"La Pasión de Juana de Arco" es una obra maestra cinematográfica. Este filme mudo se destaca por su impactante interpretación de la historia de Juana de Arco, la heroína francesa del siglo XV.

La película se centra en el juicio y martirio de Juana de Arco, interpretada de manera inolvidable por la actriz Maria Falconetti. Su actuación sin palabras logra transmitir la profundidad emocional y la espiritualidad del personaje de Juana de Arco de una manera que trasciende las barreras lingüísticas.

Dreyer opta por un estilo visual distintivo, utilizando primeros planos intensos y encuadres cerrados para capturar la angustia y la pureza de Juana de Arco. La iluminación expresionista acentúa la atmósfera opresiva del juicio, mientras que realza la intensidad emocional y la conexión directa con la experiencia de la protagonista.

La trama se desarrolla de manera lineal, siguiendo de cerca los eventos históricos que llevaron a la ejecución de Juana de Arco. Dreyer logra un equilibrio magistral entre la simplicidad y la complejidad, sumergiendo al espectador en la tragedia de la heroína mientras examina temas universales como la fe, la resistencia y la persecución.

"La Pasión de Juana de Arco" es reconocida como una obra maestra del cine silente y un hito en la historia del cine. Su enfoque artístico, la actuación inolvidable de Falconetti y la habilidad de Dreyer para explorar la psicología de los personajes hacen de esta película una experiencia cinematográfica única e impactante. A lo largo de los años, ha dejado una marca indeleble en la historia del cine, siendo considerada una de las obras más influyentes y poderosas de todos los tiempos.

Instructiva película sobre las tesis del ahora Beato Duns Scotus, sobre el amor de Dios y la Inmaculada Concepción de María. Como tantas de las que he venido haciendo reseñas aquí, es obligada para Católicos porque corrige esa ignorancia que solemos tener sobre nuestra Santa Religión. Yo he leído y oído hablar sobre ese filósofo escolástico, pero no tenía ni idea de que su trabajo estaba relacionado con lo que hoy es uno de los más importantes Dogmas de la Iglesia Católica. Duns Scoto fue maestro de Guillermo de Occam, que aparece retratado en la película como uno de sus más inteligentes alumnos.

"Scoto. El defensor de la Inmaculad" es una película dirigida por Fernando Muraca que nos sumerge en la vida y el legado de Juan Duns Scoto, el teólogo medieval. La película, ambientada en el contexto histórico y religioso de la Edad Media, ofrece una visión cinematográfica única de la vida de este pensador que desafió las convenciones de su tiempo.

La dirección de Muraca presenta una narrativa cuidadosamente estructurada que se desenvuelve a lo largo de la vida de Scoto, desde sus primeros días hasta sus logros teológicos más destacados. La cinematografía de la película captura la belleza de los paisajes medievales y transmite eficazmente la atmósfera de la época.

El guion profundiza en los conflictos y desafíos que enfrentó Scoto, explorando no solo sus contribuciones intelectuales, sino también los aspectos más humanos de su vida. La interpretación del elenco aporta autenticidad a los personajes, permitiendo que la audiencia se conecte emocionalmente con la historia.

La banda sonora, meticulosamente seleccionada, realza las escenas clave, evocando emociones y complementando la narrativa de manera efectiva. Además, los detalles de vestuario y escenografía contribuyen a la autenticidad visual de la película.

A pesar de la temática específica y centrada en la figura de Scoto, la película logra abordar temas universales como la lucha por la verdad, la confrontación con las instituciones establecidas y la búsqueda de la identidad espiritual.

En resumen, "Scoto. El defensor de la Inmaculada" es una obra cinematográfica que combina una dirección sólida, una narrativa cautivadora y una presentación visual impresionante para ofrecer una experiencia cinematográfica que no solo educa sobre la vida de Juan Duns Scoto, sino que también invita a la reflexión sobre la conexión entre la fe, la razón y el coraje intelectual en todas las épocas.

Lo que más me ha impresionado en esta película -- tan poco conocida, aunque protagonizada por dos grandes estrellas del cine -- fue ver cómo Philip, el personaje interpretado por Lesley Howard (el gran amor de Escarlata en "Lo que el viento se llevó"), es capaz de perdonar una Mildred (Bette Davis) completa e indudablemente mala con él desde el primer momento en que se vieron. Cuando la chica le destruye sus pertenencias más queridas, dejando su departamento peor que como si hubiera pasado por allí un huracán, me vino a la memoria la película de Luís Buñuel, "Viridiana", hasta ahora el mejor ejemplo para mí, en el cine, de cómo uno no se debe portar con los pobres que no lo son de espíritu: "Cría cuervos y te sacarán los ojos".

Philip, sin embargo, es bueno. Aunque no aparezca ningún atisbo de mención a Dios o a la religión en esta película, es cierto que el protagonista se porta como un excelente cristiano: perdona una y otra vez a la que es, al final de cuentas, una enemiga. ¡Y qué enemiga!

En la Biblia Comentada por Monseñor Straubinger (una joya disponible en pdf online), leemos en Lucas 6, 27: "A vosotros, empero, los que me escucháis, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian". Y las palabras del sacerdote apologeta: "Como se ve, el amor al enemigo no consiste en el simple hecho de renunciar a la venganza, sino más bien en un acto positivo de perdón y benevolencia. Estas disposiciones han de tenerse en el fondo del corazón e inspirar nuestras obras respecto del prójimo, de modo que Dios vea nuestra intención, aunque el mismo prójimo no lo sepa."

Dice aún San Lucas en 6, 35: "Vosotros, amad a vuestros enemigos; haced el bien y prestad sin esperar nada en retorno, y vuestra recompensa será grande, y seréis los hijos del Altísimo; de Él, que es bueno con los desagradecidos y malos." Pues bien, es lo que hace Philip: amar a su enemiga -- por supuesto que él llega a ver que ella es una enemiga -- hasta el final. Pero ninguno de los males que Mildred intentó hacer a Philip lo destruyó. Él nunca se quejó. Volvió a la pobreza, trabajó, se dejó ayudar por sus amigos y pudo terminar la carrera y encontrar un amor verdadero. Philip dio mucho y recibió aún más. Dios jamás lo abandonó.

Razón tenía el dueño del antiguo Cinema Paradiso -- interpretado por Enzo Cannavale --, que dice a Toto, al final de la película, que el cine ha muerto y que hoy día es tan sólo un sueño.

La veo por segunda vez, 35 años después, en el marco del programa televisivo "Lágrimas en la lluvia - La Tradición", de Juan Manuel de Prada, disponible en YouTube y cuya introducción recomiendo vivamente.

No sólo el cine ha muerto -- y ésta es una de las razones por las que es tan maravilloso poder volver a películas como ésta --, sino que han muerto los pueblos y la belleza del modo de vida tan auténtico que tenían los hombres antes de que se volcara sobre nosotros todo el peso de la agenda del Nuevo Orden Mundial inhumano y artificial.

Cinema Paradiso de hecho hace llorar una y otra vez. En mi caso, por la nostalgia de un mundo que veo derrumbarse delante de mis ojos: una Europa invadida por elementos extraños, un Cristianismo perseguido, un ser humano hecho zombi por los poderes fácticos, que le quieren listo para aceptar el transhumanismo sin rechistar.

Cinema Paradiso es sublime. Permítenos gozar de esa belleza de un pasado definitivamente sepultado bajo los escombros de la destrucción programada de todo lo que es humano. Aquellos que están despiertos y sufren tienen en esa película la oportunidad de ser felices por un momento. Porque recordar es vivir. Ellos pueden quitarnos todo, pero no pueden quitarnos el "Paradiso", si perseveramos. Que Dios nos ayude.

La película comienza con Paul Kanjorski -- político estadounidense miembro del Partido Demócrata --, en una entrevista en C-SPAN el 27 de enero de 2009, primero, escuchando una ciudadana americana quejarse de la crisis de 2008, y, luego, defendiendo la necesidad de las acciones de emergencia llevadas a cabo por el gobierno de los Estados Unidos para detener la crisis financiera en septiembre de 2008: si no hubiese sido aprobado el paquete de estímulo económico, decía Kanjorski, "hubiera sido el fin de nuestro sistema económico y de nuestro sistema político tal y como lo conocemos".

Muestra cómo los 14 mil billones nunca habían existido realmente; eran falsos y se habían generado a partir de deuda, un montante masivo de deuda. La riqueza del mercado de viviendas y de la bolsa de valores, que se había creado, no existía de verdad, era todo una liquidez falsa, un espejismo de riqueza.

Lo que intenta hacer Steve Bannon en este documental es explicar los orígenes de la crisis, una crisis moral que se remonta a los años 60, cuando las élites decidieron derrocar los valores que orientaron la construcción de nuestras sociedades, causando la inversión de lo que por siglos había sido la estructura tradicional de autoridad: que los mayores sabían más que los más jóvenes y que eran reverenciados por su sabiduría.

Así, una generación que parte del cero -- sin cualquier respeto a las referencias del pasado --, narcisista, infantilizada, egoísta y auto-complacente, construye, dirigida por una élite arrogante, codiciosa y mesiánica, el desastre que resultó en la crisis de 2008.