Hacer una gran película de terror seguramente sea una labor difícil y más si la temática y argumentos ya han sido plasmados con anterioridad, lo cual aún lo hace más difícil, sobretodo en originalidad. No obstante, y si bien es cierto que enseña y explica más que su antecesora, puede que sea uno de sus defectos. Precisamente y a mi modo de ver, EL PROYECTO DE LA BRUJA DE BLAIR la hacía tan enigmática e interesante por lo que no llegaba a enseñar.
Por otro lado, el excesivo movimiento de la cámara en mano puede pasar de ser beneficioso a ser un coñazo para el espectador (sabemos que muchas veces van corriendo, pero se puede disimular un poco más, un poco como en REC). El señor Adam Wingard debería saber que eso no provoca más miedo ni terror al espectador, solo confusión.