Para Ken Loach no existe algo llamado marco histórico. Le da igual hacer una película de la Guerra Civil Española, de la guerrilla sandinista o de los problemas sociales de los parados en la Inglaterra actual. Evidentemente "El viento que agita la cebada" no iba a ser menos, como siempre el Sr. Loach divide sus personajes en buenos muy buenos y malos malísimos. Y lo peor es que toma partido por unos sin rubor alguno.

Es esta visión maniquea y sesgada es lo que desmonta esta, por otra lado ágil y bien filmada, película. Y es que uno no puede tomarse en serio nunca la historia cuando no se ve atisbo alguno de reflexión y de autocrítica. Los actos de los "buenos" son siempre justificables en nombre de la supuesta opresión que sufren ( que no digo que no existiera, pero es que está hiperbolizada en grado sumo), mientras que las motivaciones de los "malos" ni las atisbamos. Son pérfidos y malignos porque sí, simplemente parece que disfruten con ello.

La evolución de la película nos va conduciendo hacia un mensaje de marxismo elemental para parvulos. La revolución por encima de todo, y quien pacte para conseguir siquiera una pequeña mejora es condenado sin paliativos como traidor y vendido al capitalismo. Esto, aunque infantil y poco trabajado, no tiene que ser malo en si mismo. Lo realmente malo es que no parece que el mensaje lo diga el actor de turno ( y lo dice, como no, en otra escena recurrente en la filmografía del director inglés. La típica asamblea donde se divide a los personajes de forma clara entre ideologicamente correctos y traidores a la causa) sino que éste habla por boca del director.

Eso, es lo que realmente resulta irritante, que Ken Loach tome al espectador por tonto, que nos imponga su ideología y que no deje margen para la reflexión.

Lo mejor: Cillian Murphy
lo peor: Que no da margen a la reflexión