Antes los libros infantiles y juveniles venían con láminas e ilustraciones, ahora -dentro de poco- vendrán con el dvd de la película, que más o menos es lo mismo: una versión abreviada y dependiente del texto, sin autonomía y sin sentido propio. O sea, que esta película no es recomendable para quien no haya leído la novela que, por otra parte, es una de las más flojas de la serie (la Rowling, como Homero, también se echa sus cabezaditas).

Respecto a la película, además de lo dicho (que es aplicable al resto de la serie), pues ya se sabe: muchas pesadillas y sobresaltos sudorosos en la cama de Potter, mucha tormenta, mucho susurro con voz tenebrosa, mucho internado gótico, etcétera, lo de siempre. Como en las visitas a una prima con niños a los que vemos de Pascuas a Ramos, la mayor novedad es que los niños crecen y están hechos unos hombrecitos. Por lo demás, el mundo mágico está muy mal organizado, su sistema político y judicial es todavía peor que el nuestro (que ya es decir), por no hablar de los medios de comunicación o del sistema educativo (demasiado blanda es la Umbridge en sus intentos de reforma del colegio). Aparte, la comida en Hogwarts sigue siendo una porquería, con mucho abuso de la bollería industrial, ¿aquí no hay Consejo Escolar ni Asociación de Padres que controle los menús? Se ve que no.

En resumen: absolutamente prescindible, salvo que uno sea fan de las novelas (aquí, como hemos dicho, el amor por el cine es lo de menos).