Para empezar resulta algo fastidioso que el tablero de ajedrez que aparece al principio esté mal puesto, ya que tiene el cuadro negro (no el blanco) a la derecha, algo que ocurre en muchas otras películas, pero que no se espera en una obra de un director tan brillante y minucioso como Erice. El rey blanco nunca queda en la casilla blanca central, como en la película, sino en una casilla negra, un burdo error nada más comenzar. Y tampoco trasmite José María Pou ningún interés ni por su hija ni por su mirada, eso es algo evidente. Y no digamos el final cuando su personaje cae moribundo, que casi resulta anticlimático.

En cuanto al mensaje o la inquietud vital que el director pretende trasmitirnos, a mi no me llega. Es más, veo ciertas contradicciones, como cuando le preguntan al José Coronado desmemoriado si se siente vivo y este responde que no sabe lo que es eso. Curiosamente ahí parece más vivo y más feliz que cuando tenía memoria y se suponía que se sentía vivo. Y mas vivo que su amigo, incluso que su hija, que parecen acomodados amigos de la tristeza.

De todas formas es una película compleja que admitirá muchas lecturas y que habrá emocionado a muchos. No ha sido mi caso.

En un momento dado uno de los protagonistas, el profesor, señala que tiene la misma edad que el policía que está investigando el caso aunque parezca bastante mayor que él. Por curiosidad he mirado la edad de los actores y no es así, uno (Jaideep Ahlawat), tiene 43 (en la película aparenta todavía más), la misma edad de su enamorada (Kareena Kapoor) y el otro (Vijay Varma), 37.

Para empezar el protagonista masculino se pasa toda la serie pidiendo disculpas por sus infidelidades siempre de la misma manera, casi con las mismas palabras, de tal forma que resulta muy poco creíble y cuando su mujer medio lo perdona parece demasiado ingenua, lo contrario de lo que nos acaban mostrando de ella conforme avanza la serie.
Luego la muerte de la amante resulta de lo más surrealista. ¿Una mujer se cita con su amante en medio del bosque a las tantas de la noche cuando los dos están en el mismo hotel y pueden encontrarse allí sin ningún problema? Y además deja que se le acerque otra persona sin mirar siquiera para atrás y permite que la empuje como si nada, como si estuvieran en un metro atestado de gente, así sin más. Y por supuesto estaba al borde del precipicio y muere en cuanto la empujan. Y luego la policía concluye que la han empujado, pero no nos dicen por qué, en qué se basan.

En otro momento, la madre de nuestra protagonista encuentra unas fotos de una supuesta amante de su yerno que están pegadas al fondo de un cajón, fotos de una mujer en ropa interior a la que ni siquiera se le ve la cara. ¿Qué sentido tiene que alguien guarde unas fotos así? ¿Para qué las querría guardar? Además ya había roto con esa persona, no sentía nada por ella.

El papel de la pareja de la asesinada (Eric Balfour) también es el de alguien con pocas luces, que no se entera de que su pareja tiene un rollo con su compañero de oficina cuando eso es algo que salta a la vista por la situación y por el lenguaje corporal de su pareja. Y no tiene ningún sentido que sea un alma cándida, un enamorado hasta las trancas y que de buenas a primeras se convierta en un psicópata que quiere matar más que al amante de su mujer a la esposa de este, simplemente porque se siente engañado, por una declaración que ella hizo a la policía contra él. ¿Y contra el que le ha puesto los cuernos no siente nada negativo, no se siente engañado?

Y por último (aunque creo que podría seguir mostrando lo que yo considero incongruencias), en los últimos minutos el marido infiel se nos vuelve listo y se entera de que la mujer sabía que lo engañaba cuando se encontraron en el bosque. Hasta ese momento no se había enterado de nada y menos aún había sospechado.

Estos dos personajes masculinos que nos muestran no hay por donde cogerlos, uno es además de infiel y maltratador, demasiado simple. Y el otro además de bobo es un psicópata a resultas, a resultas de los caprichos del guionista. Nos lo presentan en todo momento como un hombre comprensivo, nada celoso ( ni por lo más remoto había pensado que le podía estar engañando), entregado a su pareja, pero finalmente reconvertido en asesino por una suerte de inexplicable prestidigitación.

Demasiadas incongruencias, los personajes son una cosa y casi la contraria sin solución de continuidad.