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Voto de Macarrones:
7
Drama A Romain, un joven fotógrafo de moda, gay, egocéntrico y arrogante, le diagnostican un cáncer. No hay ninguna esperanza de curación. Su primera reacción es descargar su ira sobre sus padres, su hermana y su novio, al que expulsa del piso que comparten. Ninguno de ellos conoce la razón de su conducta... (FILMAFFINITY)
6 de julio de 2006
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que los franceses, agotado el filón del adulterio, han inventado un nuevo género cinematográfico: la enfermedad de los chicos monos. El patrón es este: al protagonista (que ha de ser guapo y, a ser posible, gay, valga la redundancia) se le diagnostica una enfermedad incurable e inmediatamente se le agría el carácter y se pasa el resto de la película haciendo putaditas a familiares y amigos, adelgazando y enfeeciendo de forma muy estilosa (es una película francesa, no lo olvidemos).

Más o menos esto es lo que se cuenta en "Mi hermano" de P. Chereau, "Las noches salvajes" de Collard y esta de "El tiempo que queda" de Ozon, pero seguro que hay más.

Tratando un asunto tan conmovedor, hay que ser muy bruto para que te salga una mala película. La de Ozon no lo es. Sobria, contenida, sensible, le sobra alguna recreación infantil (yo creo que Ozon, como el protagonista, odia a los niños: las escenas en las que aparecen suelen ser muy bobaliconas); también sobra -me parece a mí, vaya, que soy el último gusano de la tierra, oh, dioses del cine- el muy chirriante personaje de la abuela, donde una desfigurada Jeanne Moreau nos demuestra que las operaciones de cirugía estética son peores que el cáncer.
Macarrones
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