Estamos ante una de estas películas que rodó el bilbaíno Eloy de la Iglesia durante la Transición en las que, verdaderamente, colocaba de todo: personajes marginales, desnudos, terroristas, homosexualidad, etc (¿pretendiendo escandalizar? Ni idea) Al final le acababa saliendo una especie de cóctel/pastiche que resulta, visto con la perspectiva que da el tiempo, incluso simpático.

Y no es una buena película, qué va. El protagonista, Manuel Torres, en fin... como si cualquiera de nosotros se pone delante de una cámara; a Amparo Muñoz no le llamaron los dioses por las sendas de la interpretación, ciertamente; Simón Andreu, siempre presente en este tipo de filmes, está correcto; Enrique San Francisco, como actor joven que va empezando; Antonio Gamero, saliendo poco (eso sí, a pesar de no estar acreditado, es quien mejor actúa de todos); a José Manuel Cervino, que suele encarnar o bien a policías o bien a presuntos delincuentes, aquí le toca ser policía; la desconocida, antes y después, Irina Kouberskaya lo hace francamente mal; y el Pirri, saliendo casi de espontáneo. Entre otras cosas que aparecen, merece una mención especialísima el actor que hace de Adolfo Suárez (!!!), sin quedar muy claro si lo interpreta o lo parodia directamente.

El guión tiene momentos cercanos al delirio, la trama terrorista pffffffff , algunos golpes de humor están logrados, y algunas escenas como la simbología de la fuente generan hilaridad más que otra cosa.

Pero también es cierto que si alguien desea conocer cómo era la sociedad española de la Transición ha de ver este tipo de películas.

PD Impagable la decoración de la habitación del protagonista, repleta de pósters de tías en bolas en las paredes, con mención especial al de una vulva peluda que aparece siempre al lado del plano del protagonista cuando este recita diálogos pretendidamente serios. De traca.

En eso que ya jovencito descubres que te gusta Peckinpah y algunas películas suyas que se llaman "Grupo Salvaje", "Perros de paja", "La balada de Cable Hogue" y la muy extraordinaria "Junior Bonner". Y lo que haces es buscar en enciclopedias (cabe recordar que no había entonces Internet y wikipedias y romances) la filmografía de este gran director con el fin de devorarla TODA. Y ves que hay películas suyas de las que no has oído hablar, entre ellas una llamada "The killer elite"...

Total, que cierto domingo por la noche en lugar de quedar con una chica, porque no hay, optas por enésima vez por quedarte a ver (solo, claro) la peli de la segunda cadena de TVE y ves que emiten tachááááán .. la peli de marras :-) :-) :-)

Empieza la peli y el reparto promete: Bo Hopkins, que hace de de cabronazo en "El expreso de medianoche", Gig Young (asesino a sueldo en "Quiero la cabeza de Alfredo García"), Robert Duvall... la cosa tiene buena pinta.

Y al final, ¡zas! Observas que nanay, que la peli es una gansada (tomo la palabra de otra crítica, con permiso), en la que parece que estás viendo un telefilme barato de los 60, con una trama absurda y en algunos momentos delirante.

Y reparas que por mucho Peckinpah que sea, también debió de ganarse los garbanzos en esos años y pasar por el aro de las productoras. ¿Que no? ¿Que subyace una ironía latente en esas luchas con unos ninjas medio gilipollas por ahí? Mí no captarla. Se siente.

El éxito de "Dos hombres y un destino" motivó que, un tanto arriesgadamente (también es cierto), se rodara posteriormente esta precuela sobre los primeros años de Butch Cassidy y Sundance Kid. La necesidad de que los actores guardasen un parecido físico con Paul Newman y Robert Redford fue determinante para que se contratase a Tom Berenger y William Katt y...

... salió una peli que no está mal. Habituado a ver a Katt haciendo de las suyas en "El gran héroe americano", me temía lo peor, pero sale muy satisfactoriamente del paso, haciendo de "duro" para con el personaje de Berenger y retratando las primeras andanzas de los dos.

Y, en fin, señalar que la dirección de Richard Lester desprende oficio, y que también aparecen el actualmente desaparecido Peter Weller, el señor Christopher Lloyd (el científico chalado de "Regreso al futuro"), y el celebérrimo sheriff de "Acorralado" Brian Dennehy, actor que tan bien encaja en pelis ambientadas en el Oeste (recordemos su papel en "Silverado").

Un reparto bastante heterodoxo es el que nos ofrece esta peli, de arranque interesante, pero con sus cosas: Tom Berenger, que ya empezaba una lenta pero inexorable caída, se hace increíble como indio; John Lithgow, en cambio, está en su salsa en su papel; Daryl Hannah, de la que observamos en determinada secuencia que, efectivamente, es rubia natural ;) , está bastante perdida; y Kathy Bates está correcta (¿cuando lo hace mal esta mujer?), aunque hacia la parte final realmente el director habría de haberla dirigido un poquito: lo concreto en el spoiler.

¿Qué más decir? Pues que la fotografía es muy chula, pero eso, tal y como dijo el inefable CPumares, es sinónimo de que te aburre el resto.

No fue mi caso, pero este filme podía haber dado para más.

La película que inició realmente la "moda" de que soldados de EEUU volviesen al Vietnam a... sus asuntos. Sí, es así: todos los Rambos del mundo y los Desaparecidos en combate le deben a esta peli la, por así decirlo, idea original.

Lo mejor, sin duda, las imágenes del inicio, con esos movimientos a cámara lenta; junto con la interpretación de Gene Hackman.

Lo peor: una serie de lugares comunes en el guión, junto a convencionalismos mil veces vistos.

Afortunadamente, el que hacía poco que había dirigido "Acorralado", el señor Ted Kotcheff, salva los muebles, como buenamente puede, y para ello cuenta con la inestimable colaboración de Robert Stack.

Recordar que aquí obtuvo uno de sus primeros papeles el malogrado Patrick Swayze, que lo hace bastante bien.

Interesante película que planteó una denuncia original ¿y verdadera?