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España España · MADRID
Críticas de PSG
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Críticas 30
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
14 de febrero de 2012
41 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
...y no molinos, querido Sancho. Recapitulando: pausada narración que se recrea en los estados anímicos de los personajes, con interpretaciones solventes. La realización es correcta, así como el montaje. No hay ninguna secuencia verdaderamente llamativa a excepción de la comida del club, resuelta de manera brillante. La mayor parte de la carne del asado proviene del guión sin duda alguna. La historia es una simple excusa para contar lo que adjunto en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PSG
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9
20 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas películas nos emocionan mostrando en primer plano cierta calidad (o intensidad) de sentimientos, situados además de forma adecuada en un contexto general. El discurso del rey relega esta y casi todas las demás cuestiones a un segundo plano; pero, a medida que avanzamos, tal emerge en todo su esplendor -resulta como descubrir un suelo de diamantes tras evaporarse el agua grisácea que lo cubría-: Colin Firth y Geoffrey Rush actúan correctamente, hasta que te das cuenta de que en realidad se están saliendo; Bonham Carter resulta insustancial hasta que reparas en que todo el peso de un personaje se te revela casi de golpe para aportar un complemento del todo conveniente (y sucede igual con otros secundarios). Durante buena parte de la trama, el centro lo ocupa un problema del todo personal: la tartamudez de quien podría verse en la situación de reinar. Pero, cuando llega el discurso del rey, el montaje se convierte en el mejor aliado narrativo de la película para mostrarte que es la zozobra de varias generaciones la que está en juego, y entonces, por primera vez y de manera mucho más intensa de lo que hubieras podido imaginar, el problema del rey es tu problema; el film apela a tu mejor identificación emocional y eres como uno de tantos que ese montaje particular muestra en diversos escenarios: preocupado, temeroso, deseoso de algún alivio, aun en la conciencia de los tiempos difíciles e inminentes. Al final de la película, las cosas (lejos de haber terminado) no han hecho sino empezar. En los últimos fotogramas, un elegante giro de tuerca retoma la intrahistoria, con el mismo valor que en esa secuencia de la Lista de Schindler en la que el empresario se toma una copa con el contable, como si así se pudiera fracturar por unos instantes el fundado pesimismo. Un brillo de realización, en forma de primeros planos, remata con acierto la factura.
PSG
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9
7 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
DESDE LA PUNTA DEL ICEBERG
Era Redford. Por eso le dieron el dinero, el mísero dinero para hacer esto. Esto es, sencillamente, una verdadera obra maestra de la dirección de actores. Timothy Hutton o McGovern, ahora que ya no son unos jovencitos, podrán recordar esta cinta como el papel más digno que hayan hecho nunca. Porque, de cuando en cuando, merece la pena ver una película como esta, más que nada porque nos recuerda que los personajes han de tener profundidad, ahora que está tan de moda el cartón piedra, el estereotipo que nos deja igual. Si hubo un tiempo en que los humanos sentían, entonces esta narración pertenece a ese tiempo. Hubo una América triunfal, en la que los ganadores eran unos pocos (como siempre), pero los perdedores eran muchos menos. De esta manera, cabía la posibilidad de transcurrir décadas doradas, no tan desquiciadas, al aroma de Simon & Garfunkel, sin más nostalgia quizá que esa lejana guerra en Europa, en la creencia de que el espíritu de la libertad duradera les acompañaría para siempre. Redford construyó un cuadro de este tipo, formado por una familia ejemplar. Pero dejó un bollo puntiagudo en la tela, por el cual pasamos la mano y nos pinchamos, para descubrir que el éxito material no puede ni enmascarar ni detener ciertos procesos: las personas tenemos afinidades muy particulares, sufrimos cuando las perdemos y aún más en la conciencia cuando nos sentimos responsables, con o sin razón por ello. La realización sigue la regla clásica de permitir a la cámara hablar, esto es, hay un encuadre natural que casi se nos revela solo en el curso de la actuación; sin estridencias de ninguna clase, las escenas cobran tensión solo porque hemos creído a los actores desde el primer momento, así de sencillo. Un fotograma tiene la fuerza que le otorga la credibilidad de los anteriores; pero hoy ya lo hemos olvidado.
PSG
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7
3 de noviembre de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Básicamente es una película de interiores de reducidas dimensiones, con lo que ello comporta: lo importante en este tipo de realización es no forzar los encuadres innecesariamente si no merece la pena, así como administrar bien los primeros planos. Lo cual logra sobradamente. Con todo, el director tiene tiempo de homenajear un poco las carreras de Spacey, Moore y Irons (a través de cortas poses relacionadas con la introversión de sus personajes). La ambientación de la Historia constituye en sí una parábola: todo transcurre, básicamente, de noche, a espaldas de la generalidad. Ahí dentro "ellos"; allá afuera, los otros, los incautos mortales. ¿O no tan incautos? El director tiene tiempo de que el guión sea un poco explicativo en torno al fenómeno económico centro de la trama; pero distribuye tal docencia entre los personajes, con mucha mesura, recalcando las barbaridades cíclicas del sistema; pero nunca obviando que los que sabemos poco muchas veces vivimos de querer aparentar (y eso también sirve a los protagonistas cambiarios). La historia no se recrea en los conflictos éticos personales, sino que simplemente los muestra como posibles, pero endebles en la mayor parte de los casos. Así como tampoco le da demasiado cancha al cinismo, al cual casi le confiere la cualidad de humor perverso. La fotografía es correcta, y el tratamiento de la ciudad como postal la asemeja a un enjambre (lo cual ya es un clásico en cierto cine moderno, solo que en esta trama viene más a cuento). Todos los actores sin excepción solventan sus papeles sin problema alguno, desde la enigmática Moore hasta el esperado Irons. El montaje contribuye a un suspense adecuado que suple la ausencia de un ritmo algo más frenético, el cual se reserva para el último quinto de película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PSG
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7
13 de diciembre de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Y si fueras tú quien está en el lugar de Jane Austen? Este es el modo en que hay que ver esta película. La realización, el montaje, la puesta en escena, los actores... todos estos elementos merecen los correspondientes elogios, tan propios del cine inglés cuando se pone de verdad en plan académico y profesional. Pero, por encima de todo, está la historia: el enfrentamiento entre el amor puro y las convenciones sociales del todo materialistas (con más peso y menos disimulo en aquella sociedad de entonces). Jane Austen se encuentra en medio de esa polémica, que alcanza tanto a su vida pública como a su vida privada. Normalmente, los guiones suelen retratar elecciones de los personajes; sin embargo, aquí nos encontramos con algo más impositivo: la vida elige por ellos; de ahí, lo emotivo, porque podríamos ser nosotros.
PSG
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