes la figura de los monstruos verdes y no te acuerdes de casi nadie de los humanos de carne y hueso. El qué hacían allí esos bichos y cómo acabaron seguramente te dé lo mismo, pero sus dientes y su voracidad impactan lo suficiente como para que unas tareas recaudatorias de merchandising acaben de llenar unas huchas que acabaron un tanto vacías por la leche que esta peli se pegó en taquilla. No me extraña.

LO MEJOR:
- Los monstruitos verdes acojonan.
- La primera batalla está a la altura del entretenimiento salvaje que buscas.

LO PEOR:
- Que después de esa primera batalla, lo demás no vale una patata.
- Personajes de cartón piedra sin carisma ni empatía.
- Que algo aquí huele a copia y pega de "El Señor de los anillos"
- Ni rastro del buen Zhang Yimou.

Peliculilla sin la menor importancia que es un querer y no poder. Al menos se percibe en ella la buena intención que sus creadores tuvieron dándole vueltas al coco para inventarse una historia con todos los ingredientes para poder haber sido una buena película de suspense y de terror. Paisajes desérticos, edificios ruinosos y abandonados, masas sociales a las que no sabemos qué les ha sucedido y protagonistas que se habrán de enfrentar a situaciones que navegan a medio camino entre lo paranormal y lo distópico. Sonar suena bien pero el problema viene a la hora de su ejecución y ahí es donde se nota que el guion se estampa contra un muro de inoperancia y la película paga el pato.

Todo se respira blando, superficial y hasta cierto punto estúpido, y si en algún momento las circunstancias se la dejan botando para que la cosa funcione, el director se encarga de pegarle una patada en el tafanario a la historia y a nosotros otra en la entrepierna para que sintamos una y otra vez que las oportunidades de conquistarnos se desaprovechan sin cesar. Con cosas así difícilmente se consigue crear afición por el Séptimo Arte, pues una cosa es matarte de miedo y otra de aburrimiento, y esta parida, aunque quiera parecerse y recordarnos a "El Resplandor" de Kubrick, no tiene de ella más que unos brochazos gordos y mal salpicados sin ton ni son. Los personajes son de cartón piedra y funcionan con el piloto automático puesto, con actuaciones que rozan lo insípido y en las que sospechas lo que parecen estar sintiendo más por el contexto en el que se mueven que por lo que ellos transmiten. No sé, me ha parecido una patochada. Con buenas intenciones, pero una patochada.

LO MEJOR:
- Bonitos paisajes para que te entren ganas de pegarte un viaje a las Svalbard.
- Para valorar una buena película es indispensable tragarse también bodrios de este tipo.

LO PEOR:
- Que si el viaje va a ser tan aburrido como la peli, mejor no ir a las Svalbard y cambiar de destino.
- Que todo está tan vacío que te preguntas: ¿Cómo he llegado yo hasta esta película?

Hordas gafapasteras nos invaden mientras admiran ojipláticas y boquiabiertas este producto a propósito de la pseudointelectual premisa de la escasa publicidad que tuvo esta cinta en su momento, lo que parece convertirla automáticamente en película de culto para grandes descubridores de lo desconocido y de lo raro y estudiosos en la sombra. Si a eso añadimos el aliciente de las palabras found footage o metraje encontrado, parece que la excrecencia de turno adquiere mayor valor, más todavía si el nombre del director que la ha defecado no es uno de los asiduos a este tipo de cine que quiere mezclar espacio, terror, fantasía, angustia claustrofóbica e incertidumbre para que la protagonicen actores que no se encuentren en la primera línea de fuego del panorama hollywoodiense. Uno lee ciertas críticas de esta película y parece que fuera a encontrarse con la mismísima reencarnación de "Alien, el octavo pasajero" o una especie de adaptación espacial de "Doce hombres sin piedad" donde los problemas y los diferentes puntos de vista se argumentan y defienden en espacio cerrado y a contracorriente. Pero nada más lejos de la realidad, porque enlazando sucesos a base de flashbacks y de imágenes obtenidas de grabaciones en modo multicámara cual moviola de una jornada futbolera, con sus rebobinados, sus repeticiones y sus imágenes congeladas, se reconstruye una historia a ratos con pinta de documental y a ratos con tufo a Reality show tipo "La casa de los empeños". No sé Rick, parece falso...

No es de los peores truños que uno puede degustar, porque posee algún que otro pasaje que capta tu atención y produce cierta angustia, pero el producto poco a poco va virando hacia algo más próximo a un slasher cien veces visto en el mundo del cine, con villano con pinta de haber sido imaginado por cualquier crío de patio de colegio y con una serie de clichés más manoseados que el coño de la Bernarda. Ni el mensaje filosófico ni el trasfondo buenista de la historia me convencen. Neil Armstrong puso su pie en la Luna y dijo aquello del pequeño paso para el hombre y el gran paso para la humanidad y esto aquí es reconvertido a una especie de pequeños sufrimientos para el hombre y grandes esperanzas para la humanidad. Todos somos buenos, todos nos ayudamos, lo damos todo en nuestro trabajo y con un poco de fe y esperanza algún día alguien parirá una secuela de esta peli con masiva migración humana al congelado satélite de Júpiter, gracias al grupo de 6 valerosos astronautas que Cordero nos ha enseñado. Y si no, al tiempo.

Si queremos jugar en la Liga de los grandes del terror y los espacios cerrados, Alien es inigualable. Si queremos una buena película que convierta la ingravidez en motivo de angustia, "Gravity" es más plástica, más real, más convincente y juega menos a cambiar sus derroteros a última hora. Y si quieren una película contruída a base de grabaciones de cámaras de seguridad o de cámaras en mano (el famoso metraje encontrado), quédense con un producto muy español y muy bueno que se llama "REC" y que acojona como pocos. Películas como "Europa Report" me dejan con la sensación de que me están pidiendo mucha pasta por algo que creo que no vale tanto. No sé Rick, parece falso...

LO MEJOR:
- Sus momentos de angustia y de incertidumbre te los da, pero migajas de ello tendrás, pobre espectador.
- Que no quisieron pasarse de interesantes y meterle 3 horas al metraje.

LO PEOR:
- Todo lo que enseña ya lo hemos visto mejor en otras películas.
- Se acaba convirtiendo en algo vulgar y previsible.
- Lo que les pase a los protagonistas te acaba importando un huevo.
- No sé Rick, parece falso...

Vamos a coger "Blow", donde Johnny Depp se daba al vicio de las drogas y el dinero fácil, vamos a mezclarlo con la corrupción política que le infló las pelotas a Antonio Resines en "La Caja 507" y vamos a agitar el producto con un poco de la "Mula" de Clint Eastwood y acelerarlo con la velocidad al volante de la trilogía "Transporter" de Jason Statham para que Calparsoro pueda parir esta enciclopedia del delito y la carencia de moral y escrúpulos. Porque ante nuestros ojos tenemos aquí un auténtico recital de todo lo que el ser humano se ha sacado de la manga para ganar pasta fácil y pasar de todo hasta el culo y más allá. Correo de divisas, blanqueo de capitales, uso y abuso de sustancias ilegales, extorsiones, amenazas, sobornos, fornicios extramaritales e infidelidades. Todo vale y a cualquier precio con tal de no trabajar, tomarse la vida a cachondeo y seguir pidiendo otra de gambas para repetir a costa del típico currito de clase media al que se brea a impuestos día tras día y se le sangra para que algunos hijos de puta se monten su fiesta por todo lo alto, porque el dinero público no es de nadie y el dinero a lo bestia corrompe a lo bestia.

Calparsoro acierta en el planteamiento de la historia y le imprime buen ritmo. Se deja ver con decencia y mantiene medianamente entretenido al espectador durante un metraje que se antoja algo pasado de minutos porque la película tiene sus lagunas y destila cierto tufo a planicie. Demasiado homogénea de principio a fin y un tanto repetitiva en su desarrollo, con lo que puede llegar a percibirse algo larga (aunque en realidad son solo 100 minutos). Aunque no aburre (lo que sería pecado capital en una peli), tampoco emociona ni pone los pelos de punta y siento decir que el bueno de Arón Piper no me acaba de convencer porque no me lo creo en su papel de escalador profesional en la tarea del delito. Bastan unas pocas apariciones de Luis Zahera y de un Tosar por debajo de su nivel habitual para que Piper sea devorado por unos secundarios que a medio gas ya ofrecen más que él funcionando a pleno rendimiento. Algo me dice que la dirección de actores se ha quedado descolgada en esta cinta porque a todos ellos los hemos visto a mejor nivel en películas y series pasadas. Aún así, el carisma de Zahera y Tosar es tal que solo sus apariciones en pantalla elevan el nivel del conjunto.

Una muestra de la avaricia del ser humano y una oda a la palabrería barata, el politiqueo en su versión más abyecta y los trapicheos bajo mano. Una vida que se escapa sin darse cuenta para que botella en mano y con la nariz empolvada uno se crea en la cima de una ilusión tan etérea como las compañías y los seres queridos que se van escapando mientras la venda de la codicia no te deja ver más que el coño que te estás follando y los billetes con los que te estás limpiando el culo. Un culo que está pidiendo a gritos pasar por las manos equivocadas a fuerza de tentar a la suerte y de jugar a la ruleta rusa. Y todo por no hacer caso a tus padres, ¡¡gilipollas!! Pero toda esta filosofía y tal, que está muy bien, Calparsoro la pasa por la máquina de la música de Carlos Jean (buena BSO, por cierto) para vestirla de una fuerza que en realidad la peli no tiene, y si la tiene no se percibe con claridad porque se pierde en un interminable ir y venir de ciudades que pasan por delante de nosotros a una velocidad casi delirante. Y entre viaje va y viaje viene, folleteo, recarga y nuevo fornicio. Y así todo el rato. Pues vale.

LO MEJOR:
- Su simplismo no se da de ostias con su entretenimiento.
- Creo que la BSO me la voy a poner unas cuantas veces.
- La pasta, el sexo y las drogas son sinceras consigo mismas en la peli.

LO PEOR:
- Algo huele a podrido y tendencioso en la moralina política de la película.
- ¿Por qué el cameo periodístico del final?
- Una dirección de actores mejorable.
- Un Arón Piper prescindible.