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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de Black Floyd
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Críticas 280
Críticas ordenadas por utilidad
1
28 de noviembre de 2010
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi en la tv. Jamás hubiera gastado un mango en alquilar un descarte semejante.
Tenemos a dos grandes galanes y grandísimos actores también (es una chanza), como el inefable Pablo Echarri y el versátil Mariano Martinez. Christian Sancho demuestra que tiene fuste para estas cosas, y espera el llamado inminente de Hollywood. Esto lo ha conseguido actuando tres segundos en todo el film. Victoria Onetto está para ponérsela hoy y sacársela el próximo año, aunque su actuación es algo lamentable, no como la de Sancho, que está genial en su papel de malo. Mariano Martinez no sobreactúa; no actúa. Y Echarri pudre un poquito con sus constantes muecas de galán recio y algo estúpido. El argumento intenta ser intrincado, complejo y los efectos y tiros son algo demacrados; si junto un par de morochos de la esquina, le pongo unos mangos, más la birra, creo que me podría llegar a salir algo mejor que esta... no se, no se que decir; es que no encuentro el adjetivo que le quepa a esta bosta repelente. En fin, si se la regalan y es un vhs, es una excelente opción para borrar la cinta y grabar encima un documental de como mantener fresco el apio en la heladera, por ejemplo. Si es un dvd, también debemos agradecer el regalo, ya que habremos obtenido un magnífico Frisbee.
Consejo: Apuntar el frisbee a la cabeza de Echarri o en su defecto de su querida y respetada mujer (Dupláa).
Black Floyd
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8
27 de agosto de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedo comprender que a pocas personas les haya gustado este ejercicio de cine contemplativo, carente de diálogos; lo puedo entender porque a casi la mayoría de las personas los detalles que Malick capta con su cámara, les pasan inadvertidos. Y ellos tienen razón, sin dudas. ¿En que cabeza cabe, me pregunto, que una persona se fije en los raros y movedizos dibujos que proyectan las sombras de las ramas de un árbol contra una pared; o las manchas, retazos de sol, esos rombos, o trapecios, o defectuosos círculos de luz sobre el cesped, a través de las hojas de los árboles; o la del color intenso de una flor, o el movimiento leve, delicado de la hierba, de sus delgados tallos; o de la agonizante luminosidad de un crepúsculo, de esos colores moribundos que entristecen, que causan un dolor inexplicable, que producen suspiros de resignación; esa mezcla de azul, gris, dorado desvaído; a quién, me pregunto sino a los imbéciles, como yo, por ejemplo?. Si hubiera algo de orgullo en esto, sacaría al menos un provecho, por más minúsculo que este fuera. Pero no. Yo no. Malick, en cambio, es cineasta. Él puede sacarse todo ese spleen de encima; puede hace catarsis filmando, expresando lo que vio, lo que vio seguramente de niño (esas imágenes del sol entre las hojas es una clara imagen de la infancia) y lo que recuerda de aquellas visiones, algo alteradas por el paso irremediable del tiempo.

Por eso me gusta Malick; porque lo entiendo. Porque infinidad de veces me he quedado como algún idiota excepcional observando, sentado en el arenoso suelo semi-tibio de alguna playa, solo, las caprichosas arrugas de la arena mojada (otra imagen recurrente en sus films) cuando se retiran las espumosas olas; porque siempre sentí miedo al frío, al invierno; y Malick lo retrata de manera perfecta. Cada estación, con cada color. Albas pálidas y heladas de invierno; fuegos azules, púrpuras, rosados y rojos, en los crepúsculos de verano; nubes encarnadas, casi rosadas, sobre un fondo azul-celeste en los atardeceres otoñales; lluvias, cielos brumosos, nieblas, y todos los encantos reales de la naturaleza que ejercen un gran influjo en nuestro ánimo. Todo esto, magistralmente fotografiado por Emmanuel Lubezki, ideado y sentido por Terrence Malick.

Con esto me alcanza. Es algo diferente, y me siento acompañado en mi idiotez contemplativa; en mi lamentable inacción.
Malick y Linklater. Dos opuestos que han sido llamados pretenciosos. Dos artistas distintos, entre tanto ruido y explosiones (que también pueden y hasta deben gustar, a su debido tiempo) y disparos. Malick promueve un cine distinto, hipersensible, lírico, escrupuloso, detallista, colorido, lento. Requiere paciencia y comprensión. Requiere empatía. Empatía con la naturaleza viva, latente. Me recuerda parcialmente a la prosa de Woolf en "Las olas". Imágenes. Cuadros. Estáticos o de leves y rítmicos movimientos. El cine de este director se siente más que se entiende, así como la poesía. No se puede explicar medio minuto de un plano a un arbusto suavemente mecido por la brisa. Se siente esa brisa, fresca como el agua de un aljibe, impalpable o inasible pero presente, real, concreta. Hay que disfrutar de las ondulaciones, producidas por los insectos o el blando soplo del viento, en un lago que refleja el follaje ribereño. Sonidos (de insectos, pájaros, animales, del viento) y formas, y colores, y texturas. No se explica, se vive.

Con él, me siento menos miserable, y en su vasta calidez observadora, me adormezco plácidamente, dulcemente, como Baudelaire apoyando la cabeza, cansada, hastiada ya de todo, en las rodillas de su amada; esperando y soñando un verano caliente, mientras pasa el tiempo de las hojas amarillas...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Black Floyd
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1
2 de noviembre de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Al fin se dignaron a realizar una serie fantástica, de terror, en la múltiple, versátil tv argentina!.
El reparto, los efectos, todo es magnífico, todo reluce, brilla, resplandece. El protagonista, este chico guapo, un poco histérico cuando da notas (se cree Al Pacino), vive poniendo caritas, para el público femenino y para una parte importante (cada vez más) del amariconado público masculino.
No importa la escena, siempre pone caritas, siempre en pose. A la Lopilato (está para hincarle los dientes, con lengua y todo) la trajeron desde Canadá, donde vive junto a otro monstruo (Bubleeeé) en su castillo de hadas y donde cuenta los billetes para pasar el rato mientras se rasca la argolla a cuatro manos. Todo este combo, fabuloso, componen una gran novela de horror y fantasía y amor.

Ahora en serio.

Gonzalo Heredia: Nos muestra que como actor es un verdadero animal.

Vanesa González: No sabe no contesta.

Luisana Lopilato: Se vino para Baires para matar el aburrimiento, el hastío que le daba el palacio donde vive con el gordo pálido de google. Y para no extrañarlo, decidió filmar esta pelotudez con un actor facherito, y de paso, y para no perder la costumbre, echarse algunos fierros con algún tenista o mismo con el protagonista, dejándole la cornamenta bien alta al obeso canadiense.

Osvaldo Laport: Este no necesita convertirse en lobo: es una bestia peluda hasta en pleno día.

Norma Aleandro: En algún momento fue considerada la mejor actriz argentina, y elegía bien sus papeles y las obras donde trabajaba. Hoy, en pleno 2012, hay que ganarse el mango.

Millie Stegmann: Esta muchacha tiene el nivel intelectual de un arbusto, y la gracia y el sabor del aire.

Como resumen, entonces, podemos decir que esta novela, es DE TERROR (jajja, que buen chiste).
Black Floyd
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1
29 de abril de 2011
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Reggaetón es sin duda la peor de las manifestaciones artísticas de la historia. Un par de estúpidos hombres cromañón haciendo tic tac con una ramita sobre una piedra y sus posteriores carcajadas de idiotas ignorantes me provocarían mas placer y menos náuseas que estos sonidos epilépticos y esas voces afeminadas y como de narices mocosas tan típicas de estos comediantes de la música.
En cuanto al film, sólo vi unos minutos, y me alcanzó para provocarme dolores nunca antes experimentados en mi cuerpo, como retorcijones de estómago, dolor del nervio óptico, nauseas, y ataques de risa incontrolables seguidos de una profunda depresión y llanto.

Daddy Yanquee, connacional del genial Ricky Martin, músico de gran talento comparable al de J.S. Bach, actúa horriblemente mal, canta aun mucho peor de lo que actúa, lo cual ya es grave, y este es sin dudas un producto típico para difundir el peor género musical de la historia.
El baile del reggaetón consiste en "perrear" todo el tiempo, siendo una de las danzas más primitivas y estúpidas que hayan salido de la deteriorada mente del ser humano. La mujer, se echa como un animal herido o como una subnormal en celo al piso, y el hombre, o lo que fuera que son, se le monta encima actuando como un enajenado mental y comienza con movimientos pélvicos simulando el acto sexual, lo cual quiere demostrar que es un baile muy caliente y provocador, aunque a decir verdad, el observador siente más verguenza que otra cosa al observar a dos adultos realizando semejantes tonterías delante de todo el mundo, mientras que los protagonistas del baile están demasiado preocupados en hacer correctamente los movimientos para quedar bien (como buenos payasitos que son) con el populacho grasiento y sudoroso que lo observa, como para llegar a excitarse sexualmente, porque además, son pateticamente narcisistas.
Las letras de las canciones son en general muy ingeniosas, y constan casi siempre de dos o tres palabras repetidas hasta la exasperación. El "perreo" esta de moda en Argentina, que al no conformarse con la "cumbia villera" (otra enorme muestra de vacuidad cerebral) y sus representantes de cabellos engrasados (la grasa es natural: no se bañan muy seguido) largos y su indumentaria payasesca importaron este hermoso estilo de música que resuena en cuanta emisora de radio se sintonice.
En síntesis, es esta una cinta deplorable, repugnante; una mierda en realidad.
Black Floyd
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1
6 de abril de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra horrenda, mal actuada, triste, y pesadillesca serie porteña, donde abundan berretas historias de amor, histerias de todo tipo, un humor realmente decadente, un guión a la altura de un subnormal o un enajenado mental, etc, etc. One by one:
1- Adrián Suar: Me preocupa el nivel de sus tiras, pero más aun me preocupa el nivel de la plebe que lo sigue y endiosa.
2- Diego Torres: Multifacético especímen; mal actor, mediocre como músico, aunque buen tipo.
3- Fabián Vena: Tuvo su momento de gloria en aquellos años menemistas donde todo lo banal era colocado en los cielos. Era el tipo pícaro y descarado. Un tonto de novela.
4- Germán Palacios: Su ópera prima fue "Tumberos". Para mi gusto ha sido un bochorno. La serie, y él también.
5- Julián Weich: Conductor de programas televisivos de concursos pedorros. Insólitamente han tenido relativo éxito. Para mi es un misterio mayor que las figuras de Nazca.
6- Hugo Arana: No lo conozco.
7- Araceli González: De jovencita era muy linda (tuve la suerte de conocerla), aunque parecía un pájaro flaco. Hoy, en plena madurez, es una belleza espectacular. Sigue actuando como el culo (no como el de ella precisamente).

PD: Recuerdo un capítulo donde Maradona jugaba al fútbol con estos personajes que tenían tanta movilidad como un caracol. Lo único bueno y quitando las náuseas que me había provocado fue ver un ratito las gambetas del gordo aspirador de harina, a quién tanto amamos los argentinos. Dos frases memorables de Diego Armando:
1) Que la sigan chup... (Maradona dixit)
2) Vos Passman, vos también la tenés adentro (Maradona dixit).
Black Floyd
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