Se puede estar más de acuerdo o menos de acuerdo con el argumento de la novela-película, pero de lo que no cabe duda es de que está bien hilvanada la historia, sobre todo en la novela y que hasta el final nos mantiene enganchados (la película no tanto, ya que aunque sigue casi al pie de la letra la novela pero el swin de la palabra escrita no lo consigue la imagen en ésta ocasión).
Una interpretación muy fría de tom Hanks y otra gran interpretación de Ian Mckellen (nuestro añorado Gandalf).
No pasa de ser una película para pasar el rato, que nos hace pensar en lo que hay de cierto detrás de la argumentación de la historia, yo lo que hice después de leer el libro fue buscar en Internet el cuadro de la última cena de Da Vinci, hacerlo, es apasionante buscar sus secretos.

Se percibe en cada plano la visión de un genio del celuloide. No busca el terror en la sangre ni en las vísceras (como muchos autores actuales nos tienen tan acostumbrados), ni siquiera buscan la tensión en las escenas de persecución ni en la persecución e investigación de los crímenes. No, Lang nos presenta otra visión, más personal si queremos, de la relación del asesino con el sistema, con la sociedad donde comete sus crímenes. De todas formas, bajo mi punto de vista, podría haber profundizado más en algunos temas que no termina de redondear en la historia que nos presenta.
Para los amantes del cine la película está muy bien, no te aburre en ningún momento. Si buscais tensión a raudales, o escenas dantescas del asesino y/o de sus víctimas, ver otra película, aquí todo se intuye.

Sarah M. Gellar no está mal (aunque siempre esperamos que de alguna de sus famosas patadas de Buffy), pero los minutos que sale Bill Pullman da sensación de buen cine. La película no supera a la japonesa, y muchas veces añoramos aquella. Más medios no siempre se traducen en una mejor película.

Un buen comienzo, con un atractivo desarrollo de los acontecimientos que nos hacen plantearnos muchas posibilidades, y que al final se convierte en una original propuesta pero sin sustancia.

Una película realizada intentando aprovechar el tirón de la primera, y con el director de la versión japonesa, pero no alcanzando en ningún momento el clímax de la primera parte (ya estábamos avisados de los posibles sustos).
El personaje del niño probablemente sea lo mejor de toda la película, con un color cetrino que avisa en todo momento de que aquí se cuece algo.
Flojita sin más.