Lo primero que puede llamarnos la atención antes de que comience el film en sí son sus créditos, pues aparece un tal Peter Jackson como productor. Las cifras de recaudación hablan por sí solas...

La película se puede dividir en tres partes bien definidas: la primera, a modo de documental donde se explican los pormenores de las operaciones que se llevarán a cabo con los aliens, esta parte ayuda al espectador a introducirse en la trama, pues posee rasgos de originalidad muy notables, lo que veríamos normalmente en los documentales de La 2, está aquí reflejado. Considero esta una excelente presentación del film, pues crea una enorme expectación sobre el mismo. Después nos acercamos a la parte de "Callejeros", donde se describen los modos de vida de los aliens y bandas, filmando ya in situ, con escenas de palpable tensión, algunos momentos impactantes y llenos de nervios. Está quizás es la mejor parte, pues nunca se saben las posibles reacciones y todo disurre por derroteros imprevisibles. La tercera parte echa por tierra las buenas expectativas, pues se trata de una fase de acción que recuerda más bien a cualquier videojuego violento.

Es una lástima que una tercera parte tan sangrienta y visceral, y sobre todo tópica, pues en el resto del filme hay destellos de gran originalidad, destroce una película que podía haber optado a pequeño clásico. En cuanto a los propios aliens, son magníficos, de los mejores que se han visto últimamente por las pantallas, muy creibles y perfectamente ensamblados en la escena. Los escenarios representan las zonas más pobres de Sudáfrica, donde han de refugiarse estos extraterrestres, chabolas, basuras, delincuencia, conviven en estos ghetos.
En este punto no podemos dejar de pensar en los "Apartheid", la idea subyace de manera creo que consciente en la película sin duda.

Las interpretaciones son creibles, las situaciones también, a pesar de ser aliens los protagonistas; la cámara puede marear a veces pues se quiere dar el enfoque "cámara en mano". Mención especial a los artilugios creados por los extraterrestres, son innovadores y las armas más quisieran tenerlas muchos de los ejércitos que yo me se...

En definitiva, podría haber alcanzado mayores cotas, pero la última parte elimina el aire de realismo que pretendía y conseguía al principio, un original documental termina en la más tópica de las películas de acción; no obstante merece la pena darle una oportunidad.

Como actor, Clint Eastwood solía interpretar a personajes repletos de acción, donde las armas hablaban antes que las palabras (El Rubio, Harry, Tom Highway...), como director, en su filmografía más reciente está dejando obras conmovedoras (Mystic River, Million Dollar Baby), que se graban en la memoria.

Todo surge a raíz de el robo frustrado de un coche, el mencionado Gran Torino...
La visión de la película deja tantas reflexiones en el aire, que resulta de una riqueza excepcional, dentro de su magnífico y milimétrico guión, la trama va desarrollándose de forma pausada y veraz, realista, con una coherencia extraordinaria. Estas reflexiones comienzan por su excelente interpretación, un veterano de guerra gruñón y patriota con unos principios inamovibles (el típico "no os metais conmigo o lo pagareis caro), donde los prejuicios contra otras culturas están a flor de piel, algo habitual en nuestros días, pero que a lo largo de la cinta va dándose cuenta de que existe la necesidad de aperturismo, que estas culturas aportan mucho a la sociedad; la idea de que las personas pueden cambiar y búsqueda de redención por el oscuro pasado, todo plasmado de forma creible y amena en el personaje de Walt Kowalski (curioso la multitud de culturas que aparecen), y el espectador puede sentirse identificado en muchos momentos (paso a la vejez, familia, fe, etc).
Además de como en el mundo unos intentan ganarse la vida de forma honrada y luchando, mientras que otros lo hacen por medio de la extorsión y la violencia. El contraste entre el sacerdote pipiolo que habla sobre lecciones de la vida sin haber vivido lo que Walt...

Por lo que comento, y muchas ideas que seguro quedan en el tintero, está película hay que digerirla de forma lenta, paulatina, pues se trata de un canto contra la intolerancia que merece la pena ser degustado. Todas las interpretaciones resultan creibles, en especial la de Eastwood, a pesar de contar con actores bastante desconocidos; quizás el doblaje español en algunos personajes sea demasiado blando, pero es un detalle menor. Tanto la dirección como la fotografía rayan a un magnífico nivel, y la banda sonora, melodías lentas que se ensamblan a la perfección.

Además aporta detalles sobre una etnia de Laos relativamente desconocida, como son los Hmong, datos sobre su cultura y costumbres, vida cotidiana, siempre tratándolos desde el respeto, pues Walt los va aceptando a pesar de su carácter, y quizás con algunos detalles inexactos, menciona su tragedia y las causas de la emigración a los EEUU.

Por tanto, considero este un film necesario, un magnífico canto al multiculturalismo, a la tolerancia y el respeto hacia otras culturas, y como las personas pueden cambiar si se lo proponen.

No podemos desmarcar a Ridley Scott de la acción, por mucho que queramos, ya está encasillado, yo no podría imaginarlo dirigiendo, por ejemplo, una comedia romántica, ahora rescata un mito popular para otorgarle su sentido del espectáculo.

Están de moda las precuelas, y Robin Hood no podía ser menos, todos los héroes han tenido su origen y es un buen filón para planificar una película, pues otorga mucho margen de maniobra y mayor libertad. El argumento no está mal concebido, aporta típicos clichés del género, traiciones y amistad arraigada, grandes batallas y lugares comunes; por tanto en ese aspecto la película no es rompedora, pues los escenarios que recorre han sido vistos muchas veces, y las batallas tampoco generan sorpresa alguna (algunos asedios recuerdan a Juana de Arco); quizás la última en la costa, pues recuerda poderosamente al desembarco de Normandía de otros films, con barcazas y proyectiles incluidos. La acción preside buena parte de la trama por tanto, y sin duda son estas las escenas más conseguidas, puesto que cuando quiere convertirse en pseudo-drama naufraga con estrépito.

Los personajes están desaprovechados, pues los diálogos pretenden ser trascendentales sin conseguirlo, y a duras penas consiguen progresar en la trama, no la hacen creíble por sus interpretaciones, sobre todo cuando se refiere a la pérdida de seres queridos, ¿dónde está la pasión?, parece más bien como si se alegraran de las tragedias; además los héroes son los típicos personajes que aniquilan a todo enemigo que ose enfrentarse a ellos. La inclusión de los niños salteadores no aporta absolutamente nada a la historia.

Donde mejor se desenvuleve la película es en las escenas de acción, muy espectaculares y entretenidas, apoyadas además por unos escenarios singulares, los bosques y fortalezas que muestran la película aportan mayor interés visual, y con buenas músicas populares incorporadas al conjunto.

La película se sigue con interés, pues al menos trata de aportar una visión diferente al melenudo asaltante de caminos que interpretó Kevin Costner, y se aleja del clásico Errol Flynn; creando una historia sobre los orígenes de la leyenda, donde se codea con la nobleza de Inglaterra y hasta decide el destino de su país. De esas versiones no ha quedado aquí ni rastro. Buen intento el de Scott, pero habrá que esperar para superar a Gladiator...

Normalmente las películas gore son catalogadas como de segundo nivel, por el festival de violencia irracional que proponen, mutilaciones gratuitas, muertes por doquier, a veces sin sentido... no estamos ante el caso. Esta película ofrece esto, sí, pero aderezado con un buen argumento, que no es poco (el mono-rata infecta a la madre de Lionel y por una sucesión de acontecimientos, van infectándose vecinos del pueblo, pero cada uno de forma divertida, hasta que Lionel debe hacer frente a las hordas de zombies y a su propia madre); esa es la primera virtud de este filme, pero tiene otras muchas. Las escenas destilan una comicidad propia de la más absurda de las comedias, a pesar de las toneladas de vísceras que se desperdigan por la pantalla, uno no puede dejar de reir a carcajadas, por las muertes tan cómicas, los propios zombies que aparecen. (menciones especiales y delirantes del cura, el macarra, la cabeza del fotógrafo, o el bebé) también hay hueco para el amor entre los protagonistas y entre los zombies.... Las cámaras mareantes en este caso ayudan a la acción, aunque el desarrollo de la trama prácticamente se resuelva en la mansión, pero este único escenario da para mucho, y la música clásica otorgan el aroma definitivo para convertirlo en film de culto. En definitiva, película extraordinaria para troncharse de risa durante todo su metraje, tal vez incluso se haga corta.

Se podría decir que está es una de las obras cumbres del irregular Carpenter, su más logrado intento de conjugar el cine de terror con el suspense que logra mantener al espectador pegado a la pantalla.

En el incomparable marco de la Antártida, donde se respira desolación por los cuatro costados, con el grupo de investigadores atrapado, a sabiendas de que nadie acudirá al rescate, y la única solución es acabar con el monstruo. Ya de por sí la localización del film es todo un acierto, pues añade esa dosis de angustia extra, instalaciones frías y casi sin vida, donde el mal acecha en cada esquina. Reforzado esto por los efectos sonoros, y grandes silencios que fomentan el desasosiego y claro está, el gran Ennio Morricone, aunque en este caso no existen grandes melodías. El guión, sencillo pero muy bien llevado.

Cada protagonista posee su personalidad y se pueden comprobar distintos comportamientos del carácter humano ante la amenaza (con buenas interpretaciones, aunque Kurt Russell es sobre el que recae el mayor protagonismo), muy original por otra parte, pues nadie sabe quién se encuentra infectado por el extraterrestre, detalle que añade interés a la película, pues durante su desarrollo depara algunas sorpresas aunque el final es más o menos previsible. De los efectos, las escenas de acción son más que correctas, y aunque la transformación del mounstruo pueda parecer cutre (tampoco creo que sea para tanto), no desentona para nada dentro de la estética del film. La cosa es un mounstruo que va creciendo a medida que se va alimentando de seres vivos, hasta volverse casi incontrolable.

Muy recomendable cinta de terror, con detalles originales y que sin duda alguna permanece en el recuerdo, pienso que se podría considerar como un pequeño clásico, digno de aparecer en cualquier filmoteca.