Entretenida producción con un presupuesto de alguien que no va descalzo. Sigue la línea de películas de Guy Richie, Martthew Vaughn, que tiene ya un estilo propio y que puede presumir de haber dirigido las películas de Kingsman, un punto y aparte en las películas de acción y de espías.
Pues con esa carta de presentación, recluta a un reparto de primeras espadas para su hasta ahora última película.

Bruce Dallas Howard que hace años ha demostrado que es mucho más que la hija enchufada de su famoso padre, protagoniza con solvencia esa producción con la ayuda de uno de los mejores actores de la industria del celuloide. Sam Rockwell es capaz de levantar esta comedia y crear una química interesante y divertida con la protagonista.
Henry Cavill es el actor de moda y con un peinado tipo Jim Carrey en Yo, yo mismo e Irene, aporta risas y entretenimiento en esta película.
Dos veteranos dan calidad a la cinta, Catherine O´Hara y Bryan Cranston, son suficiente motivo para verla.


Al final decae y flojea, pero cumple su misión de entretener al respetable.

Lo de entrenar a un cualquiera para ser un asesino profesional es uno de los temas mas recurrentes del cine de espías, esta película no aporta absolutamente nada excepto por ver a Michael Keaton trabajando.

El protagonista y sus motivaciones son absurdas y no sostienen el argumento, pero el villano y sus cuitas rozan el ridículo, la película se basa en un renegado que se queja como una niña porque su mentor le decepciono.
Cuando el esqueleto de la historia es un absurdo, una buena puesta en escena, una estrella del celuloide, unas caras guapas no salvan una película, ni justifican una inversión, o igual si, es un entretenimiento sin pretensiones y era lo que en los años ochenta se quedaba al fondo del videoclub cogiendo polvo.

Lo cierto es que cada año se hacen miles de películas y la gran mayoría para consumo televisivo que nunca ha tenido intención de estrenarse en un cine. A los corrales

Olvidable película de aventuras, una versión más de la novela de Alejandro Dumas, explotada hasta la saciedad, hay al menos cuarenta películas sobre los tres mosqueteros. Esta es una mas si no fuera por los secundarios. El protagonista se hizo famoso en Anatomía de Grey y no ha vuelto a hacer nada destacable, en mi opinión no era el actor adecuado para esta producción. La única película en la que Justin Chambers ha sido cabeza de cartel.

Pero, por el contrario, Stephen Rea, Catherine Deneuve y Tim Roth en estado de gracia, hacen de este subproducto un film que merece la pena ver.

Demasiado circense el director rebusca en el cine de aventuras de las películas de piratas de Burt Lancaster para ofrecer un espectáculo de acrobacias y especialistas saltimbanquis.

Volviendo a Mr Tim Roth, interpreta un papel parecido al que hizo en Rob Roy, no tan buen personaje, pero suficiente para dar calidad y empezar el siglo con esta película de aventuras que cumple la función de entretener, pero poco más.

Una de las mejores películas sobre coches que recuerdo. Una historia real sobre la historia del automovilismo, una rivalidad empresarial que nació de un ataque de testosterona que cambio el destino de dos marcas de coches.

También y no menos importante, cuenta la historia de un hombre extraordinario, un piloto cuya vida es lo que nos cuenta esta producción. Ken Miles, un hombre que dedico su vida a lo que mejor sabia hacer, llevar un coche al limite de velocidad y ajustar la macchina con una escrupulosa meticulosidad.

Aquel tipo tan extraordinario lo interpreta brillantemente Christian Bale, que, con su nombre de gitano, es uno de los mejores actores vivos y sin duda el mejor de su generación.
Además, le acompaña Matt Damon, que cada día me sorprende más con sus camaleónicos trabajos, es capaz de ponerse en la piel de quien se propone, Bale también lo hace, pero sin duda Matt Damon elige muy bien sus proyectos y tiene una carrera sorprendente.
Pero los otros protagonistas son los coches, leyendas también, para los amantes de los coches clásicos esta película es una absoluta delicia, ver los Ford como consiguieron de la nada, dominar una competición donde Ferrari era la escudería dominante.

Hay competiciones deportivas en algunas disciplinas, que tienen algo especial, pues en el mundo del automovilismo, Le Mans tiene aura especial y es algo más que una competición para un ranking de puntos anual, el prestigio es más importante que la victoria y esta película es una buena prueba de ello. Este film, esta historia real tiene un mensaje claro, a la victoria es menos importante que la integridad y que el prestigio. Todo el mundo se acuerda de quien fue Ken Miles, su rival a batir en el circuito de carreras no eran los otros pilotos, eran los tipos de corbata, era el poderoso caballero Don Dinero, gente que solo tenia dinero y poder fueron los rivales de este super serie.

El talento natural vs gente sin talento. Espectaculares las escenas de coches clásicos rodadas con la tecnología actual y lo último en efectos especiales, pero me quedo también con la escena de Ken y Mollie bailando.

Final de una trilogía extraña y atípica que se inventó M. Night Shyamalan. Casi veinte años ha tardado este director en dar forma a este ambicioso proyecto, una historia de superhéroes que no llevan trajes, una lucha entre el bien vs el mal. No me apasionó ninguna de las tres, todas tienen algo y merecen la pena, por supuesto un reparto de primeras espadas ayuda bastante para que la producción tenga éxito. Bruce Willis y Samuel L. Jackson son valores seguros, la mejor valorada de las últimas películas que rodo Willis antes de retirarse.
Pero el que lleva el peso interpretativo desde la segunda película, es James McAvoy en un papel de psicópata con personalidad múltiple, sin duda se luce dando vida diferentes personajes y es en mi opinión el atractivo de esta serie de películas.

El tema de las instituciones mentales da mucho juego y siempre resulta interesante, los hospitales siempre dan miedo. Al final no tengo claro si tienen superpoderes y porque o estan super locos.