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España España · Zaragoza
Críticas de cassavetes
Críticas 497
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
3
10 de noviembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que tiene un comienzo esperanzador, que deriva en el “adolescentismo” de nuestros días y que acaba amenazando con que habrá continuación puede servir de crítica a ¿cuantas peliculas-sagas de hoy en día? Pues esta vez vale para La quinta ola, una de las películas de ciencia ficción puede que más insulsas de estos años “dosmileros” .

Empieza con buen pie, parece que detalles tipo Soy leyenda aparecen por ahí, pero al final lo que te encuentras es una historia manida llena de yogurines (y ni eso, que no han cuajado: niños guerreros que no han hecho ni la primera comunión) y de lugares comunes. Si ya haces esfuerzos divergentes a veces para ver ciertas películas...

Sobre la emergente Chloë Grace Moretz gravita la película (sofocante voz en off...), sobre ella hay amores adolescentes de dos guapos atletas, sobre ella recaen las desgracias de unos alienígenas con más mala baba que presencia (oh, no se ven, qué gran acierto...). Y qué homenaje a La invasión de ladrones de cuerpos. Termino ya con las ironías.

Me cuesta destacar algo más allá de los clichés (Maria Bello, qué haces ahí), el papel chungo e irrisorio de Liev Schreiber, diálogos que harían llorar al más torpe de los guionistas... Y se acaba, es lo bueno, La quinta ola. Pero se acaba con la amenaza de que esto seguirá. Que están entre nosotros. Que Liev lo intentará de nuevo... Mejor que no existan de verdad los ET.
cassavetes
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6
10 de noviembre de 2016
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Cuál es el problema de Sully. Hacer bien las cosas. Sully es el apodo cariñoso de un piloto de cuarenta años de experiencia que salva a todo un pasaje de avión en circunstancias de aterrizaje forzosas y extraordinarias. Y por hacer eso tendrá esos problemas. Pasa que el piloto es Tom Hanks, que peina canas para demostrar que no, que el tiempo no ha pasado en balde y que es un piloto que cuenta efectivamente con cuarenta años de profesión, tendrá que enfrentarse aunque resulte extraño, a una investigación que rebate la teórica buena acción de salvar vidas humanas.

(El tinte de Hanks o el bigote postizo de Eckhart, utensilios típicamente eastwoodianos).

Cuál es el problema de Sully, película. Pues que Clint Eastwood, ese anciano honorable que celebra este año su número 86 en el casillero de la edad, es un tipo que cae tan bien que hasta se le perdonan (o se te olvidan) sus cosillas, sus defectos, o lo que es lo mismo sus descuidos (involuntarios o no a la hora de rodar su cine). Y esto lo ha hecho en sus obras más reputadas y en sus fiasquillos, que de todo hay. Porque, digámoslo sin miedos, Eastwood es un director un poco acartonadillo, ese director del que dicen que lo único que hace es rodar y decir a sus actores que se pongan en las marcas dibujadas en el suelo y digan su frase. Y los tics eastwoodianos (no es malo tener tics, o más bien habría que decir que ello equivale a tener “mirada”, y él la tiene) a veces hasta pueden sobrar (una identificación excesiva, por el número, con los pasajeros).

Pero claro, ahí Eastwood, como Spielberg, por ejemplo, se sirve de Tom Hanks, no sólo para que quede claro una vez más que el bueno de Tom vale un tesoro, sino de cara a jugar con nuestra rápida identificación con este piloto a prueba de amerizajes. Vamos, que no le veo yo ahí a Nicolas Cage (perdón. Aunque Tom Hanks u otrora Kevin Costner sí eran caballeros sin espada de hoy, los tres (unos más que otros) conocen al amigo Oscar).

No es blasfemia decir cosas sobre el estilo o las maneras de hacer cine de Eastwood. Al cual también le puedo discutir la manera de enfrentar y mostrar escenas clave de la película (spoiler). Emociona, sin duda, esa acción salvadora de Sully, tiene mérito ese mantener la tensión como lo expone Eastwood. Pero también cabe decirle que esta vez ha podido equivocarse en en la estructura.

Aaron Eckhart no es mi actor predilecto. Siempre le he encontrado algo afectado y limitado. No me entusiasma, vamos. Y aquí... lo vuelve a hacer, mostacho incluido, un detalle de pega para un actor que quiere pero no puede. Pero por lo menos le dedico este párrafo. Vaya por él.

Y Hanks... No le veo yo de premio. Evidentísimamente que su saber hacer está muy por encima de cualquier papel que le echen. Nunca, jamás lo va a hacer mal este actor. Las tablas que acumula son ¿del mismo calibre del piloto al que encarna? Lo que le llevaría a Hanks a comprender a las mil maravillas al personaje: veteranía, muchas horas de vuelo, savoir faire. Y Clint diciéndose que quién mejor que Hanks para hacerlo pensando en taquillas y en premios. Pero tampoco es objetable eso, aclaremos.

Y bien, Eastwood y Hanks tendrían ganas de trabajarse juntos y lo han hecho. Eastwood dirige la película que quería dirigir y Hanks pensando que además con el pelo blanco sería visto con otros ojos. Y nuevos. Porque primera vez veo al dos veces ganador del Oscar ya mayor. Y no es cosa sólo del tinte o del maquillaje.

Sully no acaba de resultar redonda, queda dicho, pero no deja de ser una película que sobresale respecto a muchas del género catástrofes, aunque (afortunadamente gracias al piloto Sully) no termina por engrosar el número de esa clase de cintas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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5
9 de noviembre de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puestos a compararnos con los americanos. Prefiero a Rául Arévalo y su Tarde para la ira (es decir, de entre las películas dirigidas por actores a los que les da por ponerse últimamente detrás de las cámaras), a los que desde más allá del Atlántico hacen lo mismo como Gordon-Levitt con Don Jon o John Slattery con esta El misterio de God's Pocket. Quiero decir, que más allá de quitarnos complejos, no todo lo que se haga desde los USA de Donald Trump (…) lleva sello de garantía. Y El misterio de God's Pocket tiene unos cuantos defectos para quedarse a mitad de camino.

No la salva ni Philip Seymour Hoffman (productor de la película) ni John Turturro, que podrán estar mejor o peor (nivel medio, sin pasarse aquí). Tener dos grandes nombres te respalda querer ver la película, pero qué pasa cuando la dirección es torpe. Una realización que pretende emular el “cine de Boston”, para lo cual podríamos poner como referentes a este cuasi-subgénero cinematográfico a The town o Infiltrados. Sí, aunque el barrio de God's Pocket en el que se desarrolla la trama se ubica en Nueva York tiene todo el sabor barriobajero de aquellas dos películas mencionadas; en definitiva, la América urbana y profunda que subyace no en Fargo o iowa, sino justo ahí, detrás de los rascacielos. Y para hacerlo Slattery se fija en Scorsese o en los Coen, pero como lo hace un admirador que quiere emularlos, casi en plan fanboy.

No está tampoco para echarlo a los pies de los caballos el debut de Slattery. Tiene humor negro, personajes interesantes (se queda ahí la cosa, en lo interesante, como por ejemplo el periodista que encarna Richard Jenkins, ya de por sí con una identidad que merecería película aparte) y tiene el aliciente de ver casi los últimos momentos de Seymour Hoffman como actor. Por lo demás, no es malo tampoco apuntar que una película es corrientucha. Es lo que me parece El misterio de God's Pocket. Película que había que ver por si las moscas, pero que finalmente te deja un ni fu ni fa en la boca.
cassavetes
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7
30 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí que está bien, sí, Tarde para la ira. Raúl Arévalo se inicia como director con brío, Antonio de la Torre encabeza un gran reparto, la música acompaña y actúa, el guion finalmente cierra con nota...

Todo bien, en definitiva. El peligro aparece cuando las expectativas previas te ponen la película por las nubes. Bien, me subí al avión con el cinturón apretado, por si las moscas, y aunque no llego a las alturas que dicen por ahí, el vuelo ha sido de lo más placentero.

Antonio de la Torre es un habitual papel principal. No tanto (de hecho nunca lo es) el bueno de Luis Callejo, actor bregado (eufemismo: con el culo pelao) hasta en mil cortos y roles secundarios y que aquí se destapa con una interpretación que llamará cuando menos la atención. Con éstas nos vendrán los que le descubran ahora...

Sí, puede decirse que "vaya mirada la de Antonio de la Torre", como también puede apuntarse lo mismo de la mirada Callejo. Ambos dos con un perfil en Tarde para la ira alimentado por un pasado marcado a fuego en sus ojos y que canaliza lo que es el meollo de la historia. Ira, venganza ¿sin perdón? Perfil que lógicamente "obliga" a esas miradas, "muy Raúl Arévalo" en La isla mínima.

Y ahí llegamos al tema Influencias, asimismo lógicas en el novel realizador: Alberto Rodríguez cuando Tarde la ira se pone el traje de thriller; Dani Sánchez Arévalo, si aquélla se tiñe del color igualmente oscuro del drama. Casi hay (sin casi) guiños a cintas de los dos directores (spoiler). El estilo Raúl Arévalo se labrará (tiempo futuro) gracias a ellos.

Qué hay de nuevo en todo esto: algo viejo entre los debutantes, como son las ganas y el entusiasmo; personajes que me atrevo a vaticinar como inolvidables y lo digo con mayúsculas: Manolo Solo construye un personaje... histórico. Si exagero, será por lo que merma, aunque espero que no sea sólo yo quien lo diga. Y vamos, que Arévalo haya brindado la oportunidad a Callejo y a Solo de lucirse de una puñetera vez.

Algún detalle de guión chirría, puede que haya algo de mecánico en el asunto y el tic típico de cine español reaparece en ciertos personajes, pero la balanza se inclina del lado bueno gracias a los párrafos anteriormente expuestos y repletos de razones que invitan a asegurar que podemos tener optimismo arevaliano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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6
30 de agosto de 2016
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Café Society no me defrauda. Lo que me esperaba lo da. Woody Allen en los años 30 con amores y desamores, con jazz y con alter egos, con rubias y morenas. Con buenos actores y con buenas, muy buenas frases. Creo que cuando se pone a escribir sus guiones, es cuando mejor se lo pasa Woody Allen. ¿En qué momento después de su muerte nos encontraremos con esos documentos manuscritos descubiertos en el fondo de un cajón del baúl de los recuerdos de Woody Allen?

¿Dónde radica la diferencias entre las historias escritas por él y los resultados cinematográficos que vemos en la gran pantalla?

Lo ha dicho él y lo sigue diciendo si le preguntan por ello, que sus películas, lejos de colmarle de gusto, son imperfectas o incluso horribles. Más allá de la boutade típicamente alleniana, es en estas últimas películas suyas cuando podría aplicarse ese aserto autodestructivo de forma más correcta. Las irregulares películas de los últimos años denotan que Allen sigue teniendo ideas e intenciones, y que títulos como Blue Jasmine (que, al contrario de lo que se dice, a mí me parece una floja película) o Magic in the Moonlight, me demuestran que no siempre un buen sustento de guión provoca una buena película en Allen. En los últimos tiempos.

Y aquí, en Café Society, por momentos pasa lo mismo. Y evidentemente hay chispazos, hay golpes de genio, pero también hay momentos muertos, más de uno.

Puestos en materia, Woody Allen visita para la trama de su película el Hollywood de Los Ángeles y el Nueva York en los años 30, y nuevamente demuestra que, puestos a elegir, lo que manda es su amor por la ciudad de los rascacielos. Y la película para mí que gana enteros cuando sucede en Nueva York. ¿Lástima que quizá la parte hollywoodiense se haga un poquito larga? Los actores cumplen aunque no destacan.. Hay buenas sub-historias de secundarios (ese hermano gangster, ¡esos padres!) pero también hay cierta dispersión de personajes. Y sí, la fotografía de Vittorio Storaro es sobresaliente... quizá demasiado sobresaliente y ya se sabe que si algo sobresale del resto, la película tiene todas las de flojear o cojear.

Así las cosas, por qué digo felizmente Woody Allen. Por eso, porque cada vez que resale el genio, aunque sea sólo de vez en cuando, nos recuerda que a la hora de revisar su filmografía hay que acudir a las ya consabidas-películas-de-siempre, porque los deja-vu que estamos viendo en la última parte de su cine claro que tienen un origen. Por supuesto. Este mismo señor de siempre que felizmente nos sigue sacando aunque sólo sea una sonrisa con los tópicos chistes sobre judíos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cassavetes
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