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Voto de Naroa Lopetegi:
9
Thriller. Drama Antoine y Olga son una pareja francesa que se instaló hace tiempo en una aldea del interior de Galicia. Allí llevan una vida tranquila, aunque su convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían. Un conflicto con sus vecinos, los hermanos Anta, hará que la tensión crezca en la aldea hasta alcanzar un punto de no retorno.
12 de noviembre de 2022
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
ARGUMENTO
Antoine y Olga dejaron la vida urbanita que tenían en Francia, y se instalaron en una aldea perdida en un monte de Galicia, para dar rienda suelta a su ecologismo y su espíritu naturista cultivando la tierra. Su idílico retiro, sin embargo, no agrada a sus vecinos, frustrados por la tenaz negativa esos “los gabachos” a aceptar la venta de las tierras de la aldea a una compañía eólica noruega que pretende llenar el monte de molinos.

DESDE MI PUNTO DE VISTA
Ha transcurrido más de la mitad del (largo) metraje de ‘As bestas’ cuando llega LA escena.
Antoine aborda a Xan en la taberna de la aldea, y le dice que no puede negarse a que le invite a beber. Los dos antagonistas, con Loren como testigo, protagonizan una conversación electrizante, con poderosos argumentos de uno y otro lado, rodada en plano secuencia con la cámara inmóvil, iluminada tenuemente… Al final, los hermanos hacen mutis por el foro, allá al fondo, sin que la charla haya servido para acercar posturas, sino todo lo contrario, deparando una amenaza que queda en el ambiente, y que pronto descubriremos en qué se sustancia. Cuando acaba la secuencia, no solo la he disfrutado intensamente, sino que he sido consciente, en vivo y en directo, de que estaba gozando de unos minutos de esplendor cinematográfico.

Hasta entonces, las cuitas de la pareja francesa y los hermanos aldeanos me estaban resultando interesantes, atrapando toda mi atención, e intrigándome. Pero tampoco puedo decir que estuviera elevándose mi espíritu espectador. Es esa escena la que, además de erizar mi piel, transforma mi actitud contempladora, y me coloca en un estado de postración. De ahí en adelante, me abro en canal para absorber todo lo que procede de la pantalla, y gozo por igual con el desenlace de la primera parte de la película, la masculina, y con ese segundo episodio que empieza a continuación, tras una fantástica elipsis que llena de nieve el poblado, y transfiere el protagonismo al elenco femenino. Así, cuando el primerísimo primer plano de Marina Fois precipita la aparición de los títulos de crédito, me queda un sabor de boca magnífico.

Le concedo mucho mérito a tan buen balance, porque mi sensibilidad está muy alejada de las agrestes localizaciones en que transcurre la trama. Ni por todo el oro del mundo me trasladaría yo, como hacen Antoine y Olga, a ese culo del mundo en que ellos alcanzan la plenitud.

De hecho, y por mucho que el tándem Peña-Sorogoyen, que una vez más escriben el guión a 4 manos, sitúe la historia en un monte galaico, y todo esté teñido por la idiosincrasia de ese escenario y sus gentes, encuentro en muchas de las secuencias una traslación universal, una descripción de las relaciones humanas que perfectamente podría darse en otros contextos nada rurales. Por ejemplo, la furiosa diatriba que protagonizan Olga y su hija en la cocina, ese intercambio de golpes que parecen dejar noqueadas a ambas varias veces, aunque siempre se levantan de la lona para contraatacar, no puede circunscribirse bajo ningún concepto a la particularidad concreta de que la madre esté en una aldea, y la hija quiera llevarla de vuelta a la civilización urbana. El combate dialéctico enfrenta a dos generaciones, y salen a colación elementos totalmente extrapolables a una pugna entre madre e hija de cualquier extracción social, cultural o geográfica. Y lo mismo cabe decir de la intolerancia que muestran los autóctonos ante el derecho a opinar de los foráneos (sobre todo si éstos son discrepantes), de la solidaridad entre mujeres más allá de los ciscos que hayan armado los hombres…

Con ‘As bestas’, definitivamente entierro mi hacha de guerra con Sorogoyen, a quien no acompañé en su halagado debut con ‘Stockholm’, por lo que le conocí con su segunda película, ‘Que dios nos perdone’, de cuyo visionado salí presa de gran amargura, habiendo pasado un muy mal rato. En realidad, recuerdo perfectamente que tuve un severo disgusto aquella tarde, que estaba en Madrid, y decidí irme al cine tratando de evadirme. Era tal la puñalada personal por la que sangraba, que cualquier película que hubiera visto estaba condenada al fracaso; pero es que la temática elegida por Sorogoyen, la atmósfera que lo rodeaba todo, el nulo respiro que ofrecía… terminaron saturándome, y le juré odio eterno a ese director psicópata. Sin embargo, no pude resistirme a su siguiente propuesta, ya que retrataba los años de corrupción política en España al calor del ladrillo; esta vez lo pasé mucho mejor, pero encontré exageradas las unánimes críticas positivas que leí, no me pareció que fuera la cosa merecedora de tamaños elogios. Con ‘Madre’, su siguiente largometraje, mi predisposición era ya muy favorable, porque había visto el corto antecesor, y me había encandilado; lo que no me esperaba es que incluso saliera con mejor cara del largo, en lo que ya fue una primera pipa de la paz con este director tan valorado. Tras ‘As bestas’, quedo a un paso de sumarme al ejército de fans que le idolatran. Si su siguiente obra mantiene el nivel, me alisto.

No puedo concluir mi comentario sobre esta película sin hacer mención a un actor que, una vez más, logra transmitirme muchísimo. Entiendo que su físico, su voz, su historial… le dificultan acceder a determinados papeles, pero mi admiración por el talento de Luis Zahera no deja de incrementarse cada vez que lo veo actuar. Por curiosidad, he repasado su filmografía, y compruebo que son ya 12 las interpretaciones suyas que he podido calibrar (antes de ésta, las de ‘Mientras dure la guerra’, ‘El reino’, ‘La zona’, ‘Que dios nos perdone’, ‘El padre de Caín’, ‘El desconocido’, ‘A cambio de nada’, ‘La playa de los ahogados’, ‘Combustión’, ‘Invasor’, ‘23F La película’ y ‘Celda 211’), y no le recuerdo ni un solo pinchazo. ¡Goya de honor para él!

https://alliayeraquiahora.wordpress.com/2022/11/12/critica-de-cine-as-bestas/
Naroa Lopetegi
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