En efecto, un melodrama sureño, basado en una novela de Frank Yerby, ambientado en la Louisiana de principios del siglo XIX, concretamente en los años que van de 1827 a 1837. Es una historia de ascenso social en la que un jugador (Rex Harrison) se hace con una gran propiedad, con su mansión, sus cultivos (de caña de azúcar, por lo menos) y sus esclavos. Y casándose, de paso, con una dama de origen francés (Maureen O´Hara) que pertenece a la alta sociedad de Nueva Orléans. Más interesante que el melodrama en sí, que se estructura en torno al conflictivo matrimonio del jugador y la dama, es el ambiente que pinta la película de la Louisiana de principios del siglo XIX: la alta sociedad de origen francés, los esclavos que, procedentes de África, practican el vudú alrededor de la hoguera, los vaivenes de la economía y los negocios...

Aunque este film se deja ver, no es de lo mejor de Stahl, un cineasta que, para 1947, parece aquí haber perdido su inspiración. De hecho este director muere poco después, en 1950.

Resulta difícil valorar, tantos años después, un film como éste, al que fácilmente se puede calificar, visto de manera superficial, como un conjunto de imágenes confusas, convulsas...Eldorado, el país imaginario en el que se sitúa la acción, es sin duda Brasil, y el protagonista, el poeta Paulo Martins, es quizá una proyección del propio Rocha: un hombre dividido entre la devoción por lo popular y la ambición de formar parte de la Gran Cultura, de una alta cultura que, en Brasil como en todo el mundo (pero más aún en Brasil) necesariamente forma parte de una intelectualidad internacional para la que lo brasileño se puede separar difícilmente de lo exótico, del Otro con mayúsculas.
Por otro lado, la división, el desgarro, entre la dedicación a la poesía, y la dedicación a la política, que alcanza no sólo a Martins y a Rocha, sino al film en sí:"Tierra en trance" es por un lado un modo cinematográfico de ensayo, desde las ciencias sociales, y por otro, cine-arte, tan libre en la narración y en la forma de alegorizar como el vitalismo del Brasil retratado por el Cinema Novo.
Una de las mejores obras de Rocha, pese a su dispersión ;en los años 70, el cine de Rocha se vuelve cada vez más disperso y más confuso, "La edad de la tierra" (A idade da terra,1980) sería el culmen de este proceso.

Tras el éxito de las cinco películas producidas por Arthur P. Jacobs sobre la novela de Pierre Boulle, Anthony Wilson creó una serie de TV que prolongaba este mismo mundo de simios humanoides, de la que al final sólo se rodaron 14 episodios, por lo que ni siquiera se completó una primera temporada. Esa cancelación fue una pena, porque esta serie está muy bien, tanto por el tema musical compuesto por Lalo Schifrin, tan dramático, como por los guiones y el reparto de actores, encabezado, cómo no, por Roddy McDowall, que encarna a un chimpancé llamado Galen.

El esquema narrativo plantea un relato itinerante, tal vez por la influencia de la exitosa serie de TV "El fugitivo" (The Fugitive, 1963-1967), y, en fin, los tres protagonistas (McDowall, Ron Harper y James Naughton) son tres fugitivos perseguidos por la ley de un estado opresor e injusto. Se ponen en valor ideas como la libertad, la amistad, la solidaridad, la lucha contra la injusticia y los prejuicios infundados, la verdad o el progreso científico frente al oscurantismo y la cerrazón... Los astronautas interpretados por Harper y Naughton, que proceden del año 1980 y aterrizan en junio del año 3085, deben desplegar todas sus habilidades y sus conocimientos para sobrevivir y para ayudar a sus amigos.

Esta serie se distingue al menos en dos cosas de la película de Franklin J. Schaffner de 1968: los astronautas descubren con rapidez que se encuentran en la Tierra, y que su viaje ha sido sólo temporal; los seres humanos del 3085 hablan y tienen un grado de inteligencia normal, si bien viven sojuzgados por los simios.

En mi opinión, es una serie de TV reivindicable y recomendable.

Con motivo del cincuentenario del inicio de la Guerra Civil Española, un realizador alemán, Hans (Rüdiger Vogler) rueda en Madrid un documental sobre este tema, pero su enfoque se va ampliando hacia la España contemporánea, y hacia el Madrid del momento. El protagonista viene a ser un álter ego del propio director. A partir de esta idea, Patino elabora un largometraje en el que se une la reflexión sobre el cine, en especial el cine documental, y la reflexión sobre la Historia de España desde 1936 hasta los años 80, ocurriéndole lo mismo que a su protagonista, que el enfoque, el tema, se van ampliando tanto, que las intenciones, los objetivos, se van desdibujando en una reflexión tan ambiciosa como difusa sobre presente y pasado.

En otra crítica que he encontrado aquí sobre este film dice su autor que Patino es mejor cuando se dedica al cine documental que cuando se dedica al cine de ficción, y estoy de acuerdo, aquí es mucho más interesante todo lo que hay de documento histórico que de ficción. Y cuando hablo de documento histórico me refiero a las imágenes de la Guerra Civil tanto como a las del Madrid de los 80, del cual este largometraje es como un reportaje periodístico que se pretende representativo: las manifestaciones multitudinarias contra la OTAN; el funeral del alcalde Enrique Tierno Galván; Juan Barranco, su sucesor en el cargo, baila vestido de chulapo; los Reyes inauguran el Planetario; el ambiente de la "Movida"; las fiestas populares...También hay breves apariciones de todo tipo de personalidades, como Antonio López, el pintor hiperrealista, o el cantante Miguel Ríos. Al comenzar el film se ofrecen imágenes de una exposición sobre Madrid en la Guerra Civil, exposición en la que aparece, brevemente, el propio Patino. Ana Duato, en su debut en el cine, se desnuda y habla en inglés. Como vemos, hay de todo y para todos los gustos.

En esta obra de ficción con un importante fondo documental, Patino parece dudar sobre su mismo cine documental, y sobre la Guerra Civil y la posguerra, con un enfoque escéptico, con un poso de amargura, pero lo hace con un cierto tono impostado, con la libertad del creador que se sabe consagrado. Además, las palabras que aparecen de vez en cuando sobre las imágenes (aparte de los subtítulos que aparecen cuando se habla en alemán o en inglés), como manifestación de esa reflexión, son un poco redundantes. El interés de un enfoque abierto, muy abierto, que permite tanto el retrato de diversos personajes de ficción como la reflexión intelectual sobre el cine y el arte, queda lastrado por una indefinición que resulta un poco irritante, así como por una muy poco crítica alabanza al Madrid de los años 80 en la que no es difícil adivinar intereses propagandísticos institucionales.

Como todas, o como casi todas, las obras de ficción de Patino, "Madrid" es una película irregular. Pero, al menos en este caso, es una obra que vale la pena ver como documento de una época, los años 80.

"Revólver" es un estupendo ejemplo del cine "poliziesco" italiano de la década de los años 70, con una trama en la que no faltan las sorpresas, y en la que al protagonista, el actor británico Oliver Reed, se le va situando en una serie de dilemas, como saltarse la ley, o no, salvar a su esposa secuestrada (Agostina Belli) o a su recluso fugado y ya amigo (Fabio Testi)...¿La amistad, o el amor? Vito Cipriani (Oliver Reed) tendrá que traicionar a alguien a quien aprecia...

Hay aquí un mundo de falsas apariencias, de ambigüedades morales, y de un deseo de justicia, en el que el protagonista, como el Lee Van Cleef de un film previo de Sollima como "El halcón y la presa/La resa dei conti" (1966), es un esbirro al servicio de un poder que no conoce, pero que irá conociendo cada vez mejor, a medida que avance la acción. Un delincuente como el personaje de Fabio Testi resulta ser más decente que algunos hombres poderosos que se ocultan en la sombra. Esta película está en la línea de "A quemarropa" (Point Blank, 1967), de John Boorman: en la línea de un cine policíaco en el que ya es imposible saber quién mueve los hilos del crimen, en tanto que el crimen y el poder ya son una misma cosa.

Es un film muy recomendable, aunque el desenlace final, para mi gusto, es un poco confuso.