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Argentina Argentina · Hija no reconocida de Madonna
Críticas de Ketty Analfer D
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Críticas 587
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
6 de agosto de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de una película como "El mundo según Wayne" no es que sea bizarra es que no tiene nada para contar, no hay historia. A mí el cine, mal llamado por muchos como bizarro, me divierte mucho. Pero este film es una falsa pretensión de ser un falso documental que incluso si fuera documental sería igual de aburrida.

El único momento que me dio un poquito de gracia fue la "escena de sexo injustificada" que es como un minigag que no pasa de eso. Parece -la película- que quisiera imitar el sentido del humor de "Los Simpsons" que llenan la pantalla de gags constantes y que los personajes crean gags constantes -porque los conocemos- pero se queda sin ingenio. Con gags como el del sexo que mencionaba, la publicidad encubierta de la Pepsi, momentos en los que ironiza típicos recursos de guión como "información innecesaria que se da en un momento del film y que servirá más adelante". Pero realmente la película no genera en su conjunto gran divertimento.

E insisto en que soy muy fanática de Kevin Smith que hace humor que se puede considerar bizarro, soy también fan de la dupla británica Frost & Pegg. Pero esta cinta es sólo gags sueltos y mal hilvanados, como el del Oscar o el de Marilyn. Pero no alcanza con enganchar gags, porque enganchar gags es hacer un sketch y una peli necesita más que eso y "El mundo según Wayne" no lo logra. Y es por eso que me resulta aburrida, no es el personaje de Myers -que es hasta simpático- o su humor, es el simple hecho de que no hay una razón para que la película exista.
Ketty Analfer D
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7
6 de agosto de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo más curioso de todo; pese a lo excesivamente buena que es la película con el personaje de Thomas More porque lo coloca como un hombre intachable e incapaz de romper con su moralidad, cuando sabemos que no fue tan así; es ese "culebrón" que se genera entre la realeza, la aristocracia y el clero. Un rey que se quiere divorciar y que para ello necesita crear una nueva Iglesia para poder desafiliarse de la Iglesia Romana y por consiguiente del Papa, y se coloca como máximo pontífice de esa nueva Iglesia para poder casarse con su amante. A todo esto, More es un hombre que se opone desde su postura humanista, más moderna que la del resto; pero al mismo tiempo no es que los otros personajes sean estúpidos o retrógradas, es que no les conviene ser como More, no sólo porque corren el riesgo de ser condenados, sino porque defienden su posición económica y de poder siendo amigos del rey.

Y ahí radica lo más interesante que tiene este tipo del film. Porque ver hacia el siglo XVI es ver hacia un pasado que no tenemos forma de conocer más que por libros o descubrimientos de un historiador. Pero palpar esta química de las relaciones humanas y de pareja, y esa forma de solucionar estos "problemas" de la realeza, es lo divertido que se entreteje. Es por eso que series como "Los Tudor" (2007) ganan muchísimo porque poseen una visión mucho más perversa -si cabe todavía- de esta época.

La Dinastía Tudor por si sola tiene todo ese divertimento casi de culebrón venezolano: me caso, me divorcio, la amante, la espía, los herederos, etc. Y el personaje de More es el que desentona, es un héroe sin nombre, sin máscara y sin cabeza, que al final no logra nada.

Después, lo otro interesante del film -y con esto termino- es cómo elige recrear la época. Usando el rojo, el único color que sobresale, para representar al clero, algo que, creo yo, le atribuye cierto grado de culpabilidad, como si fueran más amigos del Diablo que de Dios. Y por otro lado el rol de la mujer, que se reduce a esa escena en que la señora que le regala la copa de plata a More -como soborno- entra a hablar con Thomas Cromwell y éste último la calla; la mujer es eso en la película: un cero a la izquierda, y eso tiene mucho que ver con el Renacimiento; véase que Catalina de Aragón no aparece representada en la cinta, y Vanessa Redgrave, que interpreta a Ana Bolena, aparece sólo en la escena del casamiento.
Ketty Analfer D
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3
6 de agosto de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que me pasó con esta secuela. Había visto la primera y no me había parecido una enorme comedia, pero sí me había resultado divertida, una road movie con un humor muy "sano" sin dejar de lado ciertos guiños más "verdes". Y de esta secuela en Europa esperaba divertirme al nivel de la anterior, no esperaba más que eso.

No sé si es que yo estaba de mal humor o qué cuando la vi pero la realidad es que me pareció muy obsoleta. Pero no sólo en el hecho de que el humor no me hacía gracia, sino hasta en la forma en la que está rodada, el montaje, la trama, todo parecía, no de la vieja escuela, sino como si estuviera hecho para el público equivocado, excesivamente inocente. El humor no me causa ni media gracia. La escena, por ejemplo, del perro volando por la Torre Eiffel, se supone que debe ser un súper gag y, la verdad, ni sonreí.

Siento que el gran pecado que comete el film -más allá del cambio de actores, que es menor- es que cambia los personajes, es decir, su forma de ser. Incluso Chevy Chase que es el prota absoluto, resulta antipático, su constante estupidez de votar, de querer llevar a su familia al lugar que él quiere por capricho, etc., genera antipatía, entonces por más que uno quiera ser su cómplice, realmente no lo logra. La hija, pasa de ser la chica divertida de la otra película a una llorona preocupada por un novio idiota. El varón es apenas más simpático pero tampoco posee grandes momentos. Y D'Angelo está casi de florero para la escena del ladrón, no aporta grandes chistes.

Es tan tonto todo, que lo más gracioso que tiene la peli es el comienzo en el Quiz Show. Y hasta en ese gran gag el guionista necesita caer en algo excesivamente surrealista como vestirlos ridículamente de cerdos y colocar a ese conductor degenerado que besa a todas las mujeres que van al programa. Ese es el mejor chiste que tiene el guionista para regalarnos, y el resto está muy apagado.
Ketty Analfer D
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7
6 de agosto de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso cuando hablamos de cine ver cuáles son los límites. Mirando "El gran dragón blanco" -curioso título que le colocaron por estos lares- me puse a pensar en algo que a la mayoría les va a sonar a locura total o a auténtica estupidez y es el hecho de que la secuencia inicial de entrenamiento se parece mucho a las de "Olimpiada" de Riefenstahl. Es muy parecida la forma en la que filman el deporte. Y entonces ¿cuál es la línea que separa lo bello o estético de lo bizarro o ridículo?

Y dejando esto de lado. Hay algo curioso en el cine: ¿qué es lo que valoramos en el cine? ¿qué es cine y que no es cine? ¿es cine ver a Van Damme competir en un concurso de artes marciales? Porque este film no posee otra trama, el hilo narrativo es ver si Van Damme sale campeón o no, es la misma trama de un Mundial de fútbol o de cualquier otra competencia deportiva. La "persecución" policíaca no llega ni al nivel de mcguffin, es un relleno, casi que una anécdota. Entonces, excediendo el hecho de qué puntuamos en FA, la cuestión es: qué es cine y qué no. "Olimpiada" es cine porque es documental. Esto de Van Damme es ficción pero si fuera documental ¿sería mejor de lo que es?

Creo que tal vez estoy sonando muy pretenciosa al juzgar este film de esta manera y al hacer estas preguntas casi existenciales, elevándola a un nivel que quizá no le corresponda. Pero como fanática del cine de acción y artes marciales, como fanática de Bruce Lee, creo que ese vacío que nos dejó la muerte de la estrella asiática estuvo a punto de ser llenado -o al menos fue pretendido- por Van Damme. Y este film es el que prácticamente nos lo presenta, y creo que lo hace muy bien.

A diferencia de otras cintas no pretende ser reaccionaria al estilo "matemos a los malos", simplemente es una peli donde un tipo quiere cumplir su sueño de ganar una competencia de artes marciales. Y es tan simple que asusta. Quizá ocurra esto porque está basada en hechos reales, es, aparentemente, un biopic.

Y lo único que puedo decirle es que si no le gusta las artes marciales: no la mire porque no va a ganar nada. Pero si por el contrario es como yo, es un film que hay que ver, porque simplemente la historia evoca al arte marcial como tal y la homenajea como un deporte artístico por encima del hecho de que sea sangriento.

Y repito ¿qué es cine y qué no? ¿qué es arte y que no es arte?
Ketty Analfer D
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6
6 de agosto de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como siempre cuando uno se enfrenta a un remake, y sobre todo si es el de una peli desconocida -porque la película de Segal no es para nada conocida-, lo primero que hay que hacer es reconocer que no se vio la original.

Pero dejando de lado éste hecho y el asunto de si aporta o no algo nuevo a la original, digamos que Ron Howard es un director, que como leía por ahí, es bastante bastardeado por ser tremendamente comercial, es un director súper hollywoodense, todo lo contrario a los "autores" -como se les llama a los Bergman, a los Kubrick, e incluso a los Hitchcock-. Pero, creo yo, no es un defecto ser un director industrial, es hasta un desafío dejar una huella como director sin tener un sello personal. Y más allá que Howard tiene algunas pelis malas que no me gustan, es un director que en rasgos generales ha hecho muy buen cine.

Esta es una película de secuestros que a priori es bastante convencional pero que de alguna manera da un pequeño giro particular que la hace alzarse por encima de la media. Apuesta a algo muy curioso que tiene mucho que ver con el reality show. Esa negación de Mel Gibson de pagar (no es spóiler) esconde un cierto morbo que sin lugar a dudas lo que logra -y creo que acá está el punto de porqué no es una historia más sobre secuestros- es crear una disyuntiva, un dilema que separa a los espectadores en dos grupos: los que están de acuerdo con Mr. Gibson y los que lo consideran errado. Sobre todo aquellos que son padres se ven obligados a situarse como tales en el lugar de Mel Gibson y decidir "qué haría yo". Y es en eso en lo que la película le gana un poquito a la media.

Por el resto no es un gran thriller de secuestros. El malo es malísimo y no tiene suficiente carisma, más allá que Sinise es un actor bueno -tampoco eeeeel actor-; Mel Gibson arranca flojete en su acting aunque conforme avanza el film logra hacer crecer a su personaje; la Russo está bastante de florero en el film, hay que decirlo; y el otro que me pareció interesante fue Delroy Lindo como el poli comprometido; el resto está bien pero no como para destacar. Tampoco posee escenas que se diga "qué frenéééééético", alguna mera secuencia de montaje paralelo pero nada que sobresalga de lo convencional; y hasta abusa de efectismos como polis bajando a bandadas de un helicóptero -más allá de que Gibson sea el más rico de los ricos de los ricos-, típico del voluptuosismo hollywoodense. Y por supuesto el giro final "arreglador" en el que hay que castigar al malo pero al mismo tiempo Gibson tiene que ser el castigador porque sino no es el héroe de la función, típica cursilería barata.

Pero lo que realmente vale la pena es ese dilema que se da a mitad de metraje y el hecho -reconozcámoslo- de que es entretenida, tampoco nos vamos a poner puristas y cultos, reconozcamos que se deja ver y eso es una virtud, aunque nos cueste reconocerlo, no es fácil hacer una peli entretenida.
Ketty Analfer D
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