Variante de las películas de casas encantadas, que se sale un poco de las líneas típicas de los films congéneres y profundiza algo más en el porqué de la maldición.
La pericia del fantasma para atraer a sus víctimas hasta un final pensado años ha, y el juego de paradojas temporales y existenciales que da el verse a uno mismo convertido en fantasma, la hacen un film un pelín más pasable que sus semejantes.
Pero, a pesar de crear inquietud en algunas escenas (aquella en la que la protagonista se esconde de "su" espíritu en un armario), no llega a enganchar y, pesar de ser corta, se hace aburrida en su parte final.

Film bastante entretenido y ocurrente, aunque no tanto como otros de la productora, especialmente porque pierde fuelle pasando el ecuador, a pesar de tener un final nuevamente interesante.
A destacar: el genial realismo de los "dibujos" (esto ya no es noticia con Pixar de por medio), los vertiginosos movimientos de cámara en los primeros devaneos del roedor, y la estupenda creación del crítico de cocina, el Sr. Ego, con una magistral referencia final del histórico momento literario de Marcel Proust y su magdalena.

Poco bueno se puede decir de este film que repite los clichés y esquemas de tantas otras películas de terror de poca monta.
Predecible y sosa, con interpretaciones de telefilm.
En resumen: sota, caballo y rey.

Tercera entrega de la trilogía más famosa el cine reciente tras "El Señor de los Anillos". La que nos ocupa cierra las historias pendientes en la segunda parte, formando casi una sóla película entre las dos.
Ésta es quizá la cinta con un guión más denso, tal vez en exceso, ya que revolotean por él una maraña de pactos, traiciones, alianzas y ajustes de cuentas en los que no es difícil perderse si no se está atento.
Johnny Depp, ya para siempre Jack Sparrow, pierde un algo de protagonismo en virtud de los otros muchos personajes con un peso especial para la trama.
Los efectos especiales siguen siendo espectaculares, remarcando especialmente tres escenas: la llegada del barco a la catarata del fin del mundo, la increíble escena del navío boca abajo, y la lucha final en mitad del remolino.
La acción pasa hábilmente de un punto de importancia a otro, de ahí que el film no se haga largo a pesar de rozar las tres horas.
La música sigue siendo imprescindible para cualquier amante de las bandas sonoras.

Una vez más, Al Pacino se pone en el papel de un mafioso (en este caso puertorriqueño) y muestra, aunque de modo más comedido, todo su saber para este tipo de personajes.
Esta vez la intención del ex-criminal es alejarse de todo lo ilegal, pero debe meterse en ese mundo que tanto desea abandonar, muy a su pesar. La traducción del título es bastante acertada, pues resume el tema principal del film, hasta su final, que a pesar de anunciársenos desde el primer fotograma, no deja de impactar por su ironía y paradoja.
La escena más destacable del film es la intensa persecución final por entre las estaciones de metro y ferrocarril. Lo malo es que esto llega tras unas dos horas con demasiados altibajos.
Mención especial para la banda sonora, tanto incidental como las cuidadas canciones de los 70 escogidas.