'Sky Pirates' ha sido uno de los dos visionados de hoy por pura casualidad. Su trama me llamó la atención y el tener la posibilidad de ver a un Hugo Weaving antes de ser el actor de fama mundial que es hoy en día como curiosidad cinéfila también fue una razón importante. Y he salido gratamente sorprendido.

Vaya por delante que cuenta con una clara influencia como es Indiana Jones, quien por las fechas de estreno de este filme ya había estrenado dos entregas y cuenta con pinceladas de 'Harry el sucio', 'El cazador' o 'El experimento Philadelphia'. Lo que en principio puede parecer una falta de originalidad que puede tirar para atrás termina en una mezcla bien hecha de acción y aventuras con unos efectos especiales muy aceptables para ser un filme más modesto que las cintas de Spielberg y siendo vistas en 2023, estando ya a las puertas de 2024.

Salvo Hugo Weaving (quien aparece muy joven de forma no acreditada como matón durante una escena de persecución), no conocía el resto de nombres que componen este elenco y hay que destacar la labor de John Hargreaves como el protagonista, un aviador llamado Harris quien se las verá con los villanos de turno intentando impedir que una reliquia alienígena con poder de dar gran conocimiento caiga en malas manos mientras tiene a su lado a la que sería la Karen Allen del continente oceánico, interpretada por la efectiva Meredith Phillips. Destacaría también a Max Phipps como el villano de la función, Savage con otro convincente papel.

No ha pasado la historia este largometraje y es evidente que no juega en las grandes ligas (creo que tampoco lo pretende), mas es verdad que estamos ante una de esas propuestas cinematográficas que puede parecer una auténtica basura y que una vez vistos es realmente una sorpresa agradable que para un rato donde no haya mejor que hacer sirve perfectamente. Que las indisimuladas influencias que tiene no den a engaño porque tiene vida propia.

El cuerpo ya me pedía ver algo más lejos de la década de los 70 ya que últimamente prácticamente todo era desde esa década hacia la actualidad y se me apareció por delante esta producción que cumple 60 años en 2023 en el que, además, destacan las presencias de Jean Gabin y Alain Delon; a este último le debo más visionados como merece un mito del cine europeo (sin desmerecer a Gabin).

La sinopsis sobre un plan de atracar un casino en la ciudad paradisíaca de Cannes me llamó poderosamente la atención, si bien filmes sobre atracos a estas alturas de la vida ya he visto más de una y bastante buenas como 'Heat', 'Origen' (a su manera), 'Ocean's Eleven: Hagan juego' o 'El golpe', entre otras. Y ver esta producción a día de hoy tras todos esos títulos es un agravio comparativo.

Desde luego no será por los dos protagonistas, quienes están a la altura de su reputación, destacando sobre todo un Alain Delon como delincuente de tres al cuarto que se ve ante el que quizás es el golpe de su vida que se desenvuelve como pez en el agua en aquel entorno de lujo, piscinas y demás parafernalia de la jet set de Cannes, exhibiendo un cuerpo envidiable y una confianza en sí mismo idem a pesar de que en realidad no tiene ni donde caerse muerto. Jean Gabin como el más sensato cabecilla de todo, llamado Charles, también da una muy buena interpretación.

Ellos dos no son capaces de opacar el guion, un guion que quizás se centra demasiado en los prolegómenos del atraco y las vivencias de Francis Verlot (Delon) intentando conseguir acceder al casino camelándose a una de las coristas del casino (y dando a entender que siente algo más que puro interés por ella) dejando solo el atraco para el final, un atraco que no tiene desperdicio y deja un final que deja frío, en el buen sentido ya que eso es lo que pretende.

Puede que el problema sea mío o no. Que más me hubiese gustado a mí darle a este filme más nota, pero ante todo hay que intentar ser lo más sincero posible y escribo estos párrafos con tono orientado más hacia lo desangelado que hacia lo positivo sin querer desanimar a nadie a no verla porque posiblemente haya gente que pueda apreciarla más que uno mismo.

Eric Red (guionista de 'Carretera al infierno', 'Acero azul' o 'Los viajeros de la noche') también tuvo sus escarceos con la dirección, empezando con dos cortometrajes llamados 'Gunmen's Blues' (1981) y 'Telephone' (1986) y comenzando con los largometrajes en 1988 con 'Cohen y Tate', siendo 'Cuerpo maldito' su segunda película y la primera que veo con Red en la dirección.

No sabría decir del resto de filmes dirigidos por él, mas lo que se ve aquí es un resultado que no es altamente elogiable, aunque sí digna de mención. Desde el principio, la narración ayuda a captar el interés viendo al personaje de Bill Chrushank (Jeff Fahey) viendo como era su vida y su profesión como psiquiatra quien trabaja con un convicto antes del momento donde se suceden los acontecimientos que dan pie a la historia. Desde el accidente en adelante viene la historia de la peluca de 'Serpiente' de 'Los Simpson' en forma de brazo.

Una película que no solo sirve como cinta de terror y suspense en sí, sino también tiene de fondo una reflexión sobre el origen de la maldad, al menos la maldad en la especie humana, que no se termina explotando del todo en favor de la narración más mundana donde Chrushank pierde los estribos por su brazo nuevo cada vez que atraviesa una situación que le estresa; aún así, la narrativa de base y su fondo merecen igualmente la pena gracias a un relato que no pierde un segundo y mantiene en todo momento el interés.

Quizás con una mayor pausa y adentrándose más en ambas facetas podría haber salido un largometraje mejor; no obstante, el resultado final tiene virtudes como la banda sonora de Loek Dikker que transmite estupendamente el sentimiento de horror, las interpretaciones del reparto principal y el guion del mismo Red junto con Norman Snider basado en el libro 'Choice Cuts', de Pierre Bolleau y Thomas Narcejac. Es la primera vez que escucho de la existencia del libro, así que no sabría decir que fue mejor, si el libro o la película. Al menos, la película no ha sido un tiempo mal invertido y no desanima en seguir algún día con el resto de trabajos del Eric Red director.

Hoy apetecía un filme de serie B y jugando casi al 'pito, pito, gorgorito' ha tocado este título donde lo protagonizan mujeres de buen ver (que también ha tenido que ver, para que voy a mentir) en una especie de Mad Max de marca blanca cambiando a los salvajes por las salvajes, debido a que una guerra bacteriológica acabó con todo el sexo masculino, y los pocos que hay son creados artificialmente.

En una historia típica de bien contra mal, la villana será una mujer que ansía controlar la población mundial mediante un control de natalidad donde solamente nazcan mujeres. La última esperanza para la humanidad es Keela, quien lleva dentro de ella a un varón que ayude a acabar con la tiranía femicéntrica impuesta.

Una propuesta esta que no tenía muchos mimbres para destacar, más allá de su exuberante reparto femenino y, efectivamente, es un filme que quizás para los más aficionados a esta clase de películas cutres con encanto les pueda interesar (como es mi caso), mas a no mucha más gente puede atraer. Quitando la presencia de Persis Khambatta, las demás son mayormente desconocidas y se nota por su nivel mediocre de actuación; además, los medios técnicos son los que son para algo de esta categoría, modestos.

Un experimento este que no termina saliendo bien, no siendo esta (al menos en mi caso) una de esas joyas escondidas de serie B con poco a destacar como la banda sonora o alguna secuencia de acción.

El binomio Joaquin Phoenix/Ridley Scott dio en el año 2000 un resultado espectacular cuando hizo acto de presencia el filme 'Gladiator', el cual les dieron a ambos sendas nominaciones al Oscar (uno como Mejor Actor de Reparto, que no ganó, y el otro como Mejor Director, idem) y un largometraje que aún hoy día sigue manteniendo un alto estatus y, por supuesto, un hito en las carreras de ambos. Más de 20 años después se han reencontrado y tengo la desgracia de decir que no estamos ante la misma sensación de aquel año 2000.

Sobre el papel pintaba como uno de los estrenos clave de este año. Ridley Scott en la dirección, más un Joaquin Phoenix cuya reputación es de sobra conocida tocando un tema como la vida de Napoleón Bonaparte (1769-1821), una persona que en vida dio mucho por el culo (literal y figuradamente en este filme) allá por donde podía era una propuesta que no se podía rechazar así como así, peeeeeeeroooooo...

Es de sobra conocida con que tengas un mínimo de cerebro y un mínimo de gusto en cualquier disciplina artística que hasta los más grandes no siempre aciertan por mucho estatus que tengas, y este es un caso para el gran Ridley Scott, en cuya filmografía figura nada más y nada menos que mi película favorita ('Alien, el octavo pasajero'); sin embargo, cuando se cree honestamente que hay fallas es justo decirlo, y aquí las hay.

El guion de David Scarpa cuenta con la intención de contar la vida del emperador francés desde sus inicios hasta su final, y así es. Lo que hay por medio ya es harina de otro costal; y es que esta 'Napoleón' viene a ser como un partido de tenis donde las escenas dramáticas y las que tienen más acción se van turnando como tenistas jugando un partido, pero en ninguno de los campos termina por sobresalir por mucho que tenga a todo un Joaquin Phoenix y a una actriz cada vez más en alza como Vanessa Kirby, la cual interpreta a la primera esposa de Napoleón, Josefina de Beauharnais (1763-1814), figura sobre la que se centra buena parte de la narración y de la que no tengo ni idea sobre como fue el verdadero matrimonio entre ambos, así que las cuestiones de exactitud histórica me son ajenas.

Se nota la ambición de Scott de querer dar el mejor producto posible, mas por una buena fotografía con paisajes de todo tipo, un vestuario muy bien trabajado y una dirección artística a la altura de una superproducción como esta, si la pata del guion falla estamos en problemas. No es que el libreto sea peor que comer una hamburguesa delante de gente que está haciendo deporte, aunque sí que se nota (al menos por mi parte) una falta de garra que solamente llega en momentos contados como la última batalla o el momento de las balas de los cañones rompiendo el hielo en uno de los conflictos. Y cuando quiere ponerse dramática tampoco es que sea lo más grande que ha parido el cine, hay intentos de hacer algo, especialmente con el matrimonio entre Napoleón y Josefina, que nunca acaban en algo de peso.

Quizás con el montaje más largo de cuatro horas podríamos estar hablando de otro producto distinto. Muy bueno tiene que ser lo que se haya descartado para el estreno en salas para que tenga una mejor valoración que lo realmente visto, lo cual es una pena porque había un gran potencial y se queda en una correcta interpretación de la vida de una de las figuras más grandes de la historia de la humanidad, para bien y para mal, de la que no estoy muy convencido de que tenga una vitola de favorito para la futura temporada de premios.