Desde niño la ciencia ficción me ha fascinado, películas de este género que marcaron mi vida son: VIAJE A LAS ESTRELLAS, LA GUERRA DE LAS GALAXIAS, LA MOSCA, PARQUE JURÁSICO, EL EXTERMINADOR I Y II, entre otras, de hecho creo y me atrevo a afirmar que la vida es ciencia ficción, Maya (ilusión), porque las cosas en este universo se salen de lo meramente material, existen fenómenos físicos como la sincronicidad, ¿porqué durante la V versión del festival Intravenosa donde estreno mi cortometraje EL COLIBRÍ Y LA FLOR, termino haciendo una crítica para la Red Colombiana de Gestores Y Creadores Culturales a la película de clausura del festival titulada EL COSMONAUTA de Nicolás Alcalá, cuyo logo es un colibrí, y también el programa espacial en el que se basa la trama es apodado Kolibri? Lo sostengo, este mundo es pura y física ficción.
El viaje a mundos “imposibles”, a lugares que se alejan de lo cotidiano, el transformarse en otros humanos, en animales o cosas gracias a la ciencia, siempre me ha maravillado, y desde luego un cosmonauta ruso que viaja a la luna y de vuelta a la tierra cae en una realidad paralela no es para mí la excepción, nunca imaginé que el cosmonauta retornase al mismo lugar pero años después, sin humanos, solo con animales y naturaleza, pero donde el derruido rastro del tiempo está presente en las construcciones y todas las demás invenciones del hombre, y que aún así la vida continuara para los que lo enviaron al espacio durante de la guerra fría (por cierto en la fotografía de la película predomina esta misma temperatura de color).
El arte de la película tiende a los tonos pasteles, el sonido es impecable, el ritmo de la película es un poco lento, no tanto como el de Solaris de Andréi Tarkovski (referencia obligada de la película), pero si cae por momentos, tiene algunos planos demasiado largos, contemplativos, sin mucha acción dramática, la película es en general un poco plana, generando así distracciones que dan tiempo para comer papas fritas y sorber un poco de gaseosa (aunque esto le moleste a algunos por su discurso anti consumista), sin embargo este ritmo es algo que agrada a otros, a mí en cambio me hace reacomodarme en la silla, aunque la historia logra mantener a los espectadores dentro de la sala, esperando una resolución al conflicto que efectivamente nunca llega, puesto que no hay final, sosteniéndose así la hipótesis de que las cosas nunca empiezan y nunca terminan, algo así como el uróboros (la serpiente que muerde su propia cola). En la historia no existe el pasado como algo fugaz sino que existe el tiempo presente todo el tiempo en todos los tiempos, como realidades conjuntas que acontecen aquí y ahora.
Las actuaciones son convincentes, impera el naturalismo como género, la coprotagonista se sumerge completamente en su papel y nos transmite la “perdida” de un ser querido, otra cosa interesante es que los actores son muy bellos físicamente, sobre todo cuando deciden nadar en tangaloneta negra en la piscina de las instalaciones de la base espacial. No entiendo porqué el protagonista habla en italiano al comienzo ¿será porque la “carrera espacial” era algo que le incumbía al mundo entero? Otra cosa curiosa es que la película sea hablada en su mayor parte en ingles, sobretodo porque los personajes son rusos que viven en su país natal, eso es como poner a los argentinos a hablar en inglés en Argentina durante la guerra de las Malvinas, además el director de la película es español, claro que astronautas rusos hablando de coño que te cagas tío es todavía más raro, creería que esto se debe a que el inglés es “universal” y gracias a Hollywood estamos acostumbrados a ver hasta a los chinos hablando como gringos, también debe ser más fácil dirigir a los actores en ingles (un idioma que el mismo Nicolás Alcalá supongo debe dominar) y no en ruso para lo cual hubiese necesitado un intérprete y más plata para la producción. Digo esto como un espectador que solo vio la película una sola vez durante la clausura del festival Intravenosa 2013, por lo cual puedo equivocarme en muchas cosas.
Lo más maravilloso de todo, es la estrategia de financiación de la película, el micromecenazgo conocido en inglés como crowdfounding. En mi opinión una película en la que más de 5000 personas son pequeños inversionistas de la misma ya es de por sí un éxito, en este caso el éxito de la película no puede medirse por la taquilla, puesto que Internet es la más importante de sus plataformas tanto para la distribución como para la exhibición, y desde luego la recaudación de fondos. Éste largometraje de ficción es pionero del micromecenazgo, y ya por eso parte la historia del cine sin importar cuánto le guste o no la película a la crítica. Nicolás Alcalá es indiscutíblemente un visionario al igual que James Cameron, Georges Lucas o Steven Spielberg, hablo por sus avances dentro de la industria cinematográfica, teniendo en cuenta que el primero ideo Imax, al segundo se le atribuye el primer largometraje de ficción grabado en cine digital, y al tercero el record de taquillas, además de su importancia por ser la primera película en adelantarse a la clonación, tres años después del estreno de PARQUE JURASICO nacería la oveja Dolly. Por todo ésto la revolución de Nicolai (como se llama el protagonista de EL COSMONAUTA) es para mí ante todo una cuestión económica y ciberespacial.

P.D. La página de la película la rompe (elcosmonauta.es/), se pueden descargar el guión original en ingles y en español, el guión de montaje, también las referencias literarias, visuales y musicales a la hora de escribir el guión y planificar la película, bueno y muchas cosas más ¡recomendadísima! Creo que El COSMONAUTA es una película que hay que ver, visitar, estudiar y escuchar (la música de los créditos es fantástica).



Luis Gabriel Velásquez