Película de 1963 que proyectada a la actualidad nos deja una amarga sensación de desazón y amargura, pues vemos como nada ha cambiado en la lucha por la reivindicación de las luchas obreras en algo más de un siglo.
La historia ambientada en el Turín de fines del siglo XIX y protagonizada por un grupo de trabajadores que intenta cambiar sus condiciones de vida y de trabajo, determinadas por una jornada laboral de más de 14 horas diarias, sin descanso, y en un clima de miseria y degradación típicas de los años de la segunda revolución Industrial europea. A quienes nos gusta el cine nos llena los ojos por su calidad y por el tratamiento de una problemática social no resuelta y reproducida hasta los tiempos actuales por el sistema capitalista que ha sabido reinventarse para seguir explotando a las masas.
La película es impecable tanto en sus actuaciones como en su ambientación de época. Por lo demás…ver al gran Marcello Mastroianni siempre es un placer.