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Críticas de Pedro Triguero_Lizana
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Críticas 1.480
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
20 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para sacar de una mala situación económica al (entonces) productor Benito Perojo, un gran y variado elenco de actores colaboraron desinteresadamente (salvo Juanjo Menéndez, según IMDb) en una comedia de enredo dirigida por, según los créditos iniciales, José Luis Sáenz de Heredia -que hace un breve cameo- y Antonio Ozores. Se supone que los créditos se equivocaron, y que el verdadero co-director fue Mariano Ozores. Que salgan tantísimos actores conocidos -algunos haciendo de sí mismos, como Carmen Sevilla o Marisol- es una ventaja por un lado, para levantar la taquilla; pero, por otro lado, es complicado argumentalmente justificar bien ese cambio incesante de caras y personajes. Se crea así un film que en cierto modo son muchos films distintos, pues el único hilo argumental que une toda la trama -el taxista interpretado por Menéndez y sus desventuras por Madrid- es bastante endeble, y el guión no es más que una excusa para llevar al espectador de una situación a otra.

Todo esto hace que el conjunto resulte irregular, que la acción sea a veces un tanto confusa, y que unos episodios -porque esto es un film de episodios- valgan más que otros. Por ejemplo, el episodio con Marisol y Jaime de Mora es impagable por el escenario (una gasolinera), por la sátira que se hace del mundo del cine, y por el erótico y original modelito de las bailarinas (casco, botas y minifalda). Y el sandunguero y simpático episodio que contiene a Lola Flores y su familia interpretando el tema "Que me coma el tigre" es genial, y digno de figurar en cualquier antología del cine español, aunque abunde en todos los tópicos posibles sobre los gitanos.

A destacar también el policía interpretado por Antonio Ozores -capaz de dibujar un retrato-robot de cualquiera en pocos segundos-, la criada encarnada por Gracita Morales, por cómo piropea a Menéndez, y un Alfredo Mayo que, en cierto modo, se parodia a sí mismo.
Pedro Triguero_Lizana
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6
19 de abril de 2024
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Hay un momento en los años 60 en el que el cine europeo cae en la cuenta de la importancia cultural y comercial del cómic, y se lanza a adaptar algunos cómics famosos de la época. Es así como Dino De Laurentiis produce y Mario Bava dirige "Diabolik", pionera adaptación del homónimo cómic italiano, tan famoso en este país, que se empezó a publicar en 1962 y es obra de las Hermanas Giussani, Angela y Luciana, sobre un ladrón enmascarado que es un maestro en lo suyo.

El resultado es una película de acción muy peculiar, con bastantes dosis de humor, un ritmo incesante, un erotismo vinculado a un curioso sentido del fetichismo (el ajustadísimo mono negro de Diabolik, o las botas negras de su novia, Eva Kant) y una atmósfera ligeramente estrafalaria que integra el Pop, la psicodelia y escenarios fantásticos, como de ciencia-ficción, como el gigantesco refugio subterráneo de Diabolik. Parece mucho más elaborada la forma que el fondo, y hay un estupendo empleo de la fotografía en color y de los sofisticados decorados (como la cama circular llena de billetes), pero algunos trucos (transparencias, maquetas) cantan un poco.

Bava pudo rodar con un gran presupuesto económico, para variar, sin que ello signifique que sea una obra maestra, en lo cual tuvo que ver la intención de De Laurentiis de dulcificar al Diabolik del cómic para crear un film para todos los públicos. Pese a esta traición al original, la película se convirtió con los años en una obra de culto, haciendo de John Phillip Law un mito para muchos cinéfilos.
Pedro Triguero_Lizana
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4
31 de marzo de 2024
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Esta película de ciencia-ficción de bajo presupuesto, producida por los Hermanos Milner (Dan y Jack), parece una explotación o una versión del pobre de "La mujer y el monstruo" (Creature from the Black Lagoon, 1954), de Jack Arnold, sólo que el monstruo submarino, esta vez de agua salada, tiene menos gracia. Los personajes van y vienen, todos desconfían de todos, y a la trama científica -un oceanógrafo (Michael Whalen) crea seres marinos mutantes mediante el uso de materiales radiactivos- se le superponen una subtrama amorosa y una subtrama de espionaje.

El resultado es una historia lenta y algo aburrida, y no se entiende muy bien que algunos consideren a este largometraje como una obra de culto. Eso sí, destaca la extrema ambigüedad moral que se da al personaje del científico loco, y también destaca la dualidad entre la chica buena (Cathy Downs) y la mala (Helene Stanton). El título es tan extraño como toda la trama: queda claro desde el principio que el monstruo marino no es un fantasma ni mide diez mil leguas. Pero, claro, había que compensar la notoria pobreza de medios con un título sensacionalista que llamara la atención del respetable.
Pedro Triguero_Lizana
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7
30 de marzo de 2024
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La última película del llorado John Garfield, "Yo amé a un asesino", es una buena muestra de cine negro que además se adentra en un subgénero tan norteamericano como el de la invasión del hogar, esto es, el cine en el que un personaje o varios se introducen en un hogar ajeno para hacerse fuertes en el mismo. De hecho, este film se anticipa en eso a otra mezcla de "noir" e invasión del hogar como "Horas desesperadas" (The Desperate Hours, 1955), dirigida por William Wyler pocos años después y protagonizada por un envejecido Humphrey Bogart.

La película de Berry, marcada tanto por la temprana muerte de Garfield en 1952 como por la caza de brujas de principios de los años 50, cuenta con un guión que, según Víctor Arribas en su libro "El cine negro" (publicado por Notorious Ediciones en 2010, página 346), fue escrito en buena parte por Dalton Trumbo, que no figuraba en los créditos iniciales por estar ya represaliado por la mencionada caza de brujas. Arribas comenta también en su libro, en la misma página citada, que la historia se basa en una novela publicada en 1947, y basada a su vez en hechos reales. La película sobresale por sus buenas interpretaciones, por la tensión de las situaciones presentadas y por su acusada violencia, por ejemplo en la cena en la que Nick (John Garfield) obliga a la familia a la que secuestra a comer pavo a punta de pistola.

A juzgar por el desestructurado hogar en el que el protagonista vive con su madre (Gladys George) y por el aspecto, mucho más limpio y ordenado, de la casa que toma por la fuerza, se puede decir que el verdadero anhelo del ladrón no es tanto (o no es sólo) el botín del robo sino el vivir en un hogar diferente, con una familia diferente, pues su verdadero hogar resulta pobre, odioso y desagradable, tan desagradable como su madre. Pero es tarde para cambiar: Nick se muestra violento, desconfiado, manipulador, frío. Es curioso que Garfield cargara con un papel tan duro y tan poco simpático en el último trabajo de su carrera cinematográfica, pero en cierto modo estaba anticipando a otros villanos y antihéroes del "noir" y del "neo-noir" USA de los 50 y los 60. Es de justicia destacar, por último, la banda sonora y la fotografía en blanco y negro.
Pedro Triguero_Lizana
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8
27 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rigurosamente contemporánea de un film emblemático como "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú" (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964), de Stanley Kubrick, "Ladybug Ladybug", una de las primeras películas de Frank Perry, es mucho menos conocida pese a tratar sobre lo mismo, el miedo a la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial que, indudablemente, sería nuclear. Que trate de lo mismo no significa que lo haga de la misma manera: el film de Perry trata este asunto desde una perspectiva seria y no frontalmente sino de un modo oblicuo y mucho más ambiguo; la acción nos sitúa en un colegio de enseñanza primaria de los EE.UU. en donde, una mañana de verano, salta una alarma que significa que ha estallado la guerra. El director (William Daniels) organiza un simulacro de evacuación de los alumnos que ya se ha hecho antes, sólo que esta vez significa llevar a los niños a sus casas. A la mitad del metraje descubrimos que ha sido una falsa alarma, pero las dudas persisten, por la incomunicación que reina entre los habitantes de la escuela y el resto del mundo, incomunicación que se prolonga cuando un grupo de niños se refugia en un refugio antibombas de una niña de la escuela.

Con un título basado, según IMDb, en un poema, "Ladybug Ladybug" es una obra curiosísima que retrata tanto los miedos de una época, la Guerra Fría, como la inocencia de la niñez y la preadolescencia. Se prima el contraste: la amenaza de una muerte colectiva y total frente a la celebración de la vida; el paisaje idílico y tranquilo frente a la destrucción posible, representada por el vertedero; los planes para el futuro frente a la posibilidad de que no haya tiempo (ese reloj de los créditos iniciales) para ningún tipo de futuro; la obediencia a las normas frente a la rebelión a las mismas...

Con exteriores rodados en el estado de Pensilvania, esta película logra un raro sentido de lo lírico, propio de las primeras obras de Perry -"Elisa" (David and Lisa, 1962)-, y un suspense realmente angustioso, en tanto que se nos lleva a un paraíso que puede desaparecer en cualquier momento. Pese a las excesivas vacilaciones del guión, es un gran film, a veces fascinante, que merece su categoría de obra de culto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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