*La educación aunque a algunos les pese

Puan más allá de los diálogos ingeniosos y las situaciones más o menos divertidas es una cinta que reivindica lo fundamental de la educación. A pesar de quienes pretenden recortar recursos o maltratar aquellos con los que ya cuenta la ciudadanía. En la película de Alché y Naishtat la universidad parece un refugio. Un lugar en el que la inteligencia es escuchada. Un espacio para el debate y la pregunta. Sin diálogos circulares que no llevan a ningún sitio. Y siempre con el respaldo de pensadores de otros siglos que a veces resultan asombrosamente cercanos.

En este ambiente, la facultad de filosofía sufre la inesperada pérdida de su admirable y genial catedrático. Un tipo admirado por todos que de la noche a la mañana deja desierta su cátedra de filosofía política. Una triste noticia que parece abrir una tentadora puerta para Marcelo (Marcelo Subiotto), su discípulo durante décadas. Un profesor de gran introversión y no excesiva gracia para la palabra pública. El típico perdedor, muchas veces, que aquí nos lo presentan embadurnado en las irrefrenables heces de la simpática criatura de una compañera. Pero para su desgracia al homenaje al catedrático también acudirá Rafael (Leonardo Sbaraglia), otro profesor que también se interesará por el puesto.

*Dos hombres y un puesto

De modo que tras los primeros minutos, Puan pasa a ser una especie de duelo de personalidades. Entre el serio, correcto y muchas veces soso Marcelo y el tipo viajado y egocéntrico que representa Rafael. Dos profesores absolutamente alejados en cuanto a talante que, sin embargo, fueron compañeros de estudios. Aunque la vida parece haberles llevado por caminos muy distintos. Ya que mientras Marcelo se tiene que pluriemplear para llegar a fin de mes. Rafael no para de hablar de sus estancias en distintas universidades de prestigio. Siempre con una conferencia que dar y un grupo de investigación más selecto del que alardear.

No obstante, esa especie de duelo va quedando difuminado para centrarse ya sí por completo en la figura de Marcelo. Símbolo de la congruencia y de la dignidad de alguien incapaz de venderse. No importa que viva en su humilde departamento con su mujer y su hijo. No importa tampoco que tenga que dar clases particulares a una rica que duerme más que escucha. Él vive la filosofía como un lugar de resistencia frente a la feroz vorágine que todo lo devora. Y así seguirá concibiéndola. Con coraje y solidaridad.

*Consciente de su inteligencia, se echa en falta más de Sbaraglia

En definitiva, Puan puede leerse como una comedia inteligente y muy adecuada para los tiempos que corren de gritos y cero reflexión. Una película de guion afinado y repleto de grandes parrafadas con multitud de referencias cultas y precisas. Es cierto que en ocasiones parece demasiado sabedora de su tremenda perspicacia. Y también es verdad que partiendo de un inicio de humor muy físico y desternillante, poco a poco va mutando su tono. Dejando de lado un arma que parecía muy eficaz.

Aunque lo que más puede reprochársele a la cinta es no haber aprovechado a Leonardo Sbaraglia lo suficiente. Su personaje podría haber dado mucho más juego. Ese elitismo académico que representa Rafael pinta tan bien que te quedas con ganas de más. Sin que ello desmerezca, ni por asomo, la magnífica interpretación de Marcelo. En ocasiones totalmente de vergüenza ajena y otras tierno y tremendamente clarividente.

*Conclusión

De modo que Puan es una ingeniosa comedia que reivindica la enseñanza en un momento especialmente delicado para todos los argentinos. Una película localizada en una facultad de Buenos Aires, en la que dos profesores se postularán para hacerse con la cátedra de filosofía política. Dos tipos antagónicos que mostrarán dos formas muy distintas de acercarse al conocimiento. Por un lado el elitista Rafael y por el otro el ante todo digno Marcelo. Con maravillosas interpretaciones, la cinta es una gran opción para combatir la planicie argumental que hoy satura los debates.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta

*Introducción

La dupla de películas que componen Imperio Helado y Más allá suponen un ejemplo completamente acertado sobre como continuar una franquicia años después. Es cierto que en el año 2016 se lanzó un reboot de la franquicia protagonizada por mujeres, lo cual no era una mala idea, pero resultó ser una película fallida, porque en vez de resultar en un paso de antorcha entre los nuevos personajes y los antiguos, suponía una repetición de lo antiguo pero a la vez obviándolo completamente.

Aquí se ha decidido continuar con la historia de la franquicia y cada vez más añaden guiños tanto a las cintas de 1984 y 1989, a la serie de animación e incluso al juego de rol que crearía Sandy Petersen. Por lo tanto, Cazafantasmas Imperio Helado está pensada como una continuación de lo anterior y mientras introducen personajes nuevos, nos cuentan qué les ha pasado a los anteriores, así que como fan me resulta un acierto completamente.

*Sangre nueva, heroísmo nerd

El hecho de que se vayan añadiendo nuevos personajes con diferentes aptitudes metodológicas, supone un completo acierto para el avance de la saga. Ahora los cazafantasmas empiezan a formarse con un equipo aún más multidisciplinar para proteger a la gente de las amenazas del mundo sobrenatural.

Destaca también que buena parte de este heroísmo provenga de empollones, de frikis y de personas con un perfil científico e intelectual que se anteponen ante el peligro para salvar al mundo. También Cazafantasmas Imperio Helado acierta en la construcción de las relaciones de los personajes y en muchas ocasiones en sus motivaciones y búsqueda de objetivos en relación con ser cazafantasmas y el crecimiento como individuo.

Es un acierto el enorme reparto que se encuentran todos muy cómodos en sus papeles. Pero destacaría especialmente en esta película a Mckenna Grace haciendo de Phoebe Spengler, pues hereda el papel de Harold Ramis y lo hace suyo con su particularidad de nerda, sabihonda e incomprendida que debe lidiar con sus problemas de adolescente que no encaja con la mayoría. Paul Rudd también destaca en su papel y se le ve bastante cómodo, pero el conjunto del reparto funciona estupendamente.

*Algunos problemas

Cazafantasmas Imperio Helado tiene una gran secuencia inicial llena de acción y una gran segunda parte donde los personajes investigan esta nueva amenaza. Sin embargo, el clímax conseguido al principio de la película, resulta un poco ramplón en su resolución final. No obstante, Cazafantasmas Imperio Helado en todo momento resulta sumamente divertida y entretenida.

Sin embargo, le quita un poco de satisfacción el clímax un tanto apresurado de la cinta y que no concuerda con el tamaño inmenso de la amenaza que nos presenta el gran villano de esta película.

*Conclusiones

En resumen, Cazafantasmas Imperio Helado es un buen festival de nostalgia, una continuación de una franquicia muy querida y una película de acción y aventuras fantásticas llena de entretenimiento. El problema de esta película sea que suele tener un tipo de público de personas que no van al cine, así que es probable que encuentren a gente escuchando audios desde su móvil o con el brillo de su teléfono emitiendo más luz que la batseñal. Pero no dejen que estos inconvenientes les quiten las ganas de disfrutar de una película muy interesante y apta para fans de la franquicia.

Escrito por Juan Carandell Rojo

*La humanidad es más grande que sus líderes y héroes…

Este 15 de marzo era estrenado el último capítulo de la que sin duda será - y es- una de las grandes series limitadas del año. Apple TV+ sigue con su estrategia de crear un gran catálogo a base de superproducciones (como ya hemos visto con Napoleón o Los Asesinos de la Luna Nueva) y en esta ocasión han sido los productores de este espectacular retrato de la guerra aérea en la Segunda Guerra Mundial. Con 250 millones de dólares de presupuesto, un gran equipo artístico y un reparto plagado de estrellas, esta serie lo tenía todo para postularse como una de las mejores producciones bélicas de los últimos años, como en efecto ha hecho.

Espectacular y emotiva, Los amos del aire mantiene un perfecto equilibrio entre lo que debe cumplir como serie bélica y unas conmovedoras historias humanas, que sabe encajar estos dos paradigmas de manera excelente mientras se nos relatan las epopeyas de un valiente grupo de aviadores. Como una vez dijo Nelson Mandela: "La verdadera fraternidad se demuestra cuando nos apoyamos mutuamente en las horas más oscuras."

Y es que ese es el mensaje último de Los amos del aire y el motor que hace que los sucesos se desencadenen. ¿Qué nos empuja más al abismo que la destrucción de lo que amamos? ¿Qué nos empuja más a la barbarie que la muerte? ¿Por qué aparecería luz en la más profunda oscuridad? El impredecible carácter humano es el responsable de responder a estas preguntas, que de manera sobrecogedora nos hacen ver de lo que el ser humano es capaz en tiempos adversos, tanto para lo bueno como para lo malo. Un grupo de jóvenes provenientes de todas partes de los EUA deberán surcar los cielos a lomos de un B-17, un colosal bombardero creado para arrasar todo a su paso.

*… y más grande que sus enemigos y detractores

Los valerosos aviadores son magistralmente interpretados por un reparto contundente y creíble. Austin Butler y Callum Turner representan a dos complejos personajes, que tras una máscara de severidad, se ocultan dos hombres que lo único que intentan es salir lo más enteros de una guerra donde lo que menos hieren son las balas. Anthony Boyle y Raff Law nos harán ver la otra cara de la moneda, aquellos que esperan la vuelta de quien es enviado al mismo infierno. Unos protagonistas muy bien definidos crean unos arcos de personajes satisfactorios y reales que nos hacen ver el reflejo de la guerra en el alma humana.

La narrativa es temporizada por las diferentes misiones que deben ejecutar los aviadores, donde arriesgaran sus vidas en unos combates visualmente espectaculares. No es una exageración decir que las batallas aéreas son técnica y artísticamente colosales, haciendo que nos adentremos completamente en el conflicto y sintamos una gran tensión en cada maniobra que realizan los pilotos. Sea cual sea el objetivo del bombardeo, el espectador siente realmente la importancia del escuadrón y el heroísmo que los impulsa.

Más que presenciar una batalla como si de un documental se tratase, la dirección de Cary Joji Fukunaga o Anna Boden, (entre otros) crean un contraste entre la constante sensación de peligro y la confianza de los tripulantes, que hace que aunque la misión llegue a buen puerto o no, todos se conviertan en auténticos héroes patrios. Cada capítulo de la serie es envuelto por un aura de camaradería que solo puede ser alcanzada cuando la muerte mira a uno directamente a los ojos. No les une la sangre de la familia, les une la sangre de aquellos por los que luchan y por los que lucharon.

*Conclusión

Los amos del aire ha llegado para postularse como una de las mejores miniseries del año, que resaltando en todos los aspectos -artístico y técnicos, nos trasladen como pocas obras a los cielos europeos en plena SGM. El honor, el coraje y la hermandad protagonizan una de las producciones más destacables de 2024, que además crea un paradigma de cómo hacer funcionar una serie comercial sin caer en la banalidad, manejando un perfecto equilibrio entre la espectacularidad militar y humana.

Escrito por Mario Peña Pérez

*Ser más lista que el hambre, o intentarlo

Quien nunca se haya visto arrollado por las crudas y firmes tendencias sociales, que tire la primera piedra. La fe ciega que la sociedad profesa en las dietas y el régimen es un problema muy actual. Aunque muy antiguo también. Y esto es algo que Hausner contempla perfectamente.

El culto nutricional de Club Zero es un digno heredero de la histeria colectiva en los 2000 con la dieta Dukan y sucedáneos, la homeopatía y sus milagros y la contundencia y peligrosidad de las cuentas del Tumblr de 2014 sobre Ana y Mía —ahora también en Twitter, de momento no hay generación que se salve del machaque físico y emocional impuesto—. Con ecos de la agitación por el realfooding, el contar calorías, el culto al cuerpo y el marketing nutricional (las cajas de té con su cara, buen punto), la película sabe de lo que habla.

La premisa es bien potente, una nueva profesora (Mia Wasikowska) imparte la asignatura de "alimentación consciente" y, a partir de ahí, sus alumnos entrarán en una espiral autodestructiva que traerá consecuencias irresolubles para ellos y sus familias. El problema, quizá, es que la película no va más allá de esta idea.

Hay ciertos intentos de expandir la trama e introducir elementos tan o más relevantes que enriquezcan la narrativa. Es el caso de la madre que también sufre bulimia, la que constantemente comenta negativamente el físico de su hija o el que acepta como válida cualquier práctica porque ha leído en internet que está bien. Se puede observar que la directora entiende el componente social de los trastornos alimenticios y la cultura de las dietas. Desgraciadamente, no le da el mismo peso que al factor sectario. Además, parece que en su discurso acaba aglutinando razones de peso como la preocupación por el cambio climático junto a afirmaciones impostadas que carecen de sentido alguno. Así, el discurso pierde fuerza y sentido. La ironía y el humor, por su parte, son componentes importantes de la cinta. Es una pena que no se puedan llegar a apreciar del todo correctamente.

*El 'efecto rebote'

Club Zero sigue la línea estética que más interesa a Hausner y que siempre ha mantenido constante durante toda su filmografía ('Little Joe', 'Loving Rita'...) Es, sobre todo, el caso de los movimientos de cámara (zooms principalmente) y del color, por una parte atractivo y llamativo, pero también repetitivo al no mostrar una consonancia directa con el discurso.

A medida que avanza la trama, la película va progresivamente a menos. La acción es repetitiva y parece entrar en un bucle, no va más allá de lo que se presenta en la primera parte. Hay una escena de lo más interesante que podría haber transformado la película si se hubiese seguido por semejantes derroteros —sí, hablo del nauseabundo manjar—. Sin embargo, Hausner dejó este componente como una secuencia anecdótica y no contempló explorar más en esta incursión en el terror y el asco.

El suspense está bien construido por la trama y los efectos de sonido y visuales. Aunque se pierde por el camino, llega a buen derrotero. El final no es lo más satisfactorio. De hecho, es un tanto previsible, pero funciona. El argumento parece que va a desembocar en alguna situación de este tipo desde los primeros veinte minutos de película. Pero aporta un cierre interesante ya que abre más interrogantes de los que cierra y, teniendo en cuenta que los protagonistas son niños, supone una más que justificada e irónica preocupación manifiesta sobre el futuro de la sociedad en materia de salud y nutrición.

*Conclusión

Jessica Hausner dirige una película con un trasfondo social de actualidad y de relevancia. No obstante, podría haber hilado más fino. La trama es un tanto repetitiva, hay una superficialidad ilógica en el tratamiento de algunos de los temas y el humor no es lo suficientemente relevante. Aún así, las actuaciones son convincentes y adecuadas. En especial, y sin desmerecer al quinteto más novel del reparto, Mia Wasikowska destaca como una profesora de carácter rígido, devoto y perverso. Por su parte, Florence Baker, Luke Barker, Ksenia Devriendt, Gwen Currant y Samuel D Anderson defienden a la perfección la conflictiva edad en la que se encuentran, la falta de atención que poseen sus personajes y la necesidad de ser escuchados.

Club Zero es una interesante incursión en el mundo del culto al cuerpo y las estafas nutricionales. Pero también habla sobre la tradición y tendencia la crítica corporal, la problemática de los padres para comprender y ayudar a adolescentes. Así como la facilidad de persuasión tanto en niños como en adultos, el sectarismo y la falta de información generalizada sobre determinados temas. Es un sugerente y atractivo lienzo repleto de brochazos demasiado gordos. Ojalá hubiese sido más coherente con todos sus componentes. Ojalá hubiese ido más allá de la metáfora inicial. Y, sobre todo, ojalá hubiese profundizado más en las causas de la adherencia a este tipo de prácticas tan nocivas.

Escrito por Ana Aliaga Díaz

*Introducción

El conflicto de Irlanda del Norte, conocido en inglés con el eufemístico nombre de "The Troubles" fue una larga y sangrienta lucha, a medio camino, entre las actividades terroristas y la guerra de guerrillas. Donde se enfrentaron el IRA (Irish Republican Army) junto con sus diferentes facciones al gobierno del Reino Unido, este a su vez apoyado por diferentes grupos unionistas de carácter paramilitar. En definitiva, un suceso complejo, largo, dramático y completamente sangriento que ha dejado en Irlanda del Norte y en el resto de la isla una profunda brecha.

En este marco se nos presenta a Finbar Murphy (Liam Neeson), un ex asesino profesional. Que, hastiado de la violencia, ha buscado una nueva vida en un pueblo alejado de toda la violencia y del conflicto político que asola el país. Su nueva tranquilidad se verá truncada cuando llegue a la remota localidad Dorieann y su banda, huyendo de un atentado fallido. Obviamente, los problemas están más que garantizados.

*Odios eternos en una isla pequeña

Un rencor y un odio atávico parecen ser los dos principales motores que mueven Tierra de Santos y Pecadores. Aunque el conflicto político aparece de fondo, las actuaciones y motivaciones de los personajes se basan más en lo visceral, en lo más profundo de las entrañas que en los cálculos políticos a la hora de actuar. Esto nos muestra una dimensión mucho más íntima del conflicto y también nos muestra una variedad de sueños y deseos frustrados que no llevan a ninguna parte.

De la película, más que la tensión en sí misma, que puede resultar previsible en muchas ocasiones, lo que más debemos destacar de esta es su reparto. Desde un estupendo Liam Neeson en un papel muy en su línea en el que se le ve completamente cómodo. Debemos destacar también a un Jack Gleeson irreconocible y distanciado de su papel estrella en Juego de Tronos, con un más que acertado papel de adlátere del héroe principal de Tierra de Santos y Pecadores.

Kerry Condom brilla con luz propia en su papel de antagonista, poniendo énfasis en una actitud dura, despiadada y dispuesta a todo hasta las últimas consecuencias. Me gustaría destacar también la comedida actuación de Colm Meany, al cual podemos elevar al podio del secundario de oro dentro de los actores que nos ha dado la Isla Esmeralda. Como curiosidad, junto con la cinta irlandesa Marlowe aparece Meany compartiendo pantalla con Neeson. Y si, quienes ven estas obras son fans de Star Wars y de Star Trek, disfrutarán en ambas cintas de ver a estos actores compartiendo plano. Ya que ambos han realizado papeles muy icónicos en estas sagas, Neeson como el jedi Qui-Gon Jinn y Meany como el jefe Miles O´Brian. Así que el guiñito nerd queda asegurado.

*Conclusiones

Aunque un tanto típica y un tanto tópica, no deja de ser una cinta entretenida, breve e interesante. Lo que más destaca por encima de todo es el conjunto de actores y los paisajes de Irlanda, que son una auténtica gozada. También sus escenas de acción son crudas y efectivas. Así que en conjunto se queda una película interesante, de fácil acceso y que aunque no profundice mucho más y tenga unos cuantos clichés, funciona y da lo que promete.

Escrito por Juan Carandell